‏ 2 Samuel 9

David y Mefibóset

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1. David cumple aquí lo que le pidió su gran amigo Jonatán en I Reyes 20, 15. Su misericordia, a cada paso demostrada, quedó como proverbial, según vemos por la invocación que de ella hace Salomón en II Paralipómenos 6, 42. Todas las conquistas de David no son comparables a la grandeza de su alma y a la nobleza de su corazón. Su bondad con el pobre hijo de su amigo Jonatán es tanto más admirable cuanto mayor es el cuidado con que investiga la condición del único sobreviviente de la casa de Saúl, para poder hacerle “misericordia de Dios” (versículo 3). Comer todos los días a la mesa del rey (versículo 13) era un honor que solo correspondía a los hijos del soberano.
Preguntó David: “¿Queda todavía alguno de la casa de Saúl, a quien pueda yo hacer merced por amor a Jonatán?”
2Y había un siervo de la casa de Saúl que se llamaba Sibá, al cual llamaron ante David, y el rey le preguntó: “¿Eres tú Sibá?” Él respondió: “Tu siervo.” 3Dijo el rey: “¿Queda aún persona alguna de la casa de Saúl para que pueda yo hacerle misericordia de Dios?” Sibá respondió al rey: “Vive todavía un hijo de Jonatán, lisiado de ambos pies.” 4El rey le preguntó: “¿Dónde está?” Y dijo Sibá al rey: “He aquí que está en casa de Maquir, hijo de Amiel, en Lodebar.” 5Entonces el rey David envió por él, y le trajeron de la casa de Maquir, hijo de Amiel, de Lodebar. 6Llegó, pues, Mefibóset, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, a David, y prosternándose cayó sobre su rostro. Dijo David: “¿Mefibóset?” A lo cual él respondió: “Aquí tienes a tu siervo.” 7“No temas, le dijo David, pues pienso hacerte merced, por amor a Jonatán, tu padre; te restituiré todas las heredades de tu abuelo Saúl y comerás siempre a mi mesa.” 8
8. Perro muerto: expresión de humildad. Mefibóset se muestra luego agradecido y generoso a causa de las mercedes de David. Véase 19, 24-30.
Entonces él le hizo profunda reverencia, y exclamó: “¿Qué soy yo, siervo tuyo, para que vuelvas tu rostro hacia un perro muerto cual soy yo?”

9Luego llamó el rey a Sibá, siervo de Saúl, y le dijo: “Todo cuanto era de Saúl y de toda su casa se lo doy al hijo de tu señor. 10Labrarás para él las tierras, tú y tus hijos y tus siervos, y harás la cosecha para que la casa de tu señor tenga pan que comer; mas Mefibóset, hijo de tu señor, comerá siempre a mi mesa.” Tenía Sibá quince hijos y veinte siervos; 11y dijo Sibá al rey: “Tu siervo hará todo lo que mi señor, el rey, le ha mandado.” Comió, pues, Mefibóset a la mesa (de David), como uno de los hijos del rey. 12Tenía Mefibóset un hijo pequeño, que se llamaba Micá; y todos los que vivían en la casa de Sibá eran siervos de Mefibóset. 13Mefibóset habitaba en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey; era cojo de ambos pies.
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