Deuteronomy 15
El año de remisión
1 ▼▼I. Cf. Levítico 25, 2 ss. y nota. Según algunos, la remisión de las deudas en el año sabático no era completa, sino solo un aplazamiento de pago. A tal interpretación se opone el versículo 9, que muestra el espíritu de esta admirable institución, que es de una transcendencia social incalculable, cuya sabiduría no ha sido alcanzada después por pueblo alguno.
Al cabo de siete años harás remisión. 2He aquí en qué consiste la remisión: Todo acreedor remitirá lo que haya prestado a su prójimo; no lo exigirá a su prójimo, esto es, su hermano, una vez publicada la remisión de Yahvé. 3Podrás exigirlo a un extranjero, pero lo que tu hermano tiene de lo tuyo, se lo remitirás; 4 ▼▼4. ¡Cuán lejos de eso está hoy la humanidad, orgullosa de su progreso técnico y material! Solo en los tiempos apostólicos se llegó a esto, como fruto del Evangelio plenamente vivido (Hechos de los Apóstoles 4, 32-37). Véase versículo 11 y nota.
para que no haya en medio de ti menesteroso alguno, pues Yahvé te bendecirá abundantemente en la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará en propiedad hereditaria, 5con tal que oigas cuidadosamente la voz de Yahvé, tu Dios, empeñándote en cumplir todos estos mandamientos que hoy te prescribo. 6 ▼▼6. Prestarás a muchas naciones: Cf. 28, 12, donde igualmente se agrega que la promesa es condicional. Nácar-Colunga pone aquí la siguiente nota: “Podría alguien pensar que con estas palabras se autoriza a los hebreos para ejercer la usura con los extranjeros. No hay tal. Este versículo promete la bendición de Dios a Israel por la observancia de la Ley, y el autor sagrado da a esa bendición la forma acomodada a las circunstancias, que aquí son las de los versículos anteriores. Es lo que observamos en los profetas con las bendiciones mesiánicas, que toman infinitas formas de expresión, según las circunstancias en que se halla el profeta (28, 12, 44; Isaías 23, 17 s.; 60, 6 ss.; Ageo 2, 8).
Porque Yahvé, tu Dios, te bendecirá como te ha dicho, tú prestarás a muchas naciones, mas no pedirás prestado; dominarás a muchos pueblos, y ellos no te dominarán a ti. Obligación de socorrer a los pobres
7Cuando hubiere en medio de ti un pobre de entre tus hermanos, en una de tus ciudades, en la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará, no endurezcas tu corazón, ni cierres tu mano contra tu hermano pobre; 8 ▼▼8. Véase Mateo 5, 42; Lucas 6, 34-35.
sino ábrele tu mano y préstale lo suficiente para satisfacer la necesidad que le oprime. 9Ten cuidado, no sea que se levante en tu corazón el perverso pensamiento: ‘Se va acercando el año séptimo, el año de la remisión’; y tu ojo sea malo para con tu hermano indigente, de modo que no le des nada; pues si él clama contra ti a Yahvé, tú te acarreas pecado. 10Dale sin falta, y al darle no debe dolerte el corazón; porque a raíz de esto te bendecirá Yahvé, tu Dios, en todas tus obras y en todo aquello que emprendas. 11 ▼▼11. Trasciende aquí maravillosamente la economía divina que permite que siempre haya pobres, para que no nos falte la ocasión de abrir la mano y cumplir el gran mandamiento del amor al prójimo. También Jesús afirma que siempre habrá pobres (Mateo 26, 11); y para estimularnos a socorrerles se identifica Él mismo con ellos (Mateo 25, 34 ss.).
Porque nunca dejará de haber pobres en el país, por lo cual yo te mando diciendo: Abre tu mano a tu hermano, es decir, a tu pobre y a tu necesitado en tu tierra. Los esclavos
12 ▼▼12 ss. Otra conquista de progreso social, mayor que las leyes de jubilaciones y pensiones de hoy, porque estaba fundada en la caridad de Dios. Cf. Éxodo 21, 2; Levítico 25, 13 ss.; Jeremías 34, 14 y nota.
Cuando uno de tus hermanos, hebreo o hebrea, te fuere vendido, te sirva seis años, y al séptimo le despedirás libre de tu lado. 13Y al despedirle libre de tu lado no le dejarás ir con las manos vacías; 14antes al contrario le darás liberalmente de tu rebaño, de tu era y de tu lagar; le darás de aquello con que Yahvé, tu Dios, te ha bendecido. 15Acuérdate de que tú fuiste siervo en la tierra de Egipto y que Yahvé, tu Dios, te puso en libertad; por eso te doy ahora este mandato. 16Mas si te dijere: “No quiero salir de tu casa”, por cuanto te ama a ti y a tu casa, porque le va bien contigo, 17tomarás una lezna y horadarás su oreja contra la puerta, y será esclavo tuyo para siempre. Lo mismo harás con tu esclava. 18No te parezca duro a tus ojos darle por libre; pues sirviéndote seis años te ha ahorrado el salario de dos jornaleros, y Yahvé, tu Dios, te bendecirá en cuanto hagas. Los primerizos
19 ▼▼19. Según Números 18, 15 ss., los primogénitos del ganado pertenecían a Dios, y parte de ellos a los sacerdotes. Moisés adapta esta ley a nuevas circunstancias, extensión del país, etc., indicando las normas, según las cuales tendrán que consagrar a los primerizos.
Consagrarás a Yahvé, tu Dios, todo primerizo que naciere de tus vacas y de tus ovejas; no trabajarás con el primerizo de tu vaca, ni esquilarás el primer nacido de tus ovejas: 20Los comerás, cada año, tú y tu casa, delante de Yahvé, tu Dios, en el lugar escogido por Yahvé. 21Pero si hay en él alguna tacha, si es cojo o ciego, o tiene otro defecto grave, no se lo ofrecerás en sacrificio a Yahvé, tu Dios; 22sino que lo comerás dentro de tus puertas, sin hacer distinción entre el impuro y el limpio, así como se come la gacela y el ciervo. 23 ▼▼23. No comerás su sangre: Cf. 12, 16 y nota.
Pero no comerás su sangre, la cual derramarás sobre la tierra como agua.
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