2 Samuel 7
Proyecto de levantar un templo
1 ▼▼1. Notemos una vez más el celo de David por la Casa de Dios. El Señor le muestra que el Templo no le interesa por entonces, sino que Él tiene otros designios. Procuremos consultar con todo empeño la voluntad de Dios antes de emprender nuestras obras, no sea que obremos por puro impulso nuestro. “No anticiparse a la Providencia” era el lema de San Vicente de Paúl. De lo contrario nuestras obras de pretendida virtud pueden ser odiosas para Dios como las de Saúl (I Reyes 14, 34; 15, 22, etc.), o al menos inútiles como las que señala San Pablo en I Corintios 3, 15, cuyos autores, según San Gregorio, no podrán del fuego del que allí haba el apóstol.
Cuando el rey se había establecido en su casa, y Yahvé le había dado descanso de todos sus enemigos en derredor, 2 ▼▼2. Natán: “Encontramos aquí por primera vez a este profeta que desempeñará un papel importante en el transcurso del reinado de David. Cf. 12, 1 ss.; III Reyes 1, 10, 22, etc.; I Paralipómenos 29, 29, etc. Se le da, en general, el título de nabí (profeta), en tanto que Gad es llamado “el vidente”. Cf. I Reyes 9, 9” (Fillion).
dijo al profeta Natán: “¿No ves que yo habito en casa de cedro, mientras el Arca de Dios está en medio de una tienda?” 3Natán contestó al rey: “Anda, haz todo cuanto tienes en tu corazón; porque Yahvé es contigo.” 4Mas aquella noche recibió Natán una palabra de Yahvé, que decía: 5“Anda, y di a mi siervo David: «Así dice Yahvé: ¿Tú quieres edificarme una Casa para que habite en ella? 6Yo nunca he habitado en Casa alguna desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta el día de hoy, sino que he andado de un lugar a otro en una tienda y en un tabernáculo. 7Durante todo el tiempo en que he andado en medio de todos los hijos de Israel, ¿he hablado Yo jamás a alguna de las tribus de Israel, a las que he encargado el gobierno de Israel mi pueblo, diciendo: «Por qué no me habéis edificado una Casa de cedro?» Promesa mesiánica
8 ▼▼8. Te saqué de las dehesas. Cf. I Reyes 16, 11 y nota.
Habla, pues, ahora de esta manera a mi siervo David: «Así dice Yahvé de los Ejércitos: Yo te saqué de las dehesas, de detrás de las ovejas, para que seas príncipe de Israel, mi pueblo. 9He estado contigo dondequiera que andabas, he exterminado a todos tus enemigos de delante de ti, y he hecho grande tu nombre como el nombre de los más grandes de la tierra. 10He señalado un lugar para Israel, mi pueblo, y lo he plantado, de modo que puede habitar en su propio lugar, sin ser inquietado, pues los hijos de iniquidad ya no lo oprimirán como antes. 11 ▼▼11. Te edificará una casa, esto es, un reino duradero y una posteridad de la cual saldrá el Mesías, que habrá de sentarse en ese trono como lo anunció el Ángel a María (véase versículo 13 y Lucas 1, 32).
desde el día en que constituí jueces sobre Israel mi pueblo. Te he dado descanso de todos tus enemigos, y Yahvé te hace saber que Él te edificará una casa. 12Cuando se cumplieren tus días y tú descansares con tus padres. Yo suscitaré después de ti, un descendiente tuyo que ha de salir de tus entrañas, y haré estable su reino. 13 ▼▼13 s. Para siempre: La profecía se refiere, según San Pedro, a Cristo (Hechos 2, 30), aunque tenía relación con Salomón, del cual dice: seré su padre (cf. Salmo 88, 27); es aplicado a Cristo en Hebreos 1, 5, y a los cristianos en II Corintios 6, 18. “Prenuncio y reflejo de esta promesa pudo el rey David, tras períodos aciagos, lanzar al viento su repetido grito de consigna: «Dichoso el hombre que al Señor se recoge» (Salmo 2, 13; 33, 9), «que, de espalda a soberbios y mentirosos, en el nombre de Dios pone su confianza»” (Salmo 39, 5) (Asensio).
Él edificará una casa para mi nombre: y Yo afirmaré el trono de su reino para siempre, 14Yo seré su Padre y el será mi hijo. Cuando obrare mal, le reprenderé con vara de hombres y con azotes de hombres. 15Con todo no se apartará de él mi misericordia como la aparté de Saúl, al cual he quitado de delante de ti. 16 ▼▼16. La promesa de dar a David un reino eterno, se cumplirá en su descendiente Cristo (I Paralipómenos 17, 12; Salmo 44, 7; Hebreos 1, 8 s.). Admiremos los inescrutables designios de Dios, que sabe aprovechar todos los acontecimientos de la historia para realizar sus planes. Así, la organización de la realeza en Israel, contraria en un principio a la voluntad de Dios (I Reyes capítulo 8), llegó a ser la figura de aquella de Cristo, “hijo de David” para siempre.
Tu casa y tu reino serán estables ante Mí eternamente, y tu trono será firme para siempre.»” 17Conforme a todas estas palabras, y a toda esta visión, así habló Natán a David. David da gracias al Señor
18 ▼▼18 ss. ¿Cómo no iba a atraer la predilección de Dios este ardiente corazón que ante todo piensa en humillarse en medio de la mayor gloria, como María en su Magníficat? David se da cuenta de la grandiosa promesa que Dios acaba de darle; de ahí que se dirigiera al Templo donde “permaneció” largo tiempo en la presencia de Yahvé para adorarle y expresarle los sentimientos que conmovían su corazón agradecido. En la historia de la Revelación se llama esta promesa la “Alianza davídica”. Es semejante a la que hizo Dios con Abrahán (cf. Génesis 12, 3), a la par que es una promesa inmutable (Salmo 88, 34), que será confirmada por boca del Ángel en Lucas 1, 32: “El Señor Dios le dará el trono de su padre David” (cf. Hechos 2, 29-32; 15, 14-17). La desobediencia de los reyes de la dinastía de David no será capaz de anular la promesa, sino que solamente causará castigos temporales, como por ej. el cisma, el cautiverio y finalmente la dispersión (cf. versículo 15; Salmo 88, 31-33).
Entró entonces el rey David y permaneciendo en la presencia de Yahvé, dijo: “¿Quién soy yo, oh Señor, Yahvé, y cuál es mi casa, para que me hayas conducido hasta aquí? 19 ▼▼19. ¿Es esta la costumbre de los hombres? La Biblia de Bover-Cantera vierte: Esta es la norma del hombre, y dice en la nota: “La Vulgata traduce «la ley de Adán»; pero Adán es aquí sinónimo de humanidad, y quiere decir la frase que el hombre vive poco tiempo y se sobrevive en su posteridad. También podría darse a la frase sentido interrogativo. Otros prefieren corregir H (texto hebreo): «y tú anuncias esto al hombre...» (Biblia de Bonn), «y me has hecho tener una visión sobre las humanas generaciones (?)» (Biblia Herder).”
Y como si esto fuese aun poco a tus ojos, Señor, Yahvé, has hablado de nuevo también en favor de la casa de tu siervo para los tiempos futuros. ¿Es esta la costumbre de los hombres?, oh Señor Yahvé. 20¿Y qué más podrá decirte David? Pues Tú, oh Señor Yahvé, conoces a tu siervo. 21Según tu palabra y según tu corazón has hecho toda esta obra tan grande, y la has dado a conocer a tu siervo. 22Por eso eres grande, oh Yahvé Dios; pues no hay nadie como Tú, ni hay Dios alguno fuera de Ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos. 23 ▼▼23. Darle nombre: Hebraísmo que quiere decir, darle existencia, crear. En todo este pasaje vemos cómo la suprema gloria de Dios consiste en la manifestación de su amor. Ninguna frase aparece tantas veces en la Biblia como la alabanza que David tributa a Dios; porque es bueno, porque es eterna su misericordia (cf. I Paralipómenos 16, 41; II Paralipómenos 5, 13; Salmo 135, etc.).
¿Y hay en la tierra pueblo como tu pueblo, como Israel, al que Dios haya venido a rescatarle para hacerle el pueblo suyo y darle nombre, obrando maravillas en su favor y prodigios en favor de tu tierra, rechazando de delante de tu pueblo que redimiste de Egipto para Ti mismo, las naciones con sus dioses? 24 ▼▼24. Pueblo tuyo para siempre. Cf. Éxodo 19, 5 s. y nota.
Tú constituiste a tu pueblo Israel pueblo tuyo para siempre; y Tú, oh Yahvé, te hiciste Dios suyo. 25Ahora pues, oh Yahvé Dios, mantén siempre firme la promesa que has hecho respecto de tu siervo y respecto de tu casa, y haz según tu promesa. 26 ▼▼26. David abunda aquí en los mismos sentimientos que Cristo cuando pide ser glorificado para poder así glorificar al Padre (Juan 17, 1).
Y sea ensalzado tu nombre para siempre, y se diga: Yahvé de los Ejércitos es Dios sobre Israel, y sea estable la casa de tu siervo David delante de tu rostro. 27Porque Tú, Yahvé de los Ejércitos, Dios de Israel, has dado a tu siervo esta revelación, diciendo: ‘Te edificaré una casa’; por eso tu siervo se ha atrevido a dirigirte esta plegaria. 28Ahora pues, oh Señor Yahvé, Tú eres Dios y tus palabras son fieles. Ya que prometiste a tu siervo este bien, 29sea ahora de tu agrado bendecir la casa de tu siervo, para que subsista siempre delante de Ti; pues Tú, Señor Yahvé, lo has prometido; y con tu bendición será por siempre bendita la casa de tu siervo.”
Copyright information for
SpaPlatense