Exodus 16
Las codornices y el maná
1 ▼▼1. El desierto de Sin, situado entre Elim y el Sinaí, no puede localizarse exactamente. Unos lo buscan en el interior de la península de Sinaí; otros, en cambio, cerca del Mar Rojo.
Habiendo partido de Elim llegó todo el pueblo de los hijos de Israel al desierto de Sin, que está entre Elim y el Sinaí, el día quince del segundo mes después de su salida del país de Egipto. 2Y murmuró todo el pueblo de los hijos de Israel contra Moisés y Aarón en el desierto. 3 ▼▼3. Cada día: Dios quería que su pueblo viviese “al día” para mostrarles que el pan cotidiano venía de Él. Este será también el sentido del “cada día” en la cuarta petición del Padre Nuestro (Lucas 11, 3; cf. Mateo 6, 11).
Les decían los hijos de Israel: “¡Ojalá hubiéramos muerto a manos de Yahvé en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan en abundancia! Vosotros nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a todo este pueblo.” 4Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Mira, Yo haré llover sobre vosotros pan del cielo; y saldrá el pueblo a recoger cada día la porción diaria; de esta manera lo pongo a prueba si quiere andar o no según mi ley. 5Mas al día sexto han de conservar lo que hayan traído, porque será el doble de lo que acostumbran recoger cada día.” 6Dijeron, pues, Moisés y Aarón a todos los hijos de Israel: “Esta tarde conoceréis que Yahvé es quien os ha sacado del país de Egipto; 7y a la mañana veréis la gloria de Yahvé, ya que ha oído vuestras murmuraciones que se dirigen contra Él; porque nosotros ¿qué somos para que murmuréis contra nosotros?” 8Y añadió Moisés: “Esto será al daros Yahvé esta tarde carne para comer, y a la mañana pan en abundancia; pues Yahvé ha oído vuestras murmuraciones con que murmuráis contra Él; pues ¿qué somos nosotros? No van contra nosotros vuestras murmuraciones, sino contra Yahvé.” 9Dijo entonces Moisés a Aarón: “Di a todo el pueblo de los hijos de Israel: Acercaos a Yahvé, porque Él ha oído vuestras murmuraciones.” 10Aún estaba hablando Aarón a todo pueblo de los hijos de Israel, cuando ellos volvieron la cara hacia el desierto, y he aquí que la gloria de Yahvé se apareció en la nube. 11Y habló Yahvé a Moisés, diciendo: 12“He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles: Entre las dos tardes comeréis carne y por la mañana os hartaréis de pan; y conoceréis que Yo soy Yahvé, vuestro Dios.” 13 ▼▼13. Las enormes bandadas de codornices no son cosa extraordinaria en aquella región. Todos los años, estas aves atraviesan la península de Sinaí para regresar al norte. Dios dirigió las bandadas de aves hacia el lugar donde acampaban los israelitas. Cf. Salmo 104, 40.
Y sucedió que a la tarde vinieron codornices que cubrieron el campamento; y a la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. 14Y al evaporarse la capa de rocío se vio en la superficie del desierto una cosa menuda y granosa, tan menuda como la escarcha sobre la tierra. 15 ▼▼15. ¿Qué es esto? La Vulgata pone la palabra hebrea “manhú” y lo explica agregando: Esto quiere decir ¿Qué es esto? De “manhú” se formó la palabra de maná (v. 31). Hasta ahora han fracasado todos los intentos de explicar el maná como fenómeno natural. Según el contexto se trata de un manjar milagroso. Esto es tan evidente, que lo reconocían aun los fariseos que hablaban con Jesús (Juan 6, 31). El tamarisco que algunos consideran como producente del maná, exuda, es verdad, una especie de resina o goma de color amarillento y blanco, mas no hubiera bastado para alimentar todo un pueblo durante tan largo tiempo.
Cuando la vieron los hijos de Israel, se decían unos a otros: “¿Qué es esto?” Pues no sabían lo que era. Les dijo Moisés: “Este es el pan que Yahvé os da por alimento.” Preceptos relativos al maná
16 ▼▼16. Un gomor , la décima parte del efa, o sea 3,6 litros (v. 36). El hebreo dice: un ómer.
Esta es la orden prescrita por Yahvé: “Recoged de ello cada uno cuanto necesite para comer, un gomor por cabeza, conforme al número de vuestras personas; cada uno recogerá para la gente que tenga en su tienda.” 17Lo hicieron así los hijos de Israel, y recogieron unos más, otros menos. 18 ▼▼18 ss. San Pablo en II Corintios 8, 14 s. explica esto en el sentido de que la abundancia de los ricos ha de emplearse para suplir la indigencia de los pobres. Es muy importante esta enseñanza que nos defiende contra la desconfianza en la Providencia. Jesús la reitera con divina elocuencia en el Sermón de la Montaña (Mateo 6, 25-33). Contra la pasión de atesorar, cf. I Timoteo 6, 8-10.
Mas cuando lo midieron con el gomor (encontraron que) quien había recogido mucho, nada tenía de mas, y quien había recogido poco, nada tenía de menos. Cada uno había recogido según lo que podía comer. 19Les dijo también Moisés: “Nadie deje nada de ello hasta el día siguiente.” 20Pero no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron sobras para el día siguiente, y se produjeron gusanos y hediondez, por lo cual Moisés se airó contra ellos. 21Lo recogían pues todas las mañanas, cada uno según lo que necesitaba para comer; mas cuando se dejaba sentir el calor del sol se derretía. 22El día sexto recogieron doble porción de alimento, dos gomor para cada persona. Y fueron todos los príncipes del pueblo a decírselo a Moisés; 23 ▼▼23. Por aquí y el versículo 30 se ve que el sábado se celebraba ya antes de la legislación del Sinaí (capítulo 20 ss.), la cual lo supone y confirma. Su institución ha de verse en el relato de la Creación (Génesis 2, 2) donde el autor sagrado revela que Dios bendijo el séptimo día y lo “santificó”, es decir, lo reservó para Él. De ahí que el pueblo de Israel descansara después de sus seis días de trabajo en memoria del séptimo día, en que Dios “descansó” después de la Creación. Más tarde la ley del sábado fue extendida también a la tierra, cuyos campos tenían que descansar cada siete años. Cf. 23, 10; Levítico 25, 1 ss.; Deuteronomio 15, 1 ss.
el cual les respondió: “Esto es lo que ha mandado Yahvé: Mañana es sábado, día de reposo, consagrado a Yahvé. Coced lo que hayáis de cocer, y lo que hayáis de hervir, hervidlo; y todo lo que sobre guardadlo como reserva para el día siguiente.” 24Y ellos lo guardaron para el día siguiente, según la orden de Moisés; y no hedió, ni se halló en él gusano alguno. 25Dijo entonces Moisés: “Comedlo hoy, porque hoy es sábado en honor de Yahvé; hoy no lo hallaréis en el campo. 26Seis días lo recogeréis, mas al séptimo día que es sábado, no habrá nada”. 27A pesar de todo al séptimo día salieron algunos del pueblo a recogerlo pero no encontraron nada. 28Dijo entonces Yahvé a Moisés: “¿Hasta cuándo rehusaréis guardar mis mandamientos y mis leyes? 29He aquí que Yahvé os ha dado el sábado; por eso en el día sexto os da pan para dos días. Quédese cada hombre en su sitio; no salga nadie el día séptimo de su lugar”. 30Y descansó el pueblo el día séptimo. 31 ▼▼31. Como granos de cilantro, o coriandro. Números 11, 7 agrega: y su color como el color del bedelio (cf. Génesis 2, 12).
La casa de Israel dio a ese alimento el nombre de maná. Era como granos de cilantro, blanco, y su sabor como de torta de miel. 32Y dijo Moisés: “Esto es lo que manda Yahvé: Llenad de maná un gomor, a fin de que se guarde para vuestros descendientes y vean ellos el pan con que os he alimentado en el desierto cuando os saqué del país de Egipto.” 33 ▼▼33. Cf. Hebreos 9, 4. El vaso con el maná que se guardaba en el Tabernáculo, recordaba a los israelitas el alimento milagroso que Dios les proporcionara en el desierto, y era una advertencia de que no solo del pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Deuteronomio 8, 3; Mateo 4, 4).
Dijo, pues, Moisés a Aarón: “Toma una vasija y pon en ella un gomor completo de maná, y colócalo delante de Yahvé, a fin de guardarlo para vuestros descendientes”. 34Y de acuerdo con lo que Yahvé había mandado a Moisés, puso Aarón el (maná) ante el Testimonio para guardarlo. 35 ▼▼35. El maná fue como Jesús mismo declara (Juan 6, 49), figura de la Eucaristía. Venía del cielo todos los días y servía de alimento en el camino por el desierto. Igualmente Jesucristo baja del cielo todos los días en el momento de la consagración, y se nos da por alimento en el desierto de la vida. “Manjar de Ángeles” lo llama el autor sagrado del libro de la Sabiduría (16, 20). Cf. Salmo 77, 25. “Este pan solo lo comen los que dejan a Egipto y sus deleites y caminan hacia la tierra de promisión” (Páramo).
Los hijos de Israel comieron el maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada. Comieron el maná hasta llegar a los confines del país de Canaán. 36El gomor es la décima parte del efa.
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