Deuteronomy 32
Cántico de Moisés
1 ▼▼1. El cántico de Moisés —así se llama este capítulo— es una joya de la poesía hebrea, no solo por la perfección del lenguaje, sino también por el tema de eterna actualidad que en él se desarrolla. “Le anima la inspiración profética, más aún que el entusiasmo lírico. Moisés contempla anticipadamente a los hebreos instalados en la Tierra de promisión, descubre y expone su negra ingratitud y los castigos que esta atraerá sobre ellos. Toda su historia pasada y futura se resume en estas breves, páginas. Dios, siempre fiel y bienhechor, el pueblo siempre rebelde y abusando de los divinos beneficios; he aquí el alma de este cántico” (Cardenal Gomá, Salterio, pág. 478). La Iglesia lo ha incorporado al Breviario Romano (Oficio del sábado).
Escuchad, oh cielos, que yo hablaré; oiga la tierra las palabras de mi boca. 2Descienda, como lluvia, mi doctrina; destile mi palabra cual rocío, cual llovizna sobre la hierba, como gotas de agua sobre el césped. 3Pues celebraré el nombre de Yahvé; ¡dad gloria a nuestro Dios! 4 ▼▼4. Roca: nombre muy apropiado para demostrar la fidelidad de Dios. Cf. Génesis 49, 24 y nota. Con su fidelidad contrasta la infidelidad del pueblo hebreo.
Él es la Roca, perfecta es su obra, justos son todos sus caminos; es un Dios fiel y sin iniquidad; justo y recto es Él. 5 ▼▼5. Literalmente: pecaron contra Él indignamente sus no-hijos, generación mala y perversa. Los “no-hijos” son los israelitas; pues por su ingratitud e infidelidad perdieron el privilegio de ser el pueblo elegido.
Prevaricaron contra Él los que por sus inmundicias ya no son hijos suyos, una generación depravada y perversa. 6¡Así retribuís a Yahvé, oh pueblo necio e insensato! ¿No es Él tu padre que te adquirió tu creador, tu fundador? 7Acuérdate de los tiempos antiguos; considerad los años, generación tras generación; pregunta a tu padre, y él te lo anunciará; a tus ancianos y ellos te lo dirán. 8 ▼▼8. Cf. Hechos de los Apóstoles 17, 26. Fijó los límites de los pueblos: Dios desde un principio preparó para su pueblo la tierra de Canaán.
Cuando el que mora en lo alto dio a cada nación su posesión, cuando dividió a los hijos de los hombres, fijó los límites de los pueblos según el número de los hijos de Israel. 9Pues la porción de Yahvé es su pueblo, Jacob la herencia peculiar suya. 10 ▼▼10. Recuerda los cuarenta años que pasaron los israelitas en el desierto, instruidos y cuidados por su Dios.
Lo halló en una tierra desierta, en la soledad, entre aullidos salvajes; y rodeándolo por todas partes lo cuidó, y lo guardó como a la niña de sus ojos. 11 ▼▼11. Véase la figura análoga que emplea Jesús en su discurso del Templo (Mateo 23, 37).
Como el águila vigila sobre su nido cuando revolotea sobre sus polluelos, extiende sus alas, los toma, y los lleva sobre sus alas; 12 ▼▼12. Yahvé solo lo conducía: La Iglesia pone este texto en la Misa de Santa Teresa del Niño Jesús, para destacar su admirable espiritualidad infantil, hecha toda de abandono y confianza en el amor misericordioso del Padre Celestial.
así Yahvé solo lo conducía no estaba con él dios ajeno. 13Le hizo escalar las alturas de la tierra, para que comiera los frutos del campo; le dio a sorber miel de la peña, y aceite de la durísima roca, 14manteca de vacas y leche de ovejas, con pingües corderos, carneros de Basan y machos cabríos, con lo más escogido del trigo; y bebiste la sangre espumante de la uva. 15 ▼▼15. Yeschurún: nombre lleno de cariño; significa el recto, el justo. La Vulgata vierte: el amado. Cf. 33, 5 y 26. Te hinchaste: ¿Quién de nosotros no se ve retratado en este reproche? La misma queja formula el Señor por medio de Jeremías: “Han engordado y se han puesto rollizos, traspasaron mis palabras pésimamente; no hacen justicia al huérfano y salen triunfantes, ni atienden la causa de los pobres. ¿No he de castigar esto?, dice Yahvé” (Jeremías 5, 28 s.). Roca de su salvación: Vulgata: Dios su salvador.
Mas engordó Yeschurún, y dio coces; — ¡engordaste, engrosaste, te hinchaste!— y abandonó a Dios su Hacedor, despreciando la Roca de su salvación. 16Le provocaron con dioses extraños; con abominaciones incitaron su ira. 17Ofrecían sacrificios a los demonios, que no son Dios, a dioses que no habían conocido, a nuevos y recién venidos, que no adoraron vuestros padres. 18Abandonaste la Roca que te engendró, diste al olvido a Dios que te dio el ser. 19Lo vio Yahvé y sintió asco, pues sus hijos y sus hijas le provocaron. 20Y dijo: “Les esconderé mi rostro, veré cuál será su fin; es una raza perversa, hijos desleales. 21 ▼▼21. Aquellos que no son pueblo: los gentiles. Moisés predice que los pueblos gentiles serán llamados a entrar en el reino de Dios. Es el misterio que San Pablo trata en Romanos capítulo 11. La infidelidad del pueblo judío traerá como consecuencia la admisión de los pueblos paganos, que para los judíos eran un “no-pueblo”, una masa desordenada, excluida del Reino de Dios y destinada a la perdición. Véase los pasajes paralelos en 28, 68 nota.
Han provocado mis celos con no-dioses, me han irritado con sus ídolos. Por eso provocaré sus celos con aquellos que no son pueblo; con una nación necia los irritaré. 22 ▼▼22. Infierno; literalmente scheol, lugar de los muertos. Lo más hondo del infierno es el lugar de los condenados. Cf. Mateo 25, 41; Marcos 9, 48; II Tesalonicenses 1, 8; Apocalipsis 14, 10 s.; 19, 20; 20, 10; 21, 8.
Se ha encendido el fuego de mi ira, que arderá hasta lo más hondo del infierno, devorando la tierra con sus productos, y abrasando los cimientos de los montes. 23Males quiero amontonar sobre ellos, agotar contra ellos mis flechas. 24 ▼▼24. La ardiente fiebre, la amarga pestilencia: Vulgata: las aves a crueles picotazos. Cf. 28, 21.
Los consumirá el hambre, y los devorará la ardiente fiebre, la amarga pestilencia. Enviaré contra ellos dientes de fieras y el veneno de las (serpientes) que se arrastran por el polvo. 25Por fuera los destruirá la espada, y dentro de la casa el espanto, lo mismo al joven como a la doncella, al niño de pecho como al anciano. 26Quisiera decir: “Los aniquilaré; haré cesar de entre los hombres su memoria”, 27 ▼▼27. Dios no va a aniquilarlos por completo, porque los enemigos no verían en ello el dedo de Dios; al contrario, lo interpretarían como el triunfo de sus dioses sobre el Dios de Israel. ¿No parece ser esto un “pretexto” de su corazón paternal para perdonar una vez más a los hijos ingratos?
si no temiera la arrogancia del enemigo; pues lo verían sus adversarios; y dirían: “Nuestra mano ha prevalecido, no es Yahvé quien ha hecho todo esto.” 28 ▼▼28. Lo que les espera: Es propio de los hijos del siglo, olvidar las postrimerías, no pensar en las cosas futuras para hacérselas favorables y asegurarse la felicidad duradera, que solo de Dios viene. “En todas tus acciones recuerda tus postrimerías, y no pecarás” (Eclesiástico 7, 40). Cf. Isaías 47, 7.
Pues es gente sin inteligencia, y no hay en ellos entendimiento. 29¡Oh si fueran sabios para entenderlo y comprender lo que les espera! 30¿Cómo puede perseguir uno a mil, y dos espantar a diez mil, si no porque su Roca los ha vendido, y Yahvé los ha entregado? 31Pues no es la Roca nuestra como la suya; los mismos enemigos lo testifican. 32 ▼▼32. Continúa la descripción de los enemigos bajo la imagen de la vid. La vid auténtica es Israel (cf. Isaías capítulo 5), sus enemigos son semejantes a uvas venenosas.
Porque su vid es de la vid de Sodoma y de las campiñas de Gomorra; sus uvas son uvas venenosas, y llenos de amargura sus racimos. 33Veneno de dragones es su vino, ponzoña terrible de áspides. 34 ▼▼34. Sellado entre mis tesoros: El castigo de los enemigos está sellado, esto es, bien guardado como en una caja de hierro. No escaparán, la venganza los alcanzará.
¿No tengo Yo esto guardado conmigo, sellado entre mis tesoros? 35 ▼▼35. Cf. Romanos 12, 19; Hebreos 10, 30.
Mía es la venganza y la retribución; a su tiempo resbalará su pie; pues el día de su ruina está cerca, su destino viene volando. 36Pues Yahvé juzga a su pueblo, y se compadecerá de sus siervos, cuando vea que ya no tienen fuerza y no les queda ni esclavo ni libre. 37 ▼▼37. Lenguaje irónico que Dios usa con los israelitas apóstatas.
Entonces dirá: ¿Dónde están sus dioses, la Roca en que se refugiaron? 38(¿Dónde están esos dioses), que comían la grosura de sus sacrificios, y bebían el vino de sus libaciones? ¡Levántense y vengan a socorreros, y sean ellos vuestro amparo! 39 ▼▼39. Él da muerte al orgullo de nuestro hombre viejo, para darnos nueva vida según la fe en su Hijo (Romanos 6, 4; Efesios 4, 24; Colosenses 3, 10).
Ved ahora que soy Yo, y solo Yo, y no hay dioses junto a Mí; Yo soy quien doy la muerte y doy la vida; Yo hiero y Yo sano, y no hay quien se libre de mi mano. 40Porque alzando al cielo mi mano, digo: “Por mi vida eterna: 41Cuando afile el rayo de mi espada, y mi mano empuñe el juicio, tomaré venganza de mis enemigos, y daré el pago a los que me odian. 42Embriagaré de sangre mis saetas, y mi espada comerá carne, la sangre de muertos y de cautivos, y las cabezas de los caudillos enemigos.” 43 ▼▼43. Donoso Cortés llama a Moisés el más grande de los poetas, no solamente por este poema y algunos otros que la Biblia trae bajo su nombre, sino por la grandeza del tema. “Homero, dice, nos hace asistir al choque violento de la Europa y del Asia, Moisés nos pone delante de las maravillas de la creación; Homero canta a Aquiles, Moisés a Yahvé; Homero desfigura a los hombres y a los dioses; sus hombres son divinos y sus dioses humanos; Moisés nos muestra sin velo el rostro de Dios y el rostro del hombre. El águila homérica no subió más alta que las cumbres del Olimpo, ni voló más allá de los griegos horizontes. El águila del Sinaí subió hasta el trono resplandeciente de Dios, y tuvo debajo de sus alas todo el orbe de la tierra… Entre la epopeya homérica y la bíblica, entre Homero y Moisés, hay la misma distancia que entre Júpiter y Yahvé, entre el Olimpo y el cielo” (Discurso sobre la Biblia).
Ensalzad, oh naciones, a su pueblo, porque Él vengará la sangre de sus siervos; tomará venganza de sus enemigos, y espulgará a su tierra, a su pueblo. 44Fue, pues, Moisés, y dijo todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo él con Josué, hijo de Nun. 45Y cuando Moisés hubo acabado de comunicar todas estas palabras a todo Israel, 46les dijo: “Fijad vuestro corazón en todas estas palabras que hoy os he proclamado, Los prescribiréis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de poner por obra todas las palabras de esta Ley. 47 ▼▼47. Si estas palabras del Antiguo Testamento son la vida y la dan, ¡cuánto más las palabras del Evangelio! De las que dijo Jesucristo: “Lo que da la vida es el espíritu; las palabras que Yo os he dicho, espíritu y vida son” (Juan 6, 63).
Porque no es cosa inútil para vosotros, es vuestra vida; por medio de esta palabra prolongaréis vuestros días sobre la tierra en cuya posesión vais a entrar, pasando el Jordán.” Dios anuncia a Moisés la muerte
48En aquel día habló Yahvé a Moisés, diciendo: 49“Sube a esta montaña de Abarim, al monte Nebo, que está en el país de Moab, frente a Jericó; y mira la tierra de Canaán, que voy a dar en posesión a los hijos de Israel. 50En el monte al que has de subir morirás y serás reunido con tu pueblo; así como murió Aarón, tu hermano, en el monte Hor, y fue reunido con su pueblo. 51 ▼▼51. Aguas de Meribá, o Aguas de la Contradicción, donde Moisés, dudando de la misericordia de Dios, dijo exasperado: “¿Por ventura podremos sacaros agua de esta peña?” (Números 20, 10 s.; 27, 14).
Porque habéis pecado contra Mí en medio de los hijos de Israel, junto a las aguas de Meribá, en Cades, en el desierto de Sin y porque no me glorificasteis en medio de los hijos de Israel. 52Verás delante de ti la tierra que Yo voy a dar a los hijos de Israel, pero no entrarás en ella.”
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