‏ 1 Maccabees 12

Renovación de la alianza con los romanos.

1Viendo Jonatás que el tiempo le era favorable, eligió diputados y los envió a Roma, para confirmar y renovar la amistad con los romanos. 2
2. Los lacedemonios o espartanos o laconios, pequeño pueblo griego cuya capital era la ciudad de Esparta. Se habían ganado mucha fama por su valentía y sobriedad. De ahí todavía los adjetivos: espartano y lacónico. En tiempo de los Macabeos, ya no tenían gran importancia política.
E igualmente envió a los lacedemonios y a otros pueblos cartas en todo semejantes.
3Partieron aquellos para Roma y habiéndose presentado al senado, dijeron: Jonatás, Sumo Sacerdote, y la nación de los judíos, nos han enviado a renovar la amistad y alianza, según se hizo en tiempos pasados. 4Y les dieron cartas para los prefectos de cada lugar, a fin de que viajasen con seguridad hasta la Judea.

Carta de Jonatás a los espartanos

5El tenor de la carta que Jonatás escribió a los lacedemonios, es el siguiente: 6
6. Los ancianos o el senado de la nación formaron más tarde el sanhedrín de que habla el Evangelio.
“Jonatás, Sumo Sacerdote, y los ancianos de la nación, y los sacerdotes, y todo el pueblo de los judíos, a los lacedemonios sus hermanos, salud.
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7. Ario I reinó en Esparta de 309 a 265. Onías I, Sumo Sacerdote de 323-300. La carta de Ario fue escrita entre los años 309 y 300.
Ya hace tiempo que Ario, vuestro rey, escribió una carta a Onías, Sumo Sacerdote, en la cual se leía que vosotros sois nuestros hermanos, como se ve por la copia que más abajo se pone.
8Onías recibió con grande honor al enviado, y también sus cartas, en las cuales se hablaba de esta amistad y alianza. 9
9 ss. Sobre esta notable franqueza en el trato internacional véase 8, 23 y nota. Pero sobre todo apreciemos, en un documento de esta especie, la declaración de que en los Libros Santos del Antiguo Testamento (cf. II Macabeos 2, 13 s.) está todo el orgullo y todo el consuelo de Israel, que no necesita de otra cultura literaria, filosófica ni política, pues que la sabiduría le ha sido enseñada por el mismo Dios, quien le ha confiado su revelación (cf. Salmo 147, 8 s. y notas; Romanos 9, 4 s.) y le ha dado aun sus instituciones temporales (cf. Eclesiástico 24, 35 ss. y nota). Véase la Introducción al Cantar de los Cantares sobre la interpretación de Vaccari acerca de la Esposa (Israel) que prefiere como Esposo al Pastor antes que al Rey, despreciando los oropeles perecederos con que aparentemente la aventajaban en ciencias y artes las naciones paganas. Véase también Nehemías 9, 6 ss. y su nota sobre el olvido que hoy suele hacerse de esa fuente bíblica de la cultura para buscar las bases en la antigüedad pagana, llevándonos a un concepto natural y humanista de la virtud, cuyo ideal consistiría en una moral estoica y soberbia, más que en buscar, con infantil sencillez, lo que agrada a ese Dios (cf. 1, 34; 2, 16; 4, 15 y notas) que en la Biblia nos ha mostrado su corazón de Padre (cf. Salmo 102, 13 y nota). Sobre el consuelo de las Escrituras véase también lo que dice San Pablo: “Todas las cosas que han sido escritas, para nuestra enseñanza están escritas, para que por la paciencia y consolación de las Escrituras tengamos la esperanza” (Romanos 15, 4). El encomiador más entusiasta de la Sagrada Escritura, San Crisóstomo, quien por propia experiencia conoció el consuelo de las Letras sagradas, dice: “Sea cual fuere la desgracia que pese sobre el ser humano, en la Escritura encontrará el antídoto adecuado, que ahuyenta todo pesar. Así es necesario no solo oír las lecturas en la iglesia, sino leerla también en casa y hacer que la lectura sea provechosa” (Homilía 29 in Génesis).
Y aunque nosotros no teníamos necesidad de nada de eso, teniendo como tenemos en nuestras manos para consuelo nuestro, los libros santos;
10con todo, hemos querido enviar a renovar con vosotros esta amistad y unión fraternal; no sea que os parezca que nos hemos alejado de vosotros; porque ha transcurrido ya mucho tiempo desde que nos enviasteis aquella embajada.

11Nosotros en todo este intermedio jamás hemos dejado de hacer conmemoración de vosotros en los sacrificios que ofrecemos en los días solemnes, y en los demás que corresponde, y en todas nuestras oraciones, pues es justo y debido acordarse de los hermanos. 12
12. Esta frase, en latín, ha quedado como una fórmula proverbial de felicitación: “Laetamur de gloria vestra.”
Nos regocijamos de la gloria que disfrutáis.
13Mas por lo que hace a nosotros, hemos sufrido grandes aflicciones y muchas guerras, habiéndonos acometido los reyes circunvecinos. 14Sin embargo, en estas guerras no hemos querido cansaros ni a vosotros ni a ninguno de los demás aliados y amigos; 15pues hemos recibido el socorro del cielo, con el cual hemos sido librados nosotros, y humillados nuestros enemigos.

16Por tanto, habiendo elegido a Numenio, hijo de Antíoco, y a Antípatro, hijo de Jasón, para enviarlos a los romanos, a fin de renovar con ellos la antigua amistad y alianza; 17les hemos dado también la orden de pasar a veros y a saludaros de nuestra parte, y llevaros esta nuestra carta, cuyo objeto es el renovar nuestra unión fraternal. 18Y así nos haréis un favor respondiéndonos sobre su contenido.”

Carta de Ario de Esparta al Sumo Sacerdote Onías

19Este es el traslado de la carta escrita a Onías: 20“Ario, rey de los lacedemonios, a Onías, Sumo Sacerdote, salud. 21
21. La historia nada sabe de una consanguinidad entre los judíos y los lacedemonios. El autor sagrado repite simplemente el texto de la carta del rey Ario.
Se ha encontrado en cierta escritura que los lacedemonios y los judíos son hermanos, y que son todos del linaje de Abrahán.
22Por tanto, ahora que hemos descubierto esta noticia, nos haréis el gusto de escribirnos si gozáis de paz. 23Pues nosotros, desde luego, os respondemos: Nuestros ganados y nuestros bienes, vuestros son, y nuestros los vuestros; y esto es lo que les encargamos que os digan.

Nueva expedición de Jonatás contra Demetrio

24Entretanto, supo Jonatás que los generales de Demetrio habían vuelto contra él, con un ejército mucho mayor que antes. 25
25. Amat, o sea, Hamat (Emat), ciudad de Siria, a orillas del río Orontes.
Con esto partió de Jerusalén, y fue a salirse al encuentro en el país de Amat, para no darles tiempo de entrar en su tierra;
26y enviando espías a reconocer su campo, volvieron estos con la noticia de que los enemigos habían resuelto sorprenderles aquella noche. 27Con esto Jonatás, puesto que fue el sol, mandó a su gente que estuviese alerta toda la noche, y sobre las armas, prontos para la batalla, y puso centinelas alrededor del campamento. 28Pero cuando los enemigos supieron que Jonatás estaba preparado con sus tropas para la batalla, temieron y huyeron despavoridos, dejando encendidos fuegos en su campamento. 29Mas Jonatás y su tropa, por lo mismo que veían los fuegos encendidos, no lo conocieron hasta la mañana. 30Bien que fue después en su seguimiento, no los pudo alcanzar, pues habían pasado ya el río Eleutero.

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31. Los zabadeos, tribu árabe que vivía, como se cree, en las cercanías de Damasco.
Entonces convirtió Jonatás sus armas contra los árabes llamados zabadeos, a quienes derrotó y tomó sus despojos;
32y reunida su gente fue a Damasco, y anduvo por todo aquel país.

Los judíos se apoderan de Jope

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33. Cf. 10, 75 y 86.
Entretanto, Simón marchó y llegó hasta la ciudad de Ascalón y las fortalezas vecinas; y dirigiéndose a Jope se apoderó de ella,
34pues había sabido que los de aquella ciudad querían entregar la plaza a los partidarios de Demetrio, y le puso guarnición para que la custodiase.

Fortificación de Jerusalén

35Habiendo vuelto Jonatás, convoco a los ancianos del pueblo, y de acuerdo con ellos resolvió construir fortalezas en Judea, 36reedificar los muros de Jerusalén, y levantar una muralla de grande altura entre el alcázar y la ciudad, para separar aquel de esta, de modo que el alcázar quedase aislado, y los de dentro no pudiesen comprar ni vender ninguna cosa. 37
37. El torrente hacia el oriente: el torrente Cedrón, al oriente de Jerusalén. Cafeteta, en griego Cafenata, lugar desconocido.
Se reunió la gente para reedificar la ciudad, y hallándose caída la muralla que estaba sobre el torrente hacia el oriente, la levantó Jonatás, la cual se llama Cafeteta.
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38. La Sefelá: la llanura al oeste de Judea, entre esta y el Mediterráneo. Adiada, hoy día El Hadite, al oeste de Jerusalén.
Simón también construyó a Adiada, en la Sefelá, y la fortificó, y la aseguró con puertas y barras.

Trifón engaña a Jonatás

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39. Este perverso aventurero consiguió cuanto se proponía, como el personaje de Daniel 11, 36. Véase 13, 32 y nota.
Por este tiempo proyectó Trifón hacerse rey de Asia, y ceñirse la corona, y quitar la vida al rey Antíoco.
40Mas temiendo que Jonatás le sería contrario y le declararía la guerra, andaba buscando medios para apoderarse de él y quitarle la vida. Fuese, pues, a Betsán, levantando su campamento.

41Pero Jonatás le salió al encuentro con cuarenta mil hombres de tropa escogida, para darle batalla y fue a Betsán. 42Y cuando Trifón vio que Jonatás había ido contra él con tan poderoso ejército, entró en miedo; 43y así le recibió con agasajo, y le recomendó a todos sus amigos; le hizo varios regalos y mandó a todo su ejército que le obedeciese como a su propia persona. 44Dijo luego a Jonatás: “¿Por qué has cansado a toda esa tu gente, no habiendo guerra entre nosotros? 45Ahora bien, despáchalos a sus casas, y escoge solamente algunos pocos de entre ellos que te acompañen, y vente conmigo a Tolemaida, y yo te haré dueño de ella, y de las demás fortalezas, y del ejército, y de todos los encargados del gobierno; ejecutado lo cual, me volveré, pues para eso he venido aquí.”

Jonatás en manos de los enemigos

46Le dio crédito Jonatás, y haciendo lo que le dijo, licenció sus tropas, que se volvieron a la tierra de Judá, 47reteniendo consigo tres mil hombres, de los cuales envió dos mil a Galilea, y mil le acompañaron. 48Mas apenas Jonatás hubo entrado en Tolemaida, cerraron sus habitantes las puertas de la ciudad, y le prendieron; y pasaron a cuchillo a todos los que con él habían entrado.

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49. La gran llanura es la llanura de Esdrelón o Jesreel, llamada también de Megiddó.
Y Trifón envió su infantería y caballería a Galilea y a su gran llanura para acabar con todos los soldados que habían acompañado a Jonatás.
50Pero estos, oyendo decir que habían apresado a Jonatás, y que había sido muerto con cuantos le acompañaban, se animaron los unos a los otros, y se presentaron con denuedo para pelear. 51Y viendo los que les iban persiguiendo, que estaban resueltos a vender muy caras sus vidas, se volvieron. 52
52. El duelo era prematuro, porque Jonatás murió más tarde. Su muerte se narra en 13, 23.
De esta suerte siguieron su camino, regresando todos felizmente a Judea, donde hicieron gran duelo por Jonatás, y por los que le habían acompañado; y le lloró Israel amargamente.

53Entonces todas las naciones circunvecinas intentaron abatirlos. Porque dijeron: 54“No tienen caudillo, ni quien los socorra; ahora es tiempo de echarnos sobre ellos, y de borrar su memoria de entre los hombres.”
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