Psalms 92

El Señor, Rey del orbe

1
1. Como observa Vaccari y lo mismo Páramo y otros, este Salmo ‘es el primero de una serie de ocho himnos, hasta el Salmo 99 inclusive, que cantan a Dios como Rey de todo el mundo, y que poniéndose en aquel momento ideal en que Él será reconocido como rey por todos los pueblos, aclaman su subida al trono’. De ahí que ‘la aclamación que empieza por esas palabras vibrantes, va a continuar hasta el Salmo 99: Aclamad al Señor, tierras todas (Dom Puniet). Reina Yahvé: Literalmente sería, como otros vierten: Yahvé se ha hecho Rey, o ha empezado a reinar; muestra el día en que Dios adquiere una cualidad nueva: la de rey, y ‘se adorna con las aparatosas investiduras que suelen estos llevar en su coronación’ (Bover-Cantera). Con iguales palabras empiezan los Salmos 96 y 98, proféticos y mesiánicos, que ofrecen muchos datos para la interpretación del presente, lo mismo que los Salmos 44, 71 y 109. ‘Los Santos Padres, lo mismo que los rabinos judíos, lo aplicaban generalmente a la época del Mesías’, pues el poema ‘muy rico en pensamientos no obstante su brevedad, y que abre una notable serie de Salmos teocráticos, nos muestra por anticipación al Señor reinando sobre la tierra entera y celebra esa realeza perfecta’ (Fillion). El Salmo se reza hoy en los Laudes del domingo; antiguamente se cantaba, como observa Puniet, en las Vísperas del sábado, conforme al epígrafe que lleva en la Vulgata. Se ha revestido, etc.: Calès señala una relación con Isaías 51, 9 y 52, 7. Cf. Salmo 64, 7. Se ciñe las armas: así también Páramo. Cf. Salmo 44, 4. Da estabilidad, etc.: Véase sobre esto II Pedro 3, 10-13; Isaías 65, 17; 66, 22; Apocalipsis 21, 1.
Reina Yahvé;
se ha revestido de majestad.
El Señor se reviste de poder,
se ciñe las armas;
da estabilidad al orbe de la tierra,
que no se moverá.
2
2. “Se describe su ascensión al trono y el acto de ser reconocido y aclamado por todos los pueblos” (Páramo). Véase Lucas 1, 32; Daniel 7, 14 y 27; Salmo 79, 18; Isaías 9, 7; Apocalipsis 5, 9 s. Fijado está etc.: Así también Desnoyers, Puniet, Ubach, etc., como LXX y Vulgata. El Rey existe desde toda la eternidad como Persona divina, pero no habrá tomado posesión del Reino sino en el tiempo fijado por Dios. Calès hace notar que entre los exégetas antiguos y modernos, son muchos los que lo han aplicado al Reino de Cristo, viéndolo de distinta manera: unos “en su Iglesia militante como triunfadora de los reyes de la tierra, de los rebeldes y de los perseguidores; otros, en la Iglesia triunfante, cuando la justicia y la paz hayan sido adecuada y definitivamente establecidas por el juicio final”. El P. Callan anota que “el salmista aclama la soberanía de Yahvé no solo sobre Israel sino sobre todo el mundo” y que después de haber sido humillado y cruelmente perseguido, Israel, “ahora el Señor ha intervenido y rescatado a su pueblo de sus acérrimos enemigos”. Cf. Salmo 71, 11 y nota; 2, 6-8; 109, 1-3; Hechos 1, 7; Lucas 19, 11-27; Apocalipsis 11, 15 y 17; 19, 6. La Biblia de Sales, comentando este último texto del Apocalipsis, después de señalar la caída de Babilonia, pone la siguiente nota de Martini: “Según nuestra manera de entender, Dios comienza a reinar y a ejercitar el sempiterno y absoluto imperio que tiene sobre todas las cosas, solamente cuando, ejecutadas sus venganzas y castigados los enemigos, demuestra contra estos su absoluta potestad no menos que su generosa bondad hacia los elegidos reunidos en su reino por todos los siglos.”
Fijado está tu trono desde ese tiempo;
Tú eres desde la eternidad.
3Alzan los ríos, Yahvé,
alzan los ríos su voz;
alzan las olas su fragor.
4
4. Pero, más poderoso, etc.: Así también Vaccari, Páramo, y otros. Cf. S. 97, 7 s.; Habacuc 3, 8-13; Lucas 21, 25.
Pero, más poderoso
que la voz de las muchas aguas,
más poderoso que el oleaje del mar,
es Yahvé en las alturas.
5
5. Tus testimonios, etc.: En sentido doctrinal; porque nada es más fiel que la divina Palabra (Salmo 18, 8), justificada en sí misma (ibíd. versículo 10) y que no necesita testimonio de los hombres (Juan 5, 34 ss.). El sentido profético, concorde con el contexto, y confirmado según Gramática en Apocalipsis 19, 9 y 22, 6, indica la fidelidad firmísima de estos anuncios sobre los tiempos en que Dios grabará su Ley en los corazones y todos los conocerán (cf. Jeremías 31, 31-34, citado en Hebreos 8, 8-11 y en 10, 16 s.). La casa de Dios cuya santidad se anuncia es, dice Ubach, el Templo de Jerusalén. Calès se pregunta si se alude al de Salomón o de Zorobabel; pero, como dice Vaccari, se trata de un templo que ya no será violado como lo fueron esos dos, y cuya santidad quedará confirmada para siempre (Isaías 11, 9; 65, 24; Ezequiel 37, 28; 40, 1 y note). Cf. también Apocalipsis 19, 6-9 donde vemos que la esposa del Cordero será santa en todos sus miembros porque se habrá preparado para las Bodas.
Tus testimonios, Yahvé, son segurísimos;
corresponde a tu casa la santidad
por toda la duración de los tiempos.
Copyright information for SpaPlatense