‏ 2 Chronicles 20

Invasión de los ammonitas y moabitas

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1. Meunitas: conjetura textual. Algunos proponen leer maonitas, o con los Setenta mineos. El v. 10 menciona, en lugar de ellos, a los hijos de Seír, o sea, Edom. Este capítulo, salvo el final, no tiene paralelo en los Libros de los Reyes. “Es propio del cronista, que nos ofrece esta gran victoria de Josafat, obtenida no con las armas de sus numerosos soldados (17, 10), sino con los cánticos de los levitas, en alabanza de Yahvé” (Nácar-Colunga).
Después de esto, los hijos de Moab y los hijos de Ammón, y con ellos algunos meunitas, marcharon contra Josafat para atacarle.
2Vinieron mensajeros a avisar a Josafat, diciendo: “Marcha contra ti una gran muchedumbre de gentes de más allá del Mar (Salado) y de Siria; y he aquí que están en Hasasón-Tamar que es Engadí.” 3Entonces Josafat, atemorizado, se dedicó todo a buscar a Yahvé y promulgó un ayuno para todo Judá. 4Se congregó, por lo tanto, Judá para implorar a Yahvé, y de todas las ciudades de Judá vino gente para suplicar a Yahvé.

Oración de Josafat

5Entonces Josafat, puesto en pie en medio de la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la Casa de Yahvé, delante del atrio nuevo, 6dijo: “Yahvé, Dios de nuestros padres, ¿no eres Tú Dios en el cielo, y no reinas Tú en todos los reinos de las gentes? ¿No está en tu mano el poder y la fortaleza, sin que haya quien pueda resistirte? 7Tú, oh Dios nuestro, expulsaste a los habitantes de este país delante de Israel, tu pueblo, y lo diste a la posteridad de tu amigo Abrahán para siempre. 8Ellos fijaron allí su morada, y te han edificado allí un Santuario para tu Nombre, diciendo: 9«Si viniere sobre nosotros algún mal, espada, castigo, peste o hambre, nos presentaremos delante de esta Casa, y delante de tu Rostro, porque tu Nombre reside en esta Casa; y clamaremos a Ti en nuestra angustia; y Tú oirás y nos salvarás.» 10Ahora bien, he aquí que los hijos de Ammón, y los de Moab y del monte Seír —aquellos cuyos (países) Tú no dejaste invadir por Israel en su salida de la tierra de Egipto, por lo cual Israel se apartó de ellos, sin destruirlos—, 11he aquí que ellos nos pagan, viniendo para echarnos de tu heredad, que Tú nos diste en herencia. 12Oh Dios nuestro, ¿no los castigarás? Pues nosotros no tenemos fuerza contra esta gran muchedumbre que viene contra nosotros; y no sabemos qué hacer. Por eso nuestros ojos se vuelven hacia Ti.” 13
13. Todo Judá, etc.: “Solían los hebreos en las públicas calamidades juntar a sus oraciones y plegarias el llanto y gemidos de los niños, como para hacer una agradable violencia a Dios por medio de aquella inocente muchedumbre; «violencia grata al Señor», como dice Tertuliano».” (Páramo). Véase Judit, 4, 8 ss. y nota.
Y todo Judá estaba en pie ante Yahvé, con sus niños, sus mujeres y sus hijos.

El profeta Jahasiel

14Entonces vino el Espíritu de Yahvé sobre Jahasiel, hijo de Zacarías, hijo de Banaías, hijo de Jehiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, el cual estaba en medio de la asamblea, 15
15. Nótese esta terminante declaración, capaz de centuplicar nuestra fe. Todos los grandes triunfos de los hebreos fueron, como este, obra de su Dios, porque pusieron en Él su confianza. Cf. Éxodo 14, 14; I Reyes 17, 47. Véase 16, 9 y nota.
y dijo: “¡Atended, Judá todo, y vosotros los habitantes de Jerusalén, y tú, oh rey Josafat! Así os dice Yahvé: No temáis ni os asustéis ante esta tan grande muchedumbre; porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.
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16. Los lugares aquí mencionados se encuentran en el desierto de Judá, entre Belén y el mar Muerto.
Bajad contra ellos mañana; he aquí que van a subir por la cuesta de Sis. Los encontraréis en la extremidad del valle, enfrente del desierto de Jeruel.
17No tendréis que pelear en esta ocasión. Apostaos y quedaos quietos, y veréis la salvación de Yahvé, que vendrá sobre vosotros, oh Judá y Jerusalén. ¡No temáis, ni os amedrentéis! Salid mañana al encuentro de ellos, pues Yahvé estará con vosotros.”

18Entonces Josafat inclinó su rostro a tierra; y todo Judá y los habitantes de Jerusalén se postraron ante Yahvé para adorarle. 19Y los levitas, de los hijos de los caatitas y de la estirpe de los coreítas, se levantaron, para bendecir con grandes voces a Yahvé, el Dios de Israel.

Victoria de Josafat

20AI día siguiente se levantaron temprano y salieron al desierto de Tecoa. Mientras iban saliendo, Josafat se paró y dijo: “¡Oídme, oh Judá y vosotros los habitantes de Jerusalén! Tened confianza en Yahvé, vuestro Dios, y estaréis seguros; confiad en sus profetas, y triunfaréis.” 21Después, habiendo deliberado con el pueblo, señaló cantores que, vestidos de ornamentos sagrados y marchando al frente de los armados, celebrasen la hermosura de su Santuario cantando: “¡Alabad a Yahvé, porque es eterna su misericordia!” 22Y al momento que comenzaron los cantos y las alabanzas, Yahvé puso emboscadas contra los hijos de Ammón, los de Moab y los del monte Seír, que habían venido contra Judá, de suerte que fueron derrotados. 23Porque se levantaron los hijos de Ammón y Moab contra los moradores del monte Seír, para entregarlos al anatema y para aniquilarlos, y cuando hubieron acabado con los moradores de Seír, se esforzaron para destruirse a sí mismos los unos a los otros.

24Entretanto Judá había venido a la atalaya del desierto, y cuando dirigieron sus miradas hacia la multitud, no vieron más que cadáveres, tendidos por tierra; pues ninguno había podido escapar. 25Luego Josafat y su pueblo fueron a tomar los despojos de ellos y hallaron allí abundancia de riqueza, y cadáveres, y objetos preciosos, que recogieron, hasta no poderlos llevar. Estuvieron tres días recogiendo el botín; porque era mucho. 26
26. Valle de Beracá, probablemente el actual Wadi Bercicut, al oeste de Tecoa, en las cercanías de Belén.
Al cuarto día se congregaron en el Valle de Beracá, y allí bendijeron a Yahvé; por eso se llama aquel lugar Valle de Beracá, hasta el día de hoy.
27Después todos los hombres de Judá y de Jerusalén, y Josafat al frente de ellos, regresaron con júbilo a Jerusalén, porque Yahvé les había dado el gozo (del triunfo sobre) sus enemigos. 28Y entraron en Jerusalén, en la Casa de Yahvé, con salterios, cítaras y trompetas. 29Invadió el terror de Dios a todos los reinos de los países cuando supieron que Yahvé había peleado contra los enemigos de Israel.

Fin de Josafat

30Así el reinado de Josafat fue tranquilo, porque su Dios le había dado paz por todos lados. 31
31 ss. Véase III Reyes 22, 41-50.
Reinó Josafat sobre Judá. Tenía treinta y cinco años cuando comenzó a reinar, y veinte y cinco años reinó en Jerusalén. Su madre se llamaba Asubá, hija de Silhí.
32Anduvo por el camino de su padre Asá, sin apartarse de él, haciendo lo que era recto a los ojos de Yahvé. 33Pero los lugares altos no desaparecieron, pues el pueblo no había aún enderezado su corazón al Dios de sus padres.

34El resto de los hechos de Josafat, los primeros y los postreros, he aquí que están escritos en la historia de Jehú, hijo de Hananí, que se halla inserta en el libro de los reyes de Israel.

35Después de esto, Josafat, rey de Judá, hizo coalición con Ococías, rey de Israel, cuyas obras eran malas. 36
36. Tarsis: ciudad o región del extremo occidente, situada, según se cree, en España. Esionguéber: puerto en la orilla septentrional del golfo de Akaba (Mar Rojo).
Hizo coalición con él para construir naves que hiciesen el viaje a Tarsis; y construyeron las naves en Esionguéber.
37
37. Dios no cesa de reprobar estas alianzas profanas de los reyes teocráticos. Véase 16, 7 ss.
Entonces profetizó Eliéser, hijo de Dodavahu, de Maresá, contra Josafat, diciendo: “Por cuanto te has coligado con Ococías, Yahvé va a destruir tus obras.” En efecto, naufragaron las naves, y no pudieron ir a Tarsis.
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