‏ 1 Maccabees 14

Reina paz y prosperidad en Israel

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1. El año 172 de la era de los Seléucidas corresponde al año 140 a. C.
EI año ciento setenta y dos juntó el rey Demetrio su ejército, y pasó a la Media para recoger allí socorros, a fin de hacer la guerra a Trifón.
2
2. Arsaces, nombre común de los reyes partos. Aquí se trata de Arsaces VI que lleva el nombre de Mitridates I.
Mas luego que Arsaces, rey de Persia y de Media, tuvo noticia de que Demetrio había invadido sus estados, envió a uno de sus generales para que le prendiese y se le trajese vivo.
3Marchó este general, y derrotando al ejército de Demetrio, tomó preso a este y le condujo a Arsaces, quien le hizo poner en prisión.

4
4. Disfrutó de reposo: “El elogio, bellísimo, que se hace de Simón es en gran parte rítmico. Pero no es el paralelismo siempre tan claro en el elogio para que nos atrevamos a darle tipográficamente forma poética” (Bover-Cantera).
Todo el país de Judá disfrutó de reposo durante los días de Simón,

no cuidaba este de otra cosa que de hacer bien a su pueblo;

el cual miró siempre con placer su gobierno

y la gloria de que gozaba.

5A más de otros muchos hechos gloriosos

habiendo tomado a Jope,

hizo de ella un puerto que sirviese de escala para los países marítimos.

6Extendió los límites de su nación,

y se hizo dueño del país.

7
7. El alcázar: la ciudadela de Jerusalén. Véase 4, 41 y nota; 13, 49 ss. Cazara, es decir, Guécer (cf. 13, 43 y nota). Betsura, cf. 11, 65 s.
Reunió también un gran número de cautivos,

tomó a Gazara, a Betsura, y el alcázar,

y quitó de allí las inmundicias,

y no había nadie que le contrarrestase.

8Cada uno cultivaba entonces pacíficamente su tierra;

y el país de Judá daba cosechas,

y frutos los árboles de los campos.

9Sentados todos los ancianos en las plazas,

trataban de lo que era allí útil y ventajoso al país,

y se engalanaba la juventud con ricos vestidos

y ropas de guerra.

10Distribuía Simón víveres por las ciudades,

y las ponía en estado de que fuesen otras tantas fortalezas,

de manera que la fama de su glorioso nombre

se extendió hasta el cabo del mundo.

11Estableció la paz en toda la extensión de su país,

con lo cual se vio Israel colmado de gozo.

12
12. Expresión usada también para indicar la paz del reinado de Salomón (III Reyes 4, 25). “Todo este pasaje contiene un elogio tan alto del gran caudillo y pontífice, que se diría estar ya en la restauración definitiva prometida a Israel (cf. Miqueas 4, 1-5; Zacarías 3, 8-10, etc.), si no fueran notorias las grandes calamidades que el pueblo había aún de sufrir hasta nuestros días.”
De suerte que podía cada uno estarse sentado a la sombra de su parra

y de su higuera,

sin que nadie le infundiese el menor temor.

13Desaparecieron de la tierra sus enemigos;

y los reyes en aquellos días estaban abatidos.

14Fue Simón el protector de los pobres de su pueblo,

gran celador de la observancia de la Ley,

y el que exterminó a todos los inicuos y malvados.

15Restauró el Santuario,

y aumentó el número de los vasos sagrados.

Simón renueva la alianza con Roma y Esparta

16Habiéndose sabido en Roma y hasta en Lacedemonia la muerte de Jonatás, tuvieron de ella un gran sentimiento; 17mas luego que entendieron que su hermano Simón había sido elegido Sumo Sacerdote en su lugar, y que gobernaba todo el país y a sus ciudades; 18le escribieron en láminas de bronce, para renovar la amistad y alianza que habían hecho con Judas y con Jonatás, sus hermanos. 19Estas cartas fueron leídas en Jerusalén delante del pueblo.

El contenido de la que enviaron los lacedemonios es como sigue:
20“Los príncipes y ciudades de los lacedemonios, a Simón, Sumo Sacerdote, a los ancianos, a los sacerdotes, y a todo el pueblo de los judíos, sus hermanos, salud: 21Los embajadores que enviasteis a nuestro pueblo nos han informado de la gloria y felicidad y contentamiento que gozáis, y nos hemos alegrado mucho con su llegada; 22y hemos hecho escribir lo que ellos nos han dicho en la asamblea del pueblo, en esta forma: Numenio, hijo de Antíoco, y Antípatro, hijo de Jasón, embajadores de los judíos, han venido a nosotros para renovar nuestra antigua amistad. 23Y pareció bien al pueblo recibir estos embajadores honoríficamente, y depositar copia de sus palabras en los registros públicos, para que en lo sucesivo sirva de recuerdo al pueblo de los lacedemonios. Y de esta acta hemos remitido un ejemplar al Sumo Sacerdote Simón.

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24. Véase 8, 1 ss. La mina tenía entre 700-800 gramos. Mil minas son, pues, 700-800 kg. La palabra romano no está en el texto friego. Según el contexto, es evidente que el autor no habla del pueblo romano sino del judío, que estudia cómo expresar su gratitud a Simón. Así el texto de los Setenta y también la versión siríaca, que dicen ambos el pueblo, en lugar de: el pueblo romano.
Después de esto, Simón envió a Roma a Numenio con un grande escudo de oro, que pesaba mil minas, con el fin de renovar con ellos la alianza.

El pueblo manifiesta a Simón su gratitud erigiéndole un monumento

Y luego que lo supo el pueblo romano,
25dijo: “¿De qué manera manifestaremos nosotros nuestro reconocimiento a Simón y a sus hijos? 26Porque él ha vengado a sus hermanos y ha exterminado de Israel a los enemigos. En vista de esto le concedieron la libertad”, cuyo decreto fue grabado en láminas de bronce, y colocado entre los monumentos del monte Sión.

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27. Asaramel, nombre desconocido. Según algunos expositores, el lugar donde se reunía el pueblo: según otros, transcripción de una frase hebrea que significaría: príncipe del pueblo de Dios (título de] Sumo Sacerdote). Según comenta Orígenes, nuestro libro se llamaba originariamente: Historia de los príncipes del pueblo de Dios Elul el sexto es del calendario hebreo, correspondiente a la luna de agosto-septiembre.
Y he aquí lo que en ella se escribió: “A los diez y ocho días del mes de Elul, el año ciento setenta y dos, el tercero del sumo pontificado de Simón, fue hecha la siguiente declaración en Asaramel,
28en la grande asamblea de los sacerdotes y del pueblo, y de los príncipes de la nación, y de los ancianos del país: Que habiendo habido en nuestra tierra continuas guerras; 29Simón, hijo de Matatías, de la estirpe de Jarib, y asimismo sus hermanos se expusieron a los peligros e hicieron frente a los enemigos de su nación en defensa de su Santuario y de la Ley; acrecentando mucho la gloria de su pueblo. 30Jonatás levantó a los de su nación, fue Sumo Sacerdote de ellos, y se halla ya reunido a los de su pueblo. 31Quisieron luego los enemigos atropellar y asolar su país, y profanar su Santuario. 32Les resistió entonces Simón, y combatió en defensa de su pueblo, y expendió mucho dinero, armando a los hombres más valientes de su nación, y suministrándoles la paga. 33Fortificó también las ciudades de Judea, y a Betsura, situada en su frontera, la cual antes era plaza de armas de los enemigos, y puso allí una guarnición de judíos. 34
34. Gazara (Guécer): cf. 13, 43 y nota.
Asimismo fortificó a Jope, en la costa del mar, y a Gazara, situada en los confines de Azoto, ocupada antes por los enemigos; en las cuales puso guarnición de judíos, proveyéndolas de todo lo necesario para su defensa.
35Viendo el pueblo las cosas que había ejecutado Simón, y cuanto hacía para acrecentar la gloria de su nación, le declaró caudillo suyo y príncipe de los sacerdotes, por haber hecho todo lo referido, y por su justicia, y por la fidelidad que guardó para con su pueblo, y por haber procurado por todos los medios el ensalzar a su nación.”

Simón limpia el país y es ensalzado por el rey

36En tiempo de su gobierno todo prosperó en sus manos; de manera que las naciones extranjeras fueron arrojadas del país, y echados también los que estaban en Jerusalén, en la ciudad de David, en el alcázar, desde el cual hacían sus salidas, profanando todos los contornos del Santuario, y haciendo grandes ultrajes a la santidad del mismo. 37Para seguridad del país y de la ciudad puso allí soldados judíos e hizo levantar los muros de Jerusalén.

38El rey Demetrio le confirmó en el Sumo Sacerdocio; 39y le hizo su amigo, y le ensalzó con grandes honores. 40Pues oyó que los judíos habían sido declarados amigos, y aliados, y hermanos de los romanos, y que estos habían recibido con grande honor a los embajadores de Simón. 41
41. Para siempre: esto es, perpetuándose también en sus herederos. Y aún hoy, ante esta historia de su vida, podemos invocar a Simón Macabeo como ejemplo y patrono de gobernantes. Un profeta fiel. Así en griego. Los antiguos comentaristas, prescindiendo del texto griego, solían traducir el profeta fiel, y referirlo al Mesías, cuya venida se esperaba próxima según lo anunciado por Daniel, Ageo, Malaquías, etc. Fillion se inclina a la idea de un profeta en sentido general, como en 4, 46. Lo mismo se esperaba en Esdras 2, 63 y Nehemías 7, 65. El presente pasaje podría referirse especialmente a Elías, cuya aparición estaba anunciada (véase Malaquías 4, 5; Mateo 17, 11). Algunos esperaban también a Jeremías (Mateo 16, 14), sin duda por el grande amor que había demostrado a Israel. Véase II Macabeos 15, 14 y notas.
Y que asimismo los judíos y sus sacerdotes le habían creado, de común consentimiento, su caudillo y Sumo Sacerdote para siempre, hasta la venida de un profeta fiel;
42y también habían querido que fuese su capitán, y que cuidase de las cosas santas, y estableciese inspectores sobre las obras públicas y sobre el país, sobre las cosas de la guerra y sobre las fortalezas; 43que tuviese a su cargo el Santuario, y que fuese de todos obedecido, y que todos los instrumentos públicos del país se autorizasen con su nombre, y que vistiese púrpura y oro. 44Y por último, que no fuese permitido a nadie, ora del pueblo, ora de los sacerdotes, violar ninguna de estas órdenes, ni contradecir a lo que él mandase, ni convocar en la provincia sin su autoridad ninguna junta, ni vestir de púrpura, ni llevar la hebilla de oro; 45y que todo aquel que no cumpliese estas órdenes, o violase alguna, fuese reputado como reo. 46Y plugo a todo el pueblo el dar tal potestad a Simón, y que se ejecutase todo lo dicho. 47
47. Sumo Sacerdote y príncipe del pueblo. He aquí la unión de los dos poderes, el eclesiástico y el civil, en una mano. Así fue hasta que los romanos en el año 63 a. C. se apoderaron del país. Y le agradó: el sentido es que aceptó de buen grado esa ocasión de servir a Dios (cf. I Timoteo 3, 1) y no que se complaciese en la autoridad, pues sin duda este verdadero israelita tendría muy presente los tremendos peligros y responsabilidades que el mando comporta para el alma. Véase Sabiduría 6, 6; Eclesiástico 7, 4 y notas.
Y Simón aceptó, y le agradó ejercer el Sumo Sacerdocio; y el ser caudillo y príncipe del pueblo de los judíos y de los sacerdotes, y el tener la suprema autoridad.”

48Y acordaron que esta acta se escribiese en láminas de bronce, las cuales fuesen colocadas en el pórtico del Templo, en un lugar distinguido; 49archivándose, además, una copia de todo en el tesoro, a disposición de Simón y de sus hijos.
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