Amos 9
Ruina definitiva
1 ▼▼1. Este oráculo parece referirse a la destrucción del altar de Betel, pues Amós predica a las diez tribus del reino de Israel, cuyo centro cultual estaba allí.
Vi al Señor junto al altar, y dijo: “Da un golpe al capitel, y se sacudirán los umbrales. Y hazlos pedazos sobre las cabezas de todos ellos; y a los que de ellos quedaren los mataré Yo a espada. Ninguno de ellos logrará escapar, y de los que huyeren no se salvará hombre alguno. 2 ▼▼2 s. No hay lugar para huir. Los pecadores caen inevitablemente en manos del juez severo, ya que no han querido escuchar al Padre amante (cf. 7, 3; Oseas 9, 17 y notas. Véase Isaías 43, 5; Jeremías 23, 24; Salmo 138, 7 ss. y notas). La serpiente (versículo 3): el dragón o leviatán de que hablan Job (40, 20 ss.) e Isaías (27, 1). Véanse allí las notas. Scheol: los infiernos.
Si penetrasen hasta el scheol, de allí los sacaría mi mano, y si subiesen hasta el cielo, de allí los haría descender. 3Aunque se escondiesen en la cumbre del Carmelo, allí los buscaría y los sacaría; y si se ocultasen a mis ojos en el fondo del mar, allí, por orden mía, los mordería la serpiente. 4 ▼▼4. Véase 5, 18 y nota. También a Judá dirige Dios tan triste amenaza, propia de un padre dolorido (Jeremías 21, 10). En el versículo 8 vemos que todavía el amor halla modo de añadir promesas, que en el versículo 11 ss. se harán más y más esplendorosas.
Y cuando vayan al cautiverio delante de sus enemigos, mandaré allí la espada que los mate; y tendré fijos sobre ellos mis ojos para mal, y no para bien.” 5El Señor, Yahvé de los ejércitos, toca la tierra, y ella se derrite; se ponen de duelo todos sus moradores, y se levanta toda ella como el Nilo, para abajarse como el río de Egipto. 6 ▼▼6. Sobre estos conceptos cosmológicos véase Job 32, 22; Salmo 17, 16; 103, 6.
Él edificó en el cielo su solio y fundó su bóveda sobre la tierra; Él llama a las aguas del mar, y las derrama sobre la superficie de la tierra; Yahvé es su nombre. 7 ▼▼7. No se engrían los de Israel, por ser el pueblo escogido, porque el Señor guía también a los demás pueblos, sacó, p. ej., a los filisteos de Caftor (Vulgata: Capadocia), esto es Creta (véase Génesis 10, 14; Deuteronomio 2, 23; Jeremías 47, 4), y trajo a los arameos (Vulgata: sirios) de Kir (Vulgata: Cirene). Véase 1, 5 y nota.
“¿No sois acaso para Mí como los etíopes, oh hijos de Israel? —oráculo de Yahvé. ¿No hice Yo subir a Israel de la tierra de Egipto, a los filisteos de Caftor, y a los arameos de Kir? Visión de los tiempos mesiánicos
8 ▼▼8. No destruiré del todo: Esta promesa es tanto más notable cuanto que se refiere a las diez tribus del reino idólatra. La vemos en parte ya realizada en la milagrosa conservación de ese pueblo disperso, desde su cautiverio en Asiria y Babilonia. Cf. Isaías 27, 12 s.; Oseas 3, 3 y notas. “La raza de Jacob, a la cual pertenecía el reino rebelde, no debe ser extirpada del todo, pues había recibido promesas eternas” (Fillion). Ello no obsta a que antes sufra una purificación profunda (versículo 9 s.). Cf. Lev. 26, 33; Deuteronomio 28, 64; Oseas 9, 17.
He aquí que los ojos del Señor Yahvé se dirigen hacia el reino pecador. Lo voy a destruir de sobre la faz de la tierra; pero no destruiré del todo la casa de Jacob, dice Yahvé. 9Pues he aquí que daré la orden y zarandearé a la casa de Israel en medio de todos los pueblos, como se zarandea (el trigo) con la criba; y no caerá por tierra un solo granito. 10Al filo de la espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, los que dicen: «No nos tocará, ni vendrá sobre nosotros el mal». 11 ▼▼11. Como en los días antiguos: “como en la época más brillante de su historia, bajo David y Salomón” (Fillion). Como lo muestra esta observación de Fillion, relativa al esplendor de Israel bajo la casa de Judá y anterior al cisma del norte, Amós extiende aquí su vaticinio a todas las doce tribus. Cf. Ezequiel 37, 15 ss.; 39, 2S; Zacarías 8, 13; 10, 6 ss., etc. El Apóstol Santiago cita este anuncio en el Concilio de los Apóstoles (cf. Hechos 15, 15-17 y notas), según la versión de los Setenta, poniendo las palabras “después de esto volveré”, para probar que el carácter universal de la Iglesia con el llamamiento de los gentiles al redil de Cristo estaba de acuerdo con las profecías. En su sentido literal ha de aplicarse a la restauración del pueblo israelita. Cf. Jeremías 30, 3; Ezequiel 45, 4 y notas. “Después de tantas amenazas, el profeta termina con una dulce promesa, la restauración de la tienda de David, es decir, de su reino, y la dominación sobre los pueblos vecinos. Semejante promesa implica la promesa del Mesías y de su reino, como lo interpreta el Apóstol Santiago en Hechos 15, 16” (Nácar-Colunga).
En aquel día levantaré el tabernáculo de David, que está por tierra; repararé sus quiebras y alzaré sus ruinas, y lo reedificaré como en los días antiguos, 12 ▼▼12. Ha sido invocado mi Nombre: Fórmula que expresa los derechos de propiedad de Yahvé. Joel 3, 19 y Abdías 19 hacen igual anuncio con respecto a Edom.
para que sean dueños de los restos de Edom, y de todas las naciones sobre las cuales ha sido invocado mi Nombre, dice Yahvé, que hace esto. 13 ▼▼13 s. Fillion hace notar que se alude aquí a la edad de oro mesiánica, y agrega: “Después de un largo exilio (cf. 4, 3; 5, 27; 6, 7, etc.) Israel será reinstalado en Palestina, donde será feliz y próspero. La era mesiánica es muy a menudo asociada en la Biblia al fin de la cautividad.”
He aquí que vienen días, dice Yahvé, en que al arador le seguirá el segador, y al que pisa las uvas el que esparce la semilla; los montes destilarán mosto, y todas las colinas abundarán de fruto. 14Y haré que regresen los cautivos de Israel, mi pueblo; edificarán las ciudades devastadas, y las habitarán, plantarán viñas y beberán su vino; harán huertos y comerán su fruto. 15 ▼▼15. Yo los plantaré en su propio suelo. Véase promesas idénticas en Deuteronomio 30, 3-5; Isaías 27, 12 s.; Zacarías 10, 8 s. Es el sueño del sionismo judío, cuyo iniciador fue Teodoro Herzl de Viena, que trazó el programa sionista en el primer Congreso sionista de Basilea en 1897. El 2 de noviembre de 1917 se les abrió a los judíos la puerta de Tierra Santa por la declaración Balfour, y después de la segunda guerra mundial las Naciones. Unidas (UN) les adjudicaron una parte de Palestina y favorecieron el establecimiento de un reino judío. ¿Es este el comienzo del reagrupamiento del cual habla el profeta? No sabemos. Dios nos lo dará a conocer a su tiempo. Cf. nuestro estudio “El problema judío a la luz de la Sagrada Escritura” en “Revista Bíblica” (N° 53 del año 1949).
Yo los plantaré en su propio suelo; y no volverán a ser arrancados de su tierra, que Yo les he dado, dice Yahvé, tu Dios.
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