Deuteronomy 18
Derechos de los sacerdotes y levitas
1 ▼▼1. San Jerónimo aplica estas palabras a los sacerdotes de la Iglesia y los exhorta a no buscar las ganancias e intereses del siglo, ni tener más bienes que cuando comenzaron a ser clérigos. “Digo esto, continúa el Doctor Máximo, porque hay algunos que como monjes han venido a ser más ricos de lo que eran como seglares; y clérigos hay que bajo la bandera de Cristo pobre poseen riquezas que no tuvieron bajo la del demonio rico y engañador. La Iglesia gime de ver en su gremio ricos a los que antes el mundo tenía por pobres mendigos... Huid como de una pestilencia contagiosa del clérigo negociante, que de pobre se ha hecho rico y de hombre oscuro convertido en glorioso” (Ad Nepot.). Cf. 10, 9; Números 18, 20 y 23; 26, 62; I Corintios 9, 13; I Timoteo 6, 8.
Los sacerdotes levitas, toda la tribu de Leví, no tendrán parte ni herencia con (el resto de) Israel; se han de sustentar de los sacrificios de combustión ofrecidos a Yahvé y de la herencia de Él. 2No tendrán herencia entre sus hermanos. Su herencia es Yahvé, como Él se lo tiene dicho. 3He aquí lo que los sacerdotes tienen derecho de tomar del pueblo, de parte de los que ofrecen un sacrificio, sea un buey o una oveja: se dará al sacerdote la espaldilla, las dos quijadas y el cuajar. 4Le darás también las primicias de tu trigo, de tu vino y de tu aceite, con las primicias del esquileo de tus ovejas. 5Porque Yahvé, tu Dios, le ha elegido de entre todas tus tribus, para estar delante de Él y prestar servicio en nombre de Yahvé, él y sus hijos para siempre. 6Si un levita llevado por el deseo de su alma sale de alguna de tus ciudades de todo Israel, donde mora, y va al lugar escogido por Yahvé, 7 ▼▼7. Prestará servicio en nombre de Yahvé: Quiere decir que el levita podrá ganar su sustento, yendo al lugar del Tabernáculo y participando en los convites sagrados. Por regla general, los levitas vivían en sus ciudades, y solo algunos, según el turno, servían en el Templo.
prestará servicio en nombre de Yahvé, su Dios, como todos sus hermanos levitas que allí están delante de Yahvé. 8Comerá igual porción que los otros, aparte del producto de la venta de sus bienes patrimoniales. Contra los adivinos y hechiceros
9Cuando hubieres entrado en la tierra que Yahvé tu Dios va a darte, no aprenderás a imitar las abominaciones de esos pueblos. 10 ▼▼10. Pasar a su hijo por el fuego: Se refiere a la perversa costumbre de quemar niños en honor de Moloc. Cf. Levítico 18, 21; 20, 2; IV Reyes 16, 3; 21, 6; Salmo 105, 37 s.; Isaías 57, 5; Jeremías 7, 31; 19, 5; 32, 35; Ezequiel 16, 21; 23, 37.
No se halle en medio de ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego; ni quien practique la adivinación o el sortilegio, ni quien sea agorero, o mago, 11 ▼▼11. Cf. Levítico 19, 27 y nota.
o encantador; ni quien consulte a espíritus y adivinos, o pregunte a los muertos. 12Porque todo aquel que hace estas cosas es abominable ante Yahvé, tu Dios; y a causa de estas abominaciones Yahvé, tu Dios, los va a arrojar delante de ti. 13 ▼▼13. Sé escrupuloso: sé perfecto. Cf. Génesis 17, 1 y nota. “Dichoso es, dice San Jerónimo, el que se santifica cada día progresando, y no considera el bien que ayer hizo, sino el que tiene que hacer hoy para adelantar. El santo está siempre dispuesto a subir, y el pecador a bajar, y así como el hombre perfecto se perfecciona cada día más y más, el pecador desmerece progresivamente” (In. Psal. 83).
Sé escrupuloso en el cumplimiento de la Ley de Yahvé, tu Dios. 14Porque estos pueblos que tú vas a desposeer escuchan a agoreros y adivinos, pero a ti te lo ha prohibido Yahvé, tu Dios. Vaticinio mesiánico
15 ▼▼15. “Oráculo con razón famoso, del cual el Nuevo Testamento trae varias interpretaciones auténticas, San Pedro (Hechos de los Apóstoles 3, 22) y San Esteban (Hechos de los Apóstoles 7, 35) lo aplican directamente a Nuestro Señor Jesucristo” (Fillion). Cuando Felipe fue llamado al apostolado, dijo: “Hemos encontrado a Aquel de quien escribió Moisés” (Juan 1, 45). El mismo Salvador se refiere a la profecía de Moisés en Juan 5, 45 ss. No cabe duda de que la profecía se cumplió en Jesucristo. Así como Moisés fue el legislador de la Ley Antigua, Jesucristo lo es de la nueva (San Agustín). Véase Juan 1, 17; Hechos de los Apóstoles 3, 22; 7, 37 y notas.
Yahvé, tu Dios, te suscitará un Profeta de en medio de ti, de entre tus hermanos como yo; a él escucharéis. 16Precisamente como tú pediste a Yahvé, tu Dios, en el Horeb, en el día de la asamblea, diciendo: ‘No oiga yo otra vez la voz de Yahvé, mi Dios, ni vea más este gran fuego, para que no muera.’ 17Entonces me contestó Yahvé: ‘Tienen razón en lo que han dicho. 18Les suscitaré un profeta de en medio de sus hermanos, semejante a ti; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo cuanto Yo le mandare. 19Y si alguno no escuchare mis palabras que él dirá en mi nombre, Yo le pediré cuenta de ello. 20 ▼▼20. Cf. 12, 32; 13, 9 y notas. Nada aborrece tanto el Señor como la deformación de la doctrina, que tiende a convertir, como dice San Jerónimo, el Evangelio de Dios en Evangelio del hombre. Por esto el Papa Benedicto XV exhorta enérgicamente a que no se prediquen “cosas que no tienen de sagrado más que el lugar donde se pronuncian” (Encíclica Humani Generis Redemptionem).
Pero el profeta que en su presunción dijere en mi nombre lo que Yo no le he mandado decir, o en mi nombre hablare de otros dioses, ese profeta morirá.’ 21Y si preguntas en tu corazón: ‘¿Cómo podemos conocer la palabra que no ha hablado Yahvé?’ (Sábete que) 22 ▼▼22. No le temas: No hagas caso del falso profeta. Véase las palabras de San Pablo en Gálatas 1, 9: “Cualquiera que os anuncie un Evangelio diferente del que habéis recibido sea maldito.” Cf. Mateo 7, 15; Juan 5, 43; 7, 18; Hechos de los Apóstoles 20, 29; II Corintios 11, 13 s.; I Timoteo 3, 5; 4, 3; II Pedro 3, 3 s.
si un profeta habla en nombre de Yahvé, y no se cumple la palabra, ni se realiza, es palabra que no ha hablado Yahvé; en su presunción habló el tal profeta; no le temas.
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