2 Chronicles 22
Ococías, rey de Judá
1 ▼▼1 ss. Véase IV Reyes 8, 25-29; 9, 21-23.
Los habitantes de Jerusalén proclamaron rey en su lugar a Ococías, su hijo menor; porque las bandas que con los árabes habían venido a hacer guerra, habían dado muerte a todos los mayores, de suerte que Ococías, hijo de Joram, rey de Judá, llegó al trono. 2 ▼▼2. Cuarenta y dos años: En la traducción siríaca y en algunos códices griegos se lee veintidós, lo que concuerda con IV Reyes 8, 26. Hija de Amrí. Hija en sentido de descendiente. En realidad era nieta de Amrí e hija de Acab.
Tenía Ococías cuarenta y dos años cuando empezó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. Su madre se llamaba Atalía, hija de Amrí. 3También este (rey) siguió los caminos de la casa de Acab, ya que su misma madre le instigaba a hacer el mal. 4Hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, como los de la casa de Acab, porque después de la muerte de su padre, ellos fueron sus consejeros y le llevaron a la perdición. 5Siguiendo el consejo de ellos, fue con Joram, hijo de Acab, rey de Israel, a la guerra contra Hasael, rey de Siria, a Ramot-Galaad, donde los sirios hirieron a Joram, 6 ▼▼6. Ococías: Así Vulgata y Setenta. El texto masorético dice Azarías, lo cual es, sin duda un error de copista.
el cual se retiró a Jesreel para curarse de las heridas que había recibido en Ramá, en la batalla con Hasael, rey de Siria. Cuando Ococías, hijo de Joram, rey de Judá, bajó a Jesreel para visitar a Joram, hijo de Acab, en Jesreel, que se hallaba enfermo, 7vino de Dios la ruina de Ococías, por haber ido a ver a Joram; pues llegado (allí), salió con Joram al encuentro de Jehú, hijo de Namsí, a quien Yahvé había ungido para exterminar la casa de Acab. 8Así, pues, Jehú, mientras ejecutaba el castigo de la casa de Acab, se encontró con los príncipes de Judá y los hijos de los hermanos de Ococías, que pertenecían a la corte de Ococías, y los mató. 9Y buscó a Ococías, al que prendieron en Samaria, donde se había escondido. Lo presentaron a Jehú, y habiéndole dado muerte, le sepultaron; pues decían: “Es hijo de Josafat, que buscaba a Yahvé con todo su corazón.” Y no quedó de la casa de Ococías nadie que fuese capaz de reinar. Atalía usurpa el trono de Judá
10 ▼▼10 ss. Véase IV Reyes 11, 1 ss. La impía reina, de origen fenicio por parte de su madre, y aficionada al culto pagano, casi logró extinguir la lámpara (cf. 21, 7) de la casa de David. Pero Dios hizo un milagro para asegurar la sucesión de la dinastía davídica y el cumplimiento de las promesas mesiánicas hechas a David.
Cuando Atalía, madre de Ococías, vio que era muerto su hijo, se levantó, y exterminó toda la estirpe real de la casa de Judá. 11Pero Josabet, hija del rey, tomó a Joás, hijo de Ococías, arrebatándole de entre los hijos del rey cuando los mataban, y lo escondió, juntamente con su nodriza, en un dormitorio. Así Josabet, hija del rey Joram, mujer del sacerdote Joiadá, y hermana de Ococías, lo ocultó de la vista de Atalía, la cual no pudo darle muerte. 12Estuvo con ellos escondido en la Casa de Dios durante seis años, y reinó Atalía sobre el país.
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