‏ 2 Maccabees 10

Purificación del Templo

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1 ss. Véase I Macabeos 4, 36-59.
Entretanto el Macabeo y los que le seguían, protegidos del Señor, recobraron el Templo y la ciudad,
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2. Cf. I Macabeos 1, 55.
y demolieron los altares que los gentiles habían erigido en las plazas, y asimismo los templos de los ídolos.
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3. El fuego sagrado, caído milagrosamente del cielo para consumir las víctimas ofrecidas en la dedicación del Templo de Salomón (II Paralipómenos 7, 1), y mantenido desde entonces perpetuamente (cf. Levítico 6, 12), fue conservado por Dios cuando la destrucción del Templo por los caldeos, y luego recobrado en forma milagrosa por Nehemías (véase 1, 18 ss.). Apagado por los sirios en la persecución de Antíoco, se enciende aquí de nuevo, pero sin tomarlo de otro fuego, de acuerdo con el concepto de que “la naturaleza es pura, mas todo lo que ha sido usado por el hombre es más o menos impuro” (Fillion).
Y habiendo purificado el Templo, construyeron un altar nuevo, y sacando fuego por medio de unos pedernales, ofrecieron sacrificios, dos años después, y pusieron incienso, las lámparas, y los panes de la proposición.
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4. Ruegan que los castigue Él mismo, con su mano paternal, en vez de entregarlos en manos humanas. Es lo que pidió David cuando eligió la peste antes que la guerra (II Reyes 24, 14).
Ejecutado esto, postrados en tierra, rogaban al Señor que nunca más los dejase caer en semejantes desgracias; y, caso que llegasen a pecar, los castigase con más benignidad y no los entregase en poder de hombres bárbaros y blasfemos.
5Y el Templo fue purificado en aquel mismo día en que había sido profanado por los extranjeros, es decir, el día veinticinco del mes de Casleu.

Instituyese la solemnidad de la Dedicación

6En efecto, celebraron esta fiesta con regocijo por espacio de ocho días, a manera de la de los Tabernáculos, acordándose que poco tiempo antes habían pasado esta solemnidad de los Tabernáculos en los montes y cuevas a manera de fieras. 7
7. Su lugar: el Templo.
Por cuyo motivo llevaban tallos y ramos verdes y palmas en honor de Aquel que les había concedido la dicha de purificar su lugar.
8Y de común consejo y acuerdo decretaron que toda la nación judía celebrase esta fiesta todos los años en aquellos días. 9
9. Véase 1, 13-16; 9, 1 ss.; I Macabeos 6, 1-16.
Por lo que toca a la muerte de Antíoco, llamado Epífanes, fue del modo que hemos dicho.

Nueva opresión de los judíos por el rey de Siria

10Mas ahora referiremos los hechos de Eupator, hijo del impío Antíoco, recopilando los males que ocasionaron sus guerras. 11Habiendo entrado este a reinar, nombró para la dirección de los negocios del reino a un tal Lisias, gobernador militar de Fenicia y de Siria. 12Porque Ptolomeo llamado Macrón, había resuelto observar inviolablemente la justicia respecto de los judíos, y portarse pacíficamente con ellos, sobre todo a vista de las injusticias que se les había hecho sufrir. 13
13. Filometor: Se trata del rey Ptolomeo VI Filometor de Egipto (181-145). El texto griego explica este suicidio de Ptolomeo Macrón porque “no teniendo sino una dignidad sin honor perdió el ánimo” o “no estaba en un lugar honorable”. De todos modos el caso es una elocuente lección sobre los frutos de ese falso criterio pagano que hace consistir el honor en la aprobación del mundo. Cristo nos enseña, al revés, que el honor está en ser perseguido y despreciado como Él lo fue.
Pero acusado por esto mismo ante Eupator, por los amigos, que a cada paso le trataban de traidor por haber abandonado a Chipre, cuyo gobierno le había confiado Filometor, y porque después de haberse pasado al partido de Antíoco Epífanes había desertado también de él, acabó su vida con el veneno.

Victoria de Judas sobre Gorgias y los idumeos

14A este tiempo Gorgias, que tenía el gobierno de aquellas tierras, asalariando tropas extranjeras, molestaba frecuentemente a los judíos. 15
15. Los judíos: No podían ser sino judíos apóstatas que seguían a Antíoco. Según el texto griego, eran idumeos, o sea, enemigos declarados de los judíos. “La lección de la Vulgata (indios), dice Bover-Cantera, es, a todas luces imperfecta. Ya en otros lugares hemos aludido a la confusión de estas dos palabras por su semejanza, principalmente en griego.”
Y los judíos que ocupaban plazas fuertes en lugares ventajosos, acogían en ellas a los que huían de Jerusalén, y buscaban ocasiones de hacer guerra.
16Pero aquellos que seguían al Macabeo, hecha oración al Señor para implorar su auxilio, asaltaron con valor las fortalezas de los idumeos; 17y después de un crudo y porfiado combate, se apoderaron de ellas, mataron a cuantos se les pusieron delante, no siendo los pasados a cuchillo menos de veinte mil personas. 18Mas como algunos se hubiesen refugiado en dos castillos sumamente fuertes, abastecidos de todo lo necesario para defenderse, 19dejó el Macabeo para expugnarlos a Simón y José, y también a Zaqueo, con bastantes tropas que tenían bajo su mando, y marchó con las suyas adonde las necesidades más urgentes de la guerra le llamaban.

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20. El texto griego pone setenta mil dracmas, o sea la mitad de la suma. Una dracma valía un peso más o menos.
Pero las tropas de Simón, llevadas de la avaricia, se dejaron sobornar con dinero por algunos de los que estaban en los castillos; y habiendo recibido hasta setenta mil didracmas, dejaron escapar a varios de ellos.
21Así que fue informado de esto el Macabeo, congregados los príncipes del pueblo, acusó a aquellos de haber vendido por dinero a sus hermanos, dejando escapar a sus enemigos. 22Por lo cual hizo quitar la vida a dichos traidores; y al instante se apoderó de los dos castillos. 23Y saliendo todo tan felizmente como correspondía al valor de sus armas, mató en las dos fortalezas más de veinte mil hombres.

Victoria sobre Timoteo

24Timoteo, empero, que antes había sido vencido por los judíos, habiendo levantado un ejército de tropas extranjeras, y reunido la caballería de Asia, vino a Judea como para apoderarse de ella a fuerza de armas. 25Mas al mismo tiempo que se iba acercando Timoteo, el Macabeo y su gente oraban al Señor, cubiertas de polvo sus cabezas, ceñidos con el cilicio sus lomos, 26
26. Alusión a Éxodo 23, 22, donde Dios promete ser enemigo de los enemigos de su pueblo.
y postrados al pie del altar, a fin de que les fuese propicio, y se mostrase enemigo de sus enemigos, y contrario de sus contrarios, como lo dice la Ley.
27Y de este modo acabada la oración, habiendo tomado las armas, y saliendo a una distancia considerable de la ciudad, cercanos ya a los enemigos, hicieron alto. 28
28. Solo Dios da la victoria (I Paralipómenos 29, 11; Judit 5, 16; Proverbios 21, 31; I Macabeos 3, 19) y “los judíos no eran menos fieles en agradecer a Dios después de sus triunfos, que en invocarlo antes del combate (cf. 8, 27; 9, 17; 11, 9, etc.)” (Fillion).
Apenas empezó a salir el sol, principió la batalla entre los dos ejércitos; teniendo los unos, además de su valor, al Señor por garantía de la victoria y del éxito feliz de sus armas, cuando los otros solamente contaban con su esfuerzo en el combate.

29Mas mientras se estaba en lo más recio de la batalla vieron los enemigos aparecer del cielo cinco varones montados en caballos adornados con frenos de oro, que servían de capitanes a los judíos. 30Dos de dichos varones, tomando en medio al Macabeo, le cubrían con sus armas, guardándole de recibir daño; pero lanzaban dardos y rayos contra los enemigos, quienes envueltos en oscuridad y confusión, y llenos de espanto, iban cayendo por tierra; 31habiendo sido muertos veinte mil quinientos de a pie, y seiscientos de caballería.

Muerte miserable de Timoteo

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32. Cazara, o sea Guécer, fue conquistada por Simón. Cf. I Macabeos 13, 43 nota. Quereas, hermano de Timoteo (cf. versículo 37).
Timoteo se refugió en Gazara, plaza fuerte, cuyo gobernador era Quereas.
33Mas llenos de gozo el Macabeo y sus tropas, tuvieron sitiada la plaza cuatro días. 34Entretanto los sitiados, confiados en la fortaleza de la plaza, los insultaban de mil maneras, y vomitaban expresiones abominables. 35Pero así que amaneció el quinto día, veinte jóvenes de los que estaban con el Macabeo, irritados con tales blasfemias, se acercaron valerosamente al muro, y con ánimo denodado subieron sobre él, 36y haciendo lo mismo otros, empezaron a pegar fuego a las torres y a las puertas, y quemaron vivos a aquellos blasfemos. 37Dos días continuos estuvieron devastando la fortaleza; y habiendo encontrado a Timoteo, que se había escondido en cierto lugar, le mataron, así como también a Quereas, su hermano, y a Apolófanes. 38
38. “Hizo grandes cosas”: es la misma exclamación que brotó de la gratitud de María (Lucas 1, 49).
Ejecutadas estas cosas bendijeron con himnos y cánticos al Señor, que hizo grandes cosas en Israel, y les había concedido la victoria.
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