a1Rey. 22:2-40: 2Crón. 18:2-34
b1Rey. 15:24
cDt. 4:43; Jos. 21:38; 1Rey. 4:13
d2Rey. 3:7
f1Rey. 18:19
g2Rey. 3:11
h1Rey. 22:6
m1Rey. 22:12
o1Rey. 22:8
rJue. 9:23; 1Sam. 16:14; 18:10; 19:9; Ezq. 14:9; 2Tes. 2:11
sEzq. 14:9
u2Crón. 18:23
v1Rey. 20:30
ab2Crón. 35:22
ac1Rey. 20:1, 16, 24; 2Crón. 18:30
ae2Crón. 35:23
af2Rey. 14:12

1 Kings 22:1-37

Micaías y los falsos profetas

1Pasaron tres años sin que hubiera guerra entre Aram e Israel. 2 aAl tercer año, Josafat, rey de Judá, descendió a visitar al rey de Israel b. 3El rey de Israel dijo a sus siervos: «¿Saben que Ramot de Galaad c nos pertenece, y no estamos haciendo nada para quitarla de mano del rey de Aram?». 4Y le preguntó a Josafat: «¿Quieres venir conmigo a pelear contra Ramot de Galaad?». Respondió Josafat al rey de Israel: «Yo soy como tú, mi pueblo como tu pueblo, mis caballos como tus caballos d».

5Josafat dijo además al rey de Israel: «Te ruego que consultes primero
Lit. como el día.
la palabra del Señor».
6Entonces el rey de Israel reunió a los profetas f, unos 400 hombres, y les dijo: «¿Debo ir a pelear contra Ramot de Galaad o debo desistir?». Y ellos respondieron: «Suba porque el Señor la entregará en manos del rey».

7Pero Josafat dijo: «¿No queda aún aquí algún profeta del Señor, para que lo consultemos g?». 8Y el rey de Israel dijo a Josafat: «Todavía queda un hombre por medio de quien podemos consultar al Señor, pero lo aborrezco, porque no profetiza lo bueno en cuanto a mí, sino lo malo. Es Micaías, hijo de Imla». Pero Josafat dijo: «No hable el rey así». 9Entonces el rey de Israel llamó a un oficial, y le dijo: «Trae pronto a Micaías, hijo de Imla». 10El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, vestidos con sus mantos reales, en la era a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los profetas h estaban profetizando delante de ellos. 11Y Sedequías, hijo de Quenaana, se había hecho unos cuernos i de hierro y decía: «Así dice el Señor: “Con estos acornearás a los arameos hasta acabarlos j”». 12Y todos los profetas profetizaban así: «Suba a Ramot de Galaad y tendrá éxito, pues el Señor la entregará en manos del rey».

13Y el mensajero que fue a llamar a Micaías le dijo: «Mira, las palabras de los profetas son unánimes en favor del rey. Te ruego que tu palabra sea como la palabra de uno de ellos, y que hables favorablemente». 14Pero Micaías dijo: «Vive el Señor k que lo que el Señor me diga, eso hablaré l». 15Cuando llegó al rey, este le dijo: «Micaías, ¿iremos a Ramot de Galaad a pelear, o debemos desistir?». Y él le respondió: «Suba, y tendrá éxito, y el Señor la entregará en manos del rey m».

16Entonces el rey le dijo: «¿Cuántas veces he de tomarte juramento de que no me digas más que la verdad en el nombre del Señor?». 17Micaías respondió:

«Vi a todo Israel

Esparcido por los montes,

Como ovejas sin pastor;

Y el Señor dijo: “Estos no tienen señor,

Que cada uno vuelva a su casa en paz n”».

18Entonces el rey de Israel dijo a Josafat: «¿No te dije que no profetizaría lo bueno acerca de mí, sino lo malo o?». 19Respondió Micaías: «Por tanto, escuche la palabra del Señor. Yo vi al Señor sentado en Su trono p, y todo el ejército de los cielos estaba junto a Él q, a Su derecha y a Su izquierda. 20»Y el Señor dijo: “¿Quién persuadirá a Acab para que suba y caiga en Ramot de Galaad?”. Y uno decía de una manera, y otro de otra. 21»Entonces un espíritu se adelantó, y se puso delante del Señor, y dijo: “Yo lo persuadiré”. 22»El Señor le preguntó: “¿Cómo?”. Y él respondió: “Saldré y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas r”. Entonces Él dijo: “Lo persuadirás y también prevalecerás. Ve y hazlo así”. 23»Y ahora el Señor ya ha puesto un espíritu de mentira en boca de todos estos sus profetas; pues el Señor ha decretado el mal contra usted s».

24Entonces se acercó Sedequías, hijo de Quenaana t, y golpeó a Micaías en la mejilla y dijo: «¿Cómo es que el Espíritu del Señor pasó de mí para hablarte a ti u?». 25Respondió Micaías: «Tú mismo lo verás aquel día en que entres en un aposento interior para esconderte v». 26Entonces el rey de Israel dijo: «Toma a Micaías y llévaselo a Amón, gobernador de la ciudad, y a Joás, hijo del rey, 27y dile: “Así dice el rey: ‘Echen a este a la cárcel, y aliméntenlo con poco pan y poca agua
Lit. con pan de aflicción y agua de aflicción.
hasta que yo vuelva en paz x’”».
28Micaías le respondió: «Si en verdad vuelves en paz, el Señor no ha hablado por mí y». Y añadió: «Oigan, pueblos todos z».

29El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, subieron contra Ramot de Galaad aa. 30Y el rey de Israel dijo a Josafat: «Yo me disfrazaré para entrar en la batalla ab, pero tú ponte tus ropas reales». El rey de Israel se disfrazó y entró en la batalla. 31Pero el rey de Aram había ordenado a los treinta y dos capitanes de sus carros, diciendo: «No peleen contra chico ni contra grande, sino solo contra el rey de Israel ac». 32Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: «Ciertamente este es el rey de Israel», y se desviaron para pelear contra él, pero Josafat gritó. 33Al ver los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, dejaron de perseguirlo.

Muerte de Acab

34Un hombre disparó su arco al azar e hirió al rey de Israel por entre la juntura de la armadura. Y él dijo a su cochero: «Da la vuelta
Lit. Vuelve tu mano.
y sácame de la batalla, pues estoy gravemente herido ae».
35Pero la batalla arreció aquel día, y el rey fue sostenido en su carro frente a los arameos y al atardecer murió. La sangre de la herida corría hasta el fondo del carro. 36A la puesta del sol, pasó un grito por el ejército que decía: «Cada hombre a su ciudad y cada uno a su tierra af».

37Pues el rey había muerto. Y fue llevado a Samaria, y sepultaron al rey en Samaria.
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