Deuteronomy 19
Ciudades de refugio
1Cuando Yahvé, tu Dios, haya exterminado los pueblos cuya tierra Yahvé, tu Dios, te dará, y los hayas desposeído y habitares en sus ciudades y en sus casas, 2 ▼▼2. Eran seis las ciudades de refugio; tres en Transjordania y tres en Cisjordania. De estas últimas habla Moisés en el versículo 9. Cf. 4, 43; Números 35, 11 ss.
te separarás tres ciudades en medio de la tierra que Yahvé, tu Dios, te dé en posesión. 3 ▼▼3. Prepararás el camino, que lleva a la próxima ciudad de refugio. Es de notar que solo el matador involuntario gozaba del derecho de refugiarse en una de esas ciudades, (cf. versículo 12).
Prepararás el camino y dividirás en tres partes el territorio de tu país que Yahvé, tu Dios, va a darte como herencia, para que en estas (ciudades) pueda refugiarse todo el que haya cometido homicidio. 4He aquí el caso en que el homicida podrá huirse allí para salvar su vida: si el que mató a su prójimo lo hizo sin querer y sin tenerle odio anteriormente. 5Uno sale, por ejemplo, con su compañero al bosque a cortar leña, y al blandir con su mano el hacha para cortar el árbol se le salta el hierro del mango e hiere a su compañero, y este muere: tal hombre se refugiará en una de aquellas ciudades y vivirá; 6 ▼▼6. El vengador de la sangre: El pariente más próximo del que había sido muerto.
no sea que el vengador de la sangre persiga en su excesivo furor al homicida y le alcance, por ser largo el camino, y le quite la vida, sin que haya merecido la muerte, pues no le odiaba anteriormente. 7Por eso te mando, diciendo: Te separarás tres ciudades. 8Y cuando Yahvé tu Dios, ensanchare tus términos, como lo ha jurado a tus padres, y te diere toda la tierra que prometió dar a tus padres 9—con tal que guardes todos estos mandamientos que yo te ordeno hoy, para ponerlos en práctica, amando a Yahvé, tu Dios, y andando en sus caminos todos los días agregarás otras tres ciudades a las tres anteriores, 10para que no se derrame sangre inocente en medio de la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará por herencia tuya, y no caiga sangre sobre ti. 11Pero si uno por el odio que tiene a su prójimo, le pone asechanzas, y levantándose contra él le hiere mortalmente, y huye después a una de aquellas ciudades; 12entonces, los ancianos de su ciudad enviarán a sacarle de allí, y le entregarán en manos del vengador de la sangre para que muera. 13Tu ojo no tenga compasión de él; pues con eso quitarás de Israel el crimen cometido contra sangre inocente, y te irá bien. No moverás los lindes
14No moverás los lindes de tu prójimo, que pusieron los antepasados, en la heredad que has de poseer, en la tierra que Yahvé, tu Dios va a darte en posesión.Los testigos
15 ▼▼15. Lo que antes (Deuteronomio 17, 6; Números 35, 30) estaba prescrito para ciertos casos, aquí se hace regla general, porque uno solo podía fácilmente calumniar a otro, mientras que dos o tres testigos son mayor garantía para evitar sentencias injustas. San Pablo recomienda la misma norma cuando se trata de un presbítero, puesto que los sacerdotes más que otras personas son el blanco de acusaciones anónimas. “Contra un presbítero, intima el Apóstol al obispo Timoteo, no admitas acusación si no es por testimonio de dos o tres testigos” (I Timoteo 5, 19).
Un solo testigo no vale contra un hombre acusado de cualquier delito o pecado, cualquiera que sea el pecado que haya cometido. Por el testimonio de dos testigos, o por el testimonio de tres testigos, se decide la causa. 16Cuando se levantare un testigo falso contra un hombre para acusarle de un delito, 17entonces los dos hombres que tienen el pleito comparecerán ante Yahvé, ante los sacerdotes y los jueces que hubiere en ese tiempo; 18y si los jueces, después de una diligente investigación, hallaren que el testigo es un testigo falso y ha dicho mentira contra su hermano, 19harás con él lo mismo que él pensaba hacer con su hermano. Así extirparás el mal de en medio de ti; 20 ▼▼20. Véase un concepto análogo en I Timoteo 5, 20, donde el Apóstol dice: “A aquellos que pequen, repréndelos delante de todos, para que los demás también cobren temor.”
y los demás al oírlo temerán y no cometerán más semejante maldad en medio de ti. 21 ▼▼21. Alude a la ley del talión (Éxodo 21, 24), derogada por Cristo en el Sermón de la Montaña (Mateo 5, 38 ss.) y sustituida por la ley de la caridad.
Tu ojo no tenga compasión de él: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.
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