‏ 2 Chronicles 7

La majestad del señor llena el Templo

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1. Bajó del cielo fuego: Cf. I Paralipómenos 21, 26 y nota.
Cuando Salomón acabó de orar, bajó del cielo fuego que consumió el holocausto y los sacrificios; y la gloria de Yahvé llenó la Casa.
2Y no podían los sacerdotes entrar en la Casa de Yahvé, porque la gloria de Yahvé llenaba la Casa de Yahvé. 3
3. Porque es bueno, etc. Esta fórmula es la que más se repite en la Sagrada Escritura, lo cual nos muestra que la suprema alabanza para el Padre de Jesús y Padre nuestro es el reconocimiento de su amor y su misericordia (cf. 5, 13; 20, 21; I Esdras 3, 11; Judit 13, 21; Salmos 105, 1; 106, 1; 117, 1 y 29; 135, 1-26; Jeremías 33, 11; Daniel 3, 89; I Macabeos 4, 24, etc.).
Entonces todos los hijos de Israel, al ver descender el fuego y la gloria de Yahvé sobre la Casa, se postraron rostro en tierra sobre el pavimento, y adoraron, celebrando a Yahvé (diciendo): “porque es bueno, porque es eterna su misericordia.”

Conclusión de la fiesta

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4 ss. Cf. III Reyes 8, 62-66. Las mismas ceremonias se observan en el Templo que Ezequiel vio en la visión (Ezequiel 43, 18 y nota).
Luego el rey y todo el pueblo ofrecieron sacrificios delante de Yahvé.
5El rey Salomón ofreció en sacrificio veinte y dos mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. Así el rey y todo el pueblo celebraron la dedicación de la Casa de Dios. 6Los sacerdotes atendían su ministerio, como también los levitas con los instrumentos de música de Yahvé, que el rey David había hecho para alabar a Yahvé (con las palabras): “porque es eterna su misericordia”. El mismo David solía alabar (a Dios) por medio de ellos. Los sacerdotes que tocaban las trompetas estaban delante de los (levitas), y todo Israel se mantenía en pie. 7Salomón santificó también el atrio central, que está delante de la Casa de Yahvé; pues ofreció allí los holocaustos y las grosuras de los sacrificios pacíficos, ya que el altar de bronce que había hecho no podía contener los holocaustos, oblaciones y sebos.

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8 s. La fiesta de los siete días es la fiesta de los Tabernáculos. Sobre la asamblea solemne, en hebreo: atséret (v. 9), véase Lev. 23, 36; Números 29, 35. La entrada de Hamat y el torrente de Egipto significan los extremos del país, el extremo norte y el extremo sur.
Salomón celebró durante siete días la fiesta, y con él todo Israel, una multitud numerosísima, venida desde la entrada de Hamat hasta el torrente de Egipto.
9Al día octavo tuvo lugar la asamblea solemne, porque habían hecho la dedicación del altar por siete días, de manera que la fiesta (duró) siete días. 10El día veinte y tres del mes séptimo (Salomón) envió al pueblo a sus casas, y estaban alegres y contentos en su corazón por todos los beneficios que Yahvé había hecho a David, a Salomón y a Israel, su pueblo.

Dios se aparece a Salomón

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11 ss. Véase III Rey. 9, 1-9.
Acabó Salomón la Casa de Yahvé y la casa del rey, y realizó todo cuanto se había propuesto hacer en la Casa de Yahvé y en su propia casa.
12Apareciose entonces Yahvé a Salomón de noche, y le dijo: “He oído tu oración, y me he escogido este lugar como Casa de sacrificio. 13Si Yo cerrare el cielo y no lloviere, si Yo enviare la langosta para que devore la tierra, o mandare la peste entre mi pueblo; 14y si mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre se humillare, orando y buscando mi rostro, y si se convirtieren de sus malos caminos, Yo los oiré desde el cielo, perdonaré su pecado y sanaré su tierra. 15Estarán mis ojos abiertos, y mis oídos atentos a la oración que se haga en este lugar; 16pues ahora he escogido y santificado esta Casa, para que en ella permanezca para siempre mi Nombre. Allí estarán mis ojos y mi corazón todos los días. 17
17 ss. Se confirma, como en 6, 16, el carácter condicional de la promesa relativa a Salomón, que no se cumplió a causa de la infidelidad del rey. Véase la nota a 6, 16.
Y en cuanto a ti, si andas en mi presencia como anduvo David, tu padre, haciendo todo lo que te he mandado, y guardando mis leyes y mis preceptos,
18haré estable el trono de tu reino, como he pactado con David, tu padre, diciendo: «Jamás te faltará hombre (de tu descendencia) que reine en Israel.» 19Pero si os apartáis, abandonando mis leyes y mis mandamientos que os he puesto delante, y vais a servir a otros dioses, postrándoos delante de ellos, 20os arrancaré de mi país que os he dado, y esta Casa que he santificado para mi Nombre la echaré de mi presencia, y la haré objeto de proverbio y escarnio entre todos los pueblos. 21Y esta Casa tan alta vendrá a ser el espanto de todos los que pasaren cerca de ella, de modo que dirán: «¿Por qué ha tratado Yahvé así a este país y esta Casa?» 22Y se les responderá: «Porque abandonaron a Yahvé, el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se adhirieron a otros dioses, postrándose ante ellos y sirviéndolos, por eso Él hizo venir sobre ellos todo este mal».”
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