aiDan. 7:13; Mat. 9:6; 12:8, 32, 40; 13:41; 16:13, 27, 28; 17:9; 19:28; 26:64; Mar. 8:38; Luc. 12:8; 18:8; 21:36; Juan 1:51; 3:13, 14; 6:27; 12:34; Hech. 7:56
Matthew 8
Capítulo 8
Curación de un leproso
1Cuando Jesús bajó del monte, grandes multitudes lo seguían. 2 aY se acercó un leproso y se postró ante Él ▼▼O le adoró.
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c, diciendo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme». 3Extendiendo Jesús la mano, lo tocó, diciendo: «Quiero; sé limpio». Y al instante quedó limpio de su lepra ▼▼Lit. su lepra fue limpiada.
,
e. 4Entonces Jesús le dijo*: «Mira, no se lo digas a nadie f, sino ve g, muéstrate al sacerdote h y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio a ellos». Jesús sana al criado del centurión
5 iAl entrar Jesús en Capernaúm, se acercó un centurión y le suplicó: 6«Señor, mi criado ▼▼Lit. muchacho.
está postrado en casa, paralítico k, sufriendo mucho ▼▼Lit. terriblemente atormentado.
». 7Y Jesús le dijo*: «Yo iré y lo sanaré». 8Pero el centurión respondió: «Señor, no soy digno de que Tú entres bajo mi techo; solamente di la palabra ▼
▼Lit. di con una palabra.
y mi criado ▼▼Lit. muchacho.
quedará sano. 9»Porque yo también soy hombre bajo autoridad o, con ▼▼Lit. teniendo.
soldados a mis órdenes ▼▼Lit. debajo de mí.
; y digo a este: “Ve”, y va; y al otro: “Ven”, y viene; y a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace». 10Al oírlo Jesús, se maravilló y dijo a los que lo seguían: «En verdad les digo que en Israel ▼
▼Algunos mss. antiguos dicen: ni en Israel.
no he hallado en nadie una fe tan grande. 11»Y les digo que vendrán muchos del oriente y del occidente s, y se sentarán ▼▼Lit. se recostarán.
a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos. 12»Pero los hijos del reino u serán arrojados a las tinieblas de afuera v; allí será el llanto y el crujir de dientes w». 13Entonces Jesús dijo al centurión: «Vete; así como has creído x, te sea hecho». Y el criado ▼
▼Lit. muchacho.
fue sanado en esa misma hora. Jesús sana a la suegra de Pedro y a muchos otros
14 zCuando Jesús llegó a casa de Pedro, vio a la suegra de este ▼▼Lit. él.
que estaba en cama ▼▼Lit. postrada y.
con fiebre. 15Le tocó la mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó y le servía. 16Y al atardecer, le trajeron muchos endemoniados ac; y expulsó a los espíritus con Su palabra, y sanó a todos los que estaban enfermos ad, 17para que se cumpliera lo que fue dicho por medio del profeta Isaías cuando dijo: «Él tomó nuestras flaquezas y llevó ▼
▼O cargó con.
nuestras enfermedades af». Lo que demanda el discipulado
18Viendo Jesús una multitud a Su alrededor, dio orden ag de pasar al otro lado del mar. 19 ahY un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas». 20Jesús le respondió*: «Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre ai no tiene dónde recostar la cabeza». 21Otro de los discípulos le dijo: «Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre». 22Pero Jesús le contestó*: «Ven tras Mí, y deja que los muertos entierren a sus muertos aj».Jesús calma la tempestad
23 akCuando entró Jesús ▼▼Lit. Él.
en la barca, Sus discípulos lo siguieron. 24Y de pronto se desató una gran tormenta ▼▼Lit. un sacudimiento.
en el mar de Galilea, de modo que las olas cubrían la barca; pero Jesús estaba dormido. 25Llegándose a Él, lo despertaron, diciendo: «¡Señor, sálvanos an, que perecemos!». 26Y Él les contestó*: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe ao?». Entonces Jesús se levantó, reprendió a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. 27Los hombres se maravillaron, y decían: «¿Quién es Este, que aun los vientos y el mar lo obedecen?».
Los endemoniados gadarenos
28 apAl llegar Jesús al otro lado, a la tierra de los gadarenos, fueron a Su encuentro dos endemoniados aq que salían de los sepulcros, violentos en extremo, de manera que nadie podía pasar por aquel camino. 29Y gritaron: «¿Qué hay entre Tú y nosotros, Hijo de Dios ar? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes del tiempo ▼▼I.e. designado para el juicio.
?». 30A cierta distancia de ellos estaba paciendo una manada de muchos cerdos; 31y los demonios le rogaban: «Si vas a echarnos fuera, mándanos a la manada de cerdos». 32«¡Vayan!», les dijo Jesús. Y ellos salieron y entraron en los cerdos; y la manada entera se precipitó por un despeñadero al mar, y perecieron en las aguas.
33Los que cuidaban la manada huyeron; y fueron a la ciudad y lo contaron todo, incluso ▼
▼Lit. y.
lo de los endemoniados au. 34Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando lo vieron, le rogaron que se fuera de su región av.
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