‏ 1 Maccabees 10

Jonatás recibe grandes favores de parte del rey Demetrio

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1. En el año 152 a. C. según nuestra era. Se trata aquí de Alejandro Balas, de origen humilde, que se hizo pasar por hijo de Antíoco Epífanes.
El año ciento sesenta Alejandro, hijo de Antíoco el ilustre, subió a ocupar a Tolemaida, y fue recibido, y empezó allí a reinar.
2Así que lo supo el rey Demetrio, levantó un poderoso ejército, y marchó a pelear contra él. 3Envió también una carta a Jonatás llena de paz y de grandes elogios. 4Porque pensó: Anticipémonos a hacer con él la paz, antes que la haga con Alejandro en daño nuestro; 5pues él se acordará de los males que le hemos hecho tanto a él como a su hermano y a su nación. 6Le dio facultad para levantar un ejército y fabricar armas; le declaró su aliado, y mandó que se le entregasen los que estaban en rehenes en el alcázar.

Reedificación y fortificación de la ciudad

7Entonces Jonatás pasó a Jerusalén, y leyó las cartas delante de todo el pueblo, y de los que estaban en el alcázar; 8y se intimidaron estos en gran manera al oír que el rey le daba facultad de levantar un ejército. 9Se entregaron luego a Jonatás los rehenes, el cual los volvió a sus padres. 10
10. No solo la ciudad sino también el Templo había sufrido mucho. Cf. 6, 62; 9, 54. Véase versículos 39 ss.
Fijó Jonatás su residencia en Jerusalén, y comenzó a reedificar y restaurar la ciudad.
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11. Monte Sión: Véase 4, 37 y nota.
Y mandó a los arquitectos que levantasen una muralla de piedras cuadradas alrededor del monte Sión, para que quedase bien fortificado; y así lo hicieron.
12Entonces los extranjeros que estaban en las fortalezas construidas por Báquides, huyeron, 13y abandonando sus puestos se fue cada cual a su país. 14Solo en Betsura quedaron algunos de aquellos que habían abandonado la Ley y los preceptos de Dios; porque esta fortaleza era su refugio.

El pretendiente Alejandro nombra a Jonatás sumo sacerdote

15Entretanto llegaron a oídos de Alejandro las promesas que Demetrio había hecho a Jonatás, y le contaron las batallas y acciones gloriosas de Jonatás y de sus hermanos, y los trabajos que habían padecido. 16Y dijo: “¿Podrá haber acaso otro varón como este? Pensemos, pues, en hacerle nuestro amigo y aliado”. 17Con esta mira le escribió, enviándole una carta concebida en los términos siguientes: 18“El rey Alejandro a su hermano Jonatás, salud: 19Hemos sabido que eres un hombre de valor, y digno de ser nuestro amigo. 20
20. Amigo del rey: Véase 2, 18 y nota. La vestidura de púrpura y la corona de oro son regalos con que se obsequiaba a los reyes. Alejandro Balas, reconoce con esto virtualmente la independencia del pequeño pueblo judío.
Por lo tanto, te constituimos hoy Sumo Sacerdote de tu nación, y queremos además que tengas el título de amigo del rey, y que tus intereses estén unidos a los nuestros, y que conserves amistad con nosotros”. Y le envió la vestidura de púrpura y la corona de oro.
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21. Estola santa: ornamento distintivo del Sumo Sacerdote. Sobre la magnificencia de los ornamentos del Sumo Sacerdote véase Eclesiástico 45, 8 ss. Cf. Éxodo 28, 4 ss.; 39, 2 ss.; Levítico 8, 7 ss. La silla del Pontífice estaba vacante desde la muerte de Alcimo (9, 56). Jonatás, por ser sacerdote, pertenecía a la casa de Aarón; sin embargo, en sentido estricto, no le correspondía la dignidad de Sumo Sacerdote. Pero no había otro después de la muerte de Onías y la huida de su hijo a Egipto.
En efecto, en el séptimo mes del año ciento sesenta, Jonatás se vistió la estola santa, en el día solemne de los tabernáculos; y levantó un ejército, e hizo fabricar gran multitud de armas.

Demetrio promete nuevos y grandes favores

22Así que supo Demetrio estas cosas se entristeció sobremanera, y dijo: 23“¿Cómo hemos dado lugar a que Alejandro se nos haya adelantado en conciliar la amistad de los judíos para fortalecer su partido? 24Voy yo también a escribirles cortésmente, ofreciéndoles dignidades y dádivas, para empeñarlos a unirse conmigo en mi auxilio”. 25Y les escribió en estos términos: “El rey Demetrio a la nación de los judíos, salud: 26
26. Nótese el contraste entre esta diplomacia hipócrita, frecuente en todos los tiempos, y la que señalamos en 8, 23. Así también los judíos no creyeron en tales promesas (versículo 46).
Hemos sabido, con mucho placer, que habéis mantenido la alianza que teníais hecha con nosotros; y que sois constantes en nuestra amistad, sin haberos coligado con nuestros enemigos.
27Perseverad como hasta aquí, guardándonos la misma fidelidad, y os recompensaremos ampliamente lo que habéis hecho por nosotros. 28Os perdonaremos muchos impuestos, y os haremos muchas gracias. 29
29. Las coronas: Véase versículo 20. Corona significa aquí una clase de impuestos, que se pagaba en forma de una corona de oro o en el valor respectivo.
Desde ahora a vosotros y a todos los judíos os eximo de tributos; os condono los impuestos sobre la sal; os perdono las coronas y la tercera parte de la simiente.
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30. Las tres ciudades incorporadas a Judea son: Efrén, Lydda. Ramatain (cf. 11, 34, texto griego). Pertenecían antes a Samaria. La palabra Galilea está de más.
Además os cedo, desde hoy en adelante, la mitad de los frutos de los árboles, que me corresponde, por lo cual no se exigirá más de la tierra de Judá, ni tampoco de las tres ciudades de Samaria y de Galilea que se le han agregado; y así será desde hoy para siempre.

31Quiero también que Jerusalén sea santa, y que quede libre con todo su territorio, y que los diezmos y tributos sean para ella. 32
32. Esta ciudadela había sido motivo de constantes dificultades para los judíos (cf. 1, 35-39; 4, 41; 6, 18, etc.). Ahora se la ofrecían al Sumo Sacerdote que era también jefe del poder civil (cf. versículo 38).
Os entrego también el alcázar de Jerusalén, y se lo doy al Sumo Sacerdote para que ponga en él la gente que él mismo escogiere para su defensa.
33Concedo además gratuitamente la libertad a todos los judíos que se trajeron cautivos de la tierra de Judá, en cualquier parte de mi reino que se hallen, eximiéndolos de pagar tributos por sí y también por sus ganados. 34
34. Los días solemnes: las tres fiestas principales eran Pascua, Pentecostés y la fiesta de los Tabernáculos, en las cuales los judíos tenían que peregrinar a Jerusalén. Cf. Éxodo 12, 1 ss.; 23, 16; 34, 22; 33, 16; Levítico 23, 33 ss. Además se celebraba el gran día de la Expiación (Levítico capítulo 16), la fiesta de Purim (Ester 9, 17 ss.) y probablemente también la fiesta de la Purificación del Templo (4, 52-59). Sobre los sábados véase Éxodo 20, 11; Levítico 23, 3; Números 28, 9 s.; IV Reyes 4, 23; sobre las neomenias véase Números 28, 11 ss.; Isaías 1, 13; 66, 3; Ez. 48, 3.
Todos los días solemnes, los sábados, las neomenias y los días establecidos, y los tres días antes y después de una fiesta solemne, sean días de inmunidad y de libertad para todos los judíos que hay en mi reino;
35de modo que nadie podrá proceder contra ellos, ni llamarlos a juicio por ningún motivo.

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36. Gran rey: Los reyes de Siria solían llamarse así a ejemplo de los de Nínive, Babilonia y Persia (IV Reyes 18, 28; Isaías 36, 4, etc.). En el griego se lee simplemente: el rey.
Sean también admitidos en el ejército del rey hasta treinta mil judíos, los cuales serán mantenidos de igual modo que todas las tropas reales, y se echará mano de ellos para ponerlos de guarnición en las fortalezas del gran rey.

37Igualmente se escogerán de estos algunas personas, a las cuales se encarguen los negocios del reino que exigen gran confianza. Sus jefes serán elegidos de entre ellos mismos, y vivirán conforme a sus leyes, según el rey ha ordenado para el país de Judá.

38Repútense asimismo en un todo, como la misma Judea, las tres ciudades de la provincia de Samaria incorporadas a Judea, de suerte que no dependan más que de un jefe, ni reconozcan otra potestad que la del Sumo Sacerdote.

39Hago donación de Tolemaida con su territorio al Templo de Jerusalén para los gastos necesarios del Santuario; 40
40. Un siclo pesaba 8,19 gramos; el siclo sagrado o del Templo 16,83 gr.
y le consigno todos los años quince mil siclos de plata de los derechos reales que me pertenecen.
41Y todo aquello que ha quedado atrasado, y han dejado de pagar mis administradores en los años precedentes, se entregará desde ahora para la reparación del Templo. 42
42. Pertenecerán a los sacerdotes: Parece haber aquí una intención de soborno a estos, si se considera lo que habían resuelto los reyes Joás (IV Reyes 12, 4 ss.) y Josías (IV Reyes 22, 4 ss.).
Y por lo que hace a los cinco mil siclos de plata que aquellos recaudaban cada año por cuenta de las rentas del Santuario, también pertenecerán estos a los sacerdotes que están ejerciendo las funciones de su ministerio.

43Asimismo todos aquellos que, siendo responsables al rey, por cualquier motivo que sea se refugiaren en el Templo de Jerusalén, o en cualquier parte de su recinto, quedarán inmunes, y gozarán libremente de todos los bienes que posean en mi reino. 44Y el gasto de lo que se edifique o repare en el Santuario correrá por cuenta del rey; 45como también lo que se gaste para restaurar los muros de Jerusalén, y fortificarlos por todo alrededor, y para las murallas que deben levantarse en Judea.

Jonatás desconfía del rey Demetrio y presta su ayuda a Alejandro

46Habiendo oído Jonatás y el pueblo estas proposiciones, no las creyeron sinceras, ni las quisieron aceptar; porque se acordaban de los grandes males que había hecho en Israel, y cuan duramente los había oprimido. 47Y así se inclinaron más bien a complacer a Alejandro, pues había sido el primero que les había hablado de paz, y con efecto le auxiliaron constantemente.

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48 ss. Vemos cómo los jefes del pueblo y los mismos reyes jugaban entonces su vida en las batallas. Si hoy fuera así, quizás habría menos guerras…
En esto, juntó el rey Alejandro un grande ejército, y marchó con sus tropas contra Demetrio.
49Y se dieron la batalla ambos reyes; y habiendo sido puestas en fuga las tropas de Demetrio las fue siguiendo Alejandro, y cargó sobre ellas. 50
50. Demetrio reinó doce años (162-150), Alejandro Balas, cinco años (150-145).
Fue muy recio el combate, hasta ponerse el sol; y murió Demetrio en aquel día.

Alianza de Alejandro con Egipto

51Después de esto Alejandro envió sus embajadores a Ptolomeo, rey de Egipto, para que le dijesen: 52“Puesto que he vuelto a mi reino, y me hallo sentado en el trono de mis padres, y he recobrado mis estados, y entrado en posesión de mis dominios con la derrota de Demetrio, 53a quien deshice en batalla campal, por cuyo motivo ocupo el trono que él poseía; 54establezcamos ahora entre nosotros una mutua amistad; y concédeme por esposa a tu hija, con lo cual seré yo tu yerno, y te presentaré tanto a ti como a ella regalos dignos de tu persona.”

55A lo que el rey Ptolomeo respondió diciendo: “¡Bendito sea el día en que has vuelto a entrar en la tierra de tus padres, y te has sentado en el trono de su reino! 56Yo estoy pronto a concederte lo que me has escrito; mas ven hasta Tolemaida, para que nos veamos allí ambos, y te entregue yo mi hija por esposa, conforme me pides.”

57
57 ss. Cleopatra: Nombre frecuente entre las princesas sirias y egipcias. No es esta la hermosa reina de Egipto, amante de César y de Marco Antonio, que se suicidó el año 30 a. C.
Partió Ptolomeo de Egipto con su hija Cleopatra, y vino a Tolemaida el año ciento sesenta y dos.
58Y fue Alejandro a encontrarla allí; y Ptolomeo le dio su hija Cleopatra por esposa, celebrándose sus bodas en dicha ciudad de Tolemaida, con una magnificencia verdaderamente real.

Jonatás es invitado por Alejandro y colmado de honores

59El rey Alejandro escribió también a Jonatás que viniese a verle; 60y en efecto, habiendo pasado a Tolemaida con grande pompa, visitó a los dos reyes, les presentó mucha plata y oro y regalos, y ellos le recibieron con mucho agrado. 61Entonces algunos hombres corrompidos y malvados de Israel se conjuraron para presentar una acusación contra él; mas el rey no quiso darles oídos. 62Antes bien mandó que a Jonatás le quitasen sus vestidos, y le revistiesen de púrpura. Y así se ejecutó. Después de lo cual, el rey le mandó sentar a su lado.

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63. De modo semejante honró el rey Jerjes a Mardoqueo (Ester 6, 11 ss.). Cf. los honores que el Faraón tributó a José (Génesis 41, 43).
Luego dijo a sus magnates: “Id con él por medio de la ciudad, y haced publicar que nadie por ningún título forme acusación contra él, ni le moleste, sea por cualquier cosa que fuere”.
64Así que los acusadores vieron la honra que se hacía a Jonatás, y lo que se había pregonado, y cómo iba revestido de púrpura, echaron a huir todos. 65El rey le elevó a grandes honores, y le contó entre sus principales amigos. Le hizo general, y le dio parte en el gobierno. 66Después de lo cual se volvió Jonatás a Jerusalén en paz, y lleno de gozo.

Jonatás se apodera de Jope y derrota a Apolonio

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67. En el año 147 a. C., según nuestra era.
El año ciento sesenta y cinco, Demetrio, hijo de Demetrio, vino desde Creta a la tierra de sus padres;
68y habiéndolo sabido el rey Alejandro, tuvo de ello gran pena, y se volvió a Antioquía. 69Y el rey Demetrio hizo general de sus tropas a Apolonio, que era gobernador de la Celesiria, el cual juntó un grande ejército, y se acercó a Jamnia, 70y envió a decir a Jonatás, Sumo Sacerdote, estas palabras: “Tú eres el único que nos haces resistencia; y yo he llegado a ser un objeto de escarnio y oprobio, a causa de que tú te haces fuerte en los montes contra nosotros. 71
71. El valor militar en mí reside . El texto griego dice: Conmigo está la fuerza de las ciudades, es decir, las poderosas ciudades filisteas y fenicias.
Ahora bien si tienes confianza en tus tropas, desciende a la llanura, y mediremos allí nuestras fuerzas; pues el valor militar en mí reside.
72Infórmate, sino, y sabrás quién soy yo, y quiénes son los que vienen en mi ayuda; los cuales dicen que vosotros no podréis sosteneros en nuestra presencia; porque dos veces fueron tus mayores puestos en fuga en su propio país. 73¿Cómo ahora podrás resistir el ímpetu de la caballería y de un ejército tan poderoso en una llanura, donde no hay piedras ni peñas, ni lugar para huir?”

74Así que Jonatás oyó estas palabras de Apolonio, se alteró su ánimo; y escogiendo diez mil hombres, partió de Jerusalén, saliendo a incorporarse con él su hermano Simón para ayudarle. 75
75. Jope, hoy día Jafa, el puerto más cercano a Jerusalén, distante unos 60 kilómetros.
Fueron a acamparse junto a la ciudad de Jope; la cual le cerró las puertas, porque Jope tenía guarnición de Apolonio, y así hubo de ponerla sitio.
76Pero atemorizados los que estaban dentro, le abrieron las puertas, y Jonatás se apoderó de Jope. 77Habiéndolo sabido Apolonio se acercó con tres mil caballos y un ejército numeroso; 78
78. Azoto, situada al sur de Jope, una de las ciudades filisteas; hoy día Esdud.
y marchando como para ir a Azoto, bajó sin perder tiempo a la llanura; pues tenía mucha caballería, en la cual llevaba puesta su confianza. Jonatás le siguió hacia Azoto, y allí se dio la batalla.

79Había dejado Apolonio en el campo, a espaldas de los enemigos, mil caballos en emboscada. 80Supo Jonatás esta emboscada que los enemigos habían dejado a sus espaldas; los cuales le cercaron en su campo, y estuvieron arrojando dardos sobre sus gentes desde la mañana hasta la tarde. 81Pero los de Jonatás se mantuvieron inmobles, conforme él había ordenado; y se fatigó mucho la caballería enemiga. 82Entonces Simón hizo avanzar su gente, y acometió a la infantería, pues la caballería estaba ya cansada, y la derrotó y puso en fuga. 83
83. Dagón era el dios nacional de los filisteos, representado como medio hombre, medio pez. En ese mismo templo de Dagón los filisteos metieron en tiempos de Helí, el Arca que habían quitado a los israelitas, mas al día siguiente Dagón yacía boca abajo en el suelo (I Reyes 5, 2 ss.) y los filisteos sufrieron tanto que devolvieron el Arca. También esta vez Dagón fue incapaz de salvar a sus adoradores.
Los que se dispersaron por el campo, se refugiaron en Azoto, y se metieron en la casa de su ídolo Dagón para salvarse allí.
84Pero Jonatás puso fuego a Azoto, y a las ciudades circunvecinas, después de haberlas saqueado; y abrasó el templo de Dagón con cuantos en él se habían refugiado; 85y entre pasados a cuchillo y quemados, perecieron cerca de ocho mil hombres.

86Levantó luego Jonatás el campo, y se aproximó a Ascalón, cuyos ciudadanos salieron a recibirle con grandes agasajos. 87Después regresó a Jerusalén con sus tropas cargadas de despojos.

88Así que el rey Alejandro supo todos estos sucesos, concedió nuevamente mayores honores a Jonatás, 89
89. La hebilla de oro : condecoración que se llevaba en el hombro para sujetar el manto. Véase 11, 58; 14, 44. Como se ve, Jonatás supo aprovecharse de la guerra civil siria para reforzar su posición. Acarón: una de las cinco ciudades filisteas.
y le envió la hebilla de oro, que se acostumbraba dar a los parientes del rey; y le dio el dominio de Acarón con todo su territorio.
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