oMat. 5:16; 15:31; Mar. 2:12; Luc. 2:20; 5:25, 26; 7:16; 13:13; 17:15; 23:47; Juan 15:8; Hech. 4:21; 11:18; 21:20; 2 Cor. 9:13; Gál. 1:24
Matthew 9
Capítulo 9
Curación de un paralítico
1Y subiendo Jesús en una barca, pasó al otro lado y llegó a su ciudad a. 2 bY ▼▼Lit., Y he aquí
le trajeron un paralítico echado en una camilla; y Jesús, viendo la fe de ellos, dijo al paralítico d: Anímate e, hijo, tus pecados te son perdonados f. 3Y ▼▼Lit., Y he aquí
algunos de los escribas decían para sí ▼▼Lit., dentro de sí
: Este blasfema i. 4Y Jesús, conociendo sus pensamientos j, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? 5Porque, ¿qué es más fácil, decir: «Tus pecados te son perdonados», o decir: «Levántate, y anda k»? 6Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre l tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (entonces dijo* al paralítico m): Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. 7Y él levantándose, se fue a su casa. 8Pero cuando las multitudes vieron esto, sintieron temor ▼▼O, se llenaron de asombro
, y glorificaron a Dios o, que había dado tal poder ▼▼O, autoridad
a los hombres. Llamamiento de Mateo y la cena en su casa
9 qCuando Jesús se fue de allí, vio a un hombre llamado Mateo r, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo*: ¡Sígueme s! Y levantándose, le siguió.10Y sucedió que estando Él sentado ▼
▼Lit., reclinado
a la mesa en la casa, he aquí, muchos recaudadores de impuestos ▼▼O, publicanos; i.e., los que explotaban la recaudación de los impuestos romanos
y pecadores llegaron y se sentaron ▼▼Lit., reclinaron
a la mesa con Jesús y sus discípulos. 11Y cuando vieron esto, los fariseos dijeron a sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los recaudadores de impuestos y pecadores w? 12Al oír Él esto, dijo: Los que están sanos ▼▼Lit., fuertes
no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos y. 13Mas id, y aprended lo que significa z: «Misericordia ▼▼O, Compasión
quiero y no sacrificio ab»; porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores ac. Pregunta sobre el ayuno
14Entonces se le acercaron* los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos ad, pero tus discípulos no ayunan? 15Y Jesús les dijo: ¿Acaso los acompañantes del novio ▼▼Lit., hijos del tálamo
pueden estar de luto mientras el novio está con ellos? Pero vendrán días cuando el novio les será ▼▼Lit., sea
quitado, y entonces ayunarán. 16Y nadie pone un remiendo ▼▼Lit., lo que se pone encima
de tela nueva ▼▼Lit., sin encoger
en un vestido viejo; porque el remiendo ▼▼Lit., lo que llena
al encogerse tira del vestido y se produce una rotura peor. 17Y nadie echa vino nuevo en odres ▼▼I.e., cueros usados como recipientes
viejos, porque entonces ▼▼Lit., y si no
los odres se revientan, el vino se derrama y los odres se pierden; sino que se echa vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan. Curación de una mujer y resurrección de la hija de un oficial
18 alMientras les decía estas cosas, he aquí, vino un oficial ▼▼O, principal
de la sinagoga y se postró delante de Él ▼▼O, le adoró
,
ao, diciendo: Mi hija acaba de morir; pero ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. 19Y levantándose Jesús, lo siguió, y también sus discípulos. 20Y he aquí, una mujer que había estado sufriendo de flujo de sangre por doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto ap; 21pues decía para sí: Si tan solo toco su manto aq, sanaré ▼▼Lit., seré salva
. 22Pero Jesús, volviéndose y viéndola, dijo: Hija, ten ánimo as, tu fe te ha sanado ▼▼Lit., te ha salvado
,
au. Y al instante ▼▼Lit., desde aquella hora
la mujer quedó sana ▼▼Lit., salva
. 23Cuando entró Jesús en la casa del oficial ▼▼O, principal
, y vio a los flautistas ay y al gentío en ruidoso desorden, 24les dijo: Retiraos, porque la niña ▼▼O, muchacha
no ha muerto ba, sino que está dormida. Y se burlaban de Él. 25Pero cuando habían echado fuera a la gente bb, Él entró y la tomó de la mano; y la niña ▼▼O, muchacha
se levantó ▼▼O, fue levantada
,
be. 26Y esta noticia ▼▼Lit., fama
se difundió por toda aquella tierra bg. Curación de dos ciegos y un mudo
27Al irse Jesús de allí, dos ciegos le siguieron, gritando y diciendo: ¡Hijo de David bh, ten misericordia de nosotros! 28Y después de haber entrado en la casa, se acercaron a Él los ciegos, y Jesús les dijo*: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos le respondieron*: Sí, Señor. 29Entonces les tocó los ojos, diciendo: Hágase en vosotros según vuestra fe bi. 30Y se les abrieron los ojos. Y Jesús les advirtió rigurosamente bj, diciendo: Mirad que nadie lo sepa. 31Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella tierra bk.32Y al salir ellos de allí, he aquí, le trajeron un mudo bl endemoniado bm. 33Y después que el demonio había sido expulsado, el mudo habló; y las multitudes se maravillaban, y decían: Jamás se ha visto ▼
▼Lit., ha aparecido
cosa igual en Israel bo. 34Pero los fariseos decían: El echa fuera los demonios por el príncipe de los demonios bp. Ministerio de Jesús
35Y Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos bq, proclamando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia br. 36Y viendo las multitudes bs, tuvo compasión de ellas, porque estaban angustiadas y abatidas como ovejas que no tienen pastor bt. 37Entonces dijo* a sus discípulos: La mies es mucha, pero los obreros pocos bu. 38Por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.
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