‏ 2 Kings 1

I. LOS DOS REINOS HASTA LA CAÍDA DE SAMARIA

Ococías de Israel y Elías

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1. Sobre las cuestiones introductorias véase el III libro de los Reyes.
Después de la muerte de Acab, se rebeló Moab contra Israel.
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2. Beelzebul, que significa “Baal” (señor) de las moscas, era nombre del ídolo de Acarón, una de las cinco ciudades de los filisteos. Ese ídolo representaba la exuberante fecundidad de la naturaleza, que se muestra en las moscas. Opinan algunos que por medio de ellas se daban oráculos a los consultantes. Los judíos usaban el nombre para designar al príncipe de los demonios (Mateo 10, 25; 12, 24; Marcos 3, 22; Lucas 11, 15). El texto griego dice Beelzebul, lo que significa: Baal del estiércol.
Un día se cayó Ococías por una ventana de su aposento alto en Samaria, de modo que quedó enfermo. Despachó, pues, mensajeros, a los cuales dijo: “Id y consultad a Beelzebul, dios de Acarón, si acaso sanaré de esta enfermedad.”
3Dijo entonces el ángel de Yahvé a Elías tesbita: “Levántate y sube al encuentro de los mensajeros del rey de Samaria y diles: «¿Acaso no hay Dios en Israel, para que vayáis a consultar a Beelzebul, dios de Acarón? 4Por esto, así dice Yahvé: No dejarás la cama en que te has postrado, sino que morirás sin remedio.»” Y Elías se marchó.

5Volvieron los mensajeros. El rey les dijo: “¿Por qué estáis ya de vuelta?” 6Le contestaron: “Un hombre vino a nuestro encuentro y nos dijo: Id y volveos al rey que os ha enviado, y decidle: Así dice Yahvé: ¿Acaso no hay Dios en Israel, para que tú envíes a consultar a Beelzebul, dios de Acarón? Por tanto no dejarás la cama en que te has postrado, sino que morirás sin remedio.” 7Él les preguntó: “¿Qué aspecto tenía ese hombre que subió a vuestro encuentro y os ha dicho esto?” 8
8. Cubierto de una piel velluda. Vulgata: un hombre peludo. Se puede pensar también en un hombre vestido con túnica tejida de pelos. Este vestido y el cinto de cuero son semejantes a la zamarra de San Juan Bautista (Mateo 3, 4). Estos dos grandes predicadores predicaban penitencia no solo con la boca, sino también con las obras.
Ellos le respondieron: “Era un varón cubierto de una piel velluda y un cinto de cuero ceñido a sus lomos.” Dijo (el rey): “Es Elías tesbita.”

9Entonces envió el rey un capitán de cincuenta hombres con sus cincuenta soldados; el cual subió hasta (el profeta), y he aquí que este estaba sentado sobre la cumbre del monte. Y le dijo: “Varón de Dios, el rey ha dicho: «Desciende.»” 10Elías respondió y dijo al capitán de los cincuenta: “Si yo soy varón de Dios, baje fuego del cielo y te consuma a ti y a tus cincuenta.” Y descendió fuego del cielo y le consumió a él y a sus cincuenta.

11Ococías volvió a enviar contra él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta hombres el cual tomó la palabra y dijo: “Varón de Dios, así ha dicho el rey: «Desciende inmediatamente.»” 12
12. Dios hace siempre nuevos milagros para acreditar de nuevo a su profeta, quien a causa de la persecución había buscado amparo en una cueva.
Elías respondió y les dijo: “Si yo soy varón de Dios, baje fuego del cielo y te consuma a ti y tus cincuenta.” Y descendió del cielo fuego de Dios, y le consumió a él y a sus cincuenta.

13(Ococías) volvió a enviar por tercera vez un capitán de cincuenta con sus cincuenta hombres. Este tercer capitán de cincuenta subió, y llegado dobló sus rodillas ante Elías, le suplicó y le dijo: “Varón de Dios, te ruego que mi vida, y la vida de estos tus cincuenta siervos, sea preciosa a tus ojos. 14Bien sé que fuego del cielo bajó y consumió a los dos primeros capitanes de cincuenta, con sus cincuenta hombres. Mi vida sea, pues, preciosa a tus ojos.”

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15. Nótese cómo aquí y en el Versículo 3, Elías no obra por iniciativa propia, sino que se apoya en la palabra de Dios. De ahí la nueva prueba de fortaleza que da, frente al rey este hombre cuya timidez vimos en III Reyes 19, 3.
Entonces el Ángel de Yahvé dijo a Elías: “Desciende con él; no le tengas miedo.” Se levantó y fue con él al rey;
16y le dijo: “Así dice Yahvé: Por cuanto has enviado mensajeros para consultar a Beelzebul, dios de Acarón, como si no hubiera Dios en Israel, cuya palabra se pueda consultar, por tanto no dejarás la cama en que te has postrado, sino que morirás sin remedio.”

17Murió efectivamente, conforme a la palabra de Yahvé que Elías había dicho; y en su lugar subió al trono Joram, el año segundo de Joram, hijo de Josafat, rey de Judá; porque (Ococías) no tenía hijo.

18Los demás hechos que hizo Ococías ¿no están escritos en el libro de los anales de los reyes de Israel?
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