Exodus 23
Leyes de justicia y caridad
1No siembres falsos rumores ni te conciertes con el malvado para dar falso testimonio. 2 ▼▼2. El número crecido de los que practican una cosa, no califica ni autoriza como bueno lo que en sí mismo es malo, ni puede servir de excusa para el pecado (San Agustín). De ahí la persecución que padece todo verdadero discípulo de Cristo (II Timoteo 3, 12). Porque Él no vino a traer la paz sino la espada (Mateo 10, 34).
No sigas a la muchedumbre para hacer el mal; ni depongas en una causa inclinándote hacia la mayoría para torcer (la justicia). 3 ▼▼3. En la legislación de Moisés ocupa un lugar preferente el pobre que vive del trabajo: de sus manos y de la divina Providencia (cf. v. 11; 22, 22 y nota; Levítico 19, 9 s.; 23, 22; Deuteronomio 24, 12 ss.). Por eso llama la atención este precepto del v. 3, que no parece favorecer al pobre. Quiere decir que no siempre tiene razón el pobre. Si su causa es injusta no hay que favorecerlo. Es, pues, el sentido de los versículos 2 y 3; no te dejes llevar por prejuicios, guarda como juez la imparcialidad y juzga con la misma medida a los ricos y a los pobres.
Tampoco favorecerás al pobre en su pleito. 4Cuando encuentres extraviado el buey de tu enemigo, o su asno, devuélveselos sin falta. 5Si ves caído debajo de su carga el asno del que te aborrece, no te niegues a ayudarlo. Ayúdalo juntamente con el (dueño). 6 ▼▼6. Tu pobre: ¡Qué cariño se revela en esta palabra! Todo pobre es mío, porque es mi hermano, hijo del mismo Padre celestial. ¿No es como si oyéramos las palabras de Cristo? (Mateo 5, 21 ss.; 5, 43 ss.; 22, 34 ss.)
No dobles el derecho de tu pobre en su pleito. 7Aléjate de causas mentirosas, y no quites la vida al inocente y justo; porque Yo no absolveré al malvado. 8No recibas regalos; porque el regalo ciega a los prudentes, y pervierte las causas justas. 9No oprimas al extranjero; porque vosotros sabéis lo que es ser extranjero; pues extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. El año sabático
10Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su producto; 11 ▼▼11. El significado social del año sabático es tan grande como su significado religioso. Al día de descanso corresponde el año de reposo, cuyo fin es reservar todos los frutos del año séptimo para los pobres. Aparte de esto, el año sabático estimulaba a los israelitas a poner su confianza en la providencia de Dios y no apegar el corazón a los bienes terrenales. Ningún pueblo gozaba de una institución tan social y humana (cf. Levítico 25, 3 s.).
al séptimo la abandonarás y la dejarás sin cultivo para que coman los pobres de tu pueblo; y lo que quede, lo comerán las bestias del campo; lo mismo harás con tu viña y tu olivar. 12Seis días trabajarás, y al séptimo dejarás de trabajar, para que descansen tu buey y tu asno, y se recree el hijo de tu sierva y el extranjero. 13Atended a todo lo que os he dicho. No mencionaréis el nombre de otros dioses, ni se oiga este de tu boca. Las fiestas principales
14 ▼▼14. ss. Véase 13, 5 ss.; 34, 18 ss.; Levítico 23, 15 ss. Son las fiestas de Pascua (Ácimos), Pentecostés (fiesta de la siega), y de los Tabernáculos (fiesta de la recolección de los frutos tardíos). Para Israel revestían estas tres fiestas también un carácter histórico. La Pascua era la conmemoración de la salida de Egipto; la fiesta de los Tabernáculos recordaba la estancia en el desierto, y la de Pentecostés la promulgación de la Ley del Sinaí.
Tres veces al año me celebraréis fiestas. 15Guardarás la fiesta de los Ácimos. Durante siete días comerás panes sin levadura, como te he mandado, al tiempo señalado, en el mes de Abib; pues en él saliste de Egipto. Nadie se presentará delante de Mí con las manos vacías. 16También la fiesta de la siega, de las primicias de tus labores, de cuanto hayas sembrado en el campo; y la fiesta de la Recolección al final del año al recoger del campo los frutos de tu trabajo. 17 ▼▼17. Tres veces al año, es decir, en las tres fiestas principales antes mencionadas: Pascua, Pentecostés y Fiesta de los Tabernáculos, Cf. 34, 23 s.
Tres veces al año se presentarán todos tus varones delante de Yahvé, el Señor. 18No ofrecerás la sangre de mi sacrificio juntamente con pan fermentado; ni has de guardar la grasa de mi sacrificio hasta el día siguiente. 19 ▼▼19. Se prohíbe cocer el cordero en la leche de su madre, no solo porque parece poco delicado, sino más bien para evitar prácticas supersticiosas. Otros intérpretes opinan que aquí se prohibía sacrificar corderos que todavía estaban mamando. Algunos Padres refieren estas palabras, en sentido típico, a Cristo, a quien Herodes no podrá quitar la vida en la degollación de los niños de Belén. De todas maneras es una idea delicadísima, que nos inculca nobles sentimientos aun para con los animales. Cf. 34, 26; Deuteronomio 14, 21.
Los primeros productos de tu tierra los llevarás a la Casa de Yahvé, tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre. El Ángel de Yahvé
20 ▼▼20. Un Ángel: Vulgata: Mi Ángel. Según Fillión, el mismo Yahvé; según otros, Jesucristo. De las palabras “En él está mi nombre” (v. 21) puede deducirse que este Ángel es resplandor del Padre (Col. 1, 15; Hebreos 1, 3), por lo cual se llama a veces Dios (Génesis 18, 1 ss.). Aunque San Justino y San Agustín ven en el Ángel a Josué, cuyo nombre hebreo es idéntico con Jesús, creemos, sin embargo, más conveniente ver en este Ángel al Hijo de Dios. Dice al respecto San Isidoro; “Cristo, en cuanto se considera su generación divina, es llamado Hijo de Dios; en cuanto se lee que fue enviado por el Padre como mensajero a nuestros padres es considerado o llamado Ángel” (Pequeña defensa de la fe, cap. 1. Véase sobre esta sublime idea 13, 21 s. y nota.
He aquí que Yo envío un Ángel delante de ti, para guardarte en el camino, y para conducirte al lugar que te tengo dispuesto. 21Muéstrale reverencia y escucha su voz; no le irrites; porque no perdonará vuestras transgresiones, pues en él está mi Nombre. 22Si escuchas atentamente su voz haciendo todo lo que Yo diga, seré enemigo de tus enemigos y oprimiré a tus opresores. 23 ▼▼23. Véase 3, 17; 33, 2; Deuteronomio 7, 22; Josué 24, 11.
Porque mi Ángel caminará delante de ti y te introducirá en el país del amorreo, del heteo, del fereceo, del cananeo, del heveo y del jebuseo; y Yo los destruiré. 24 ▼▼24. Piedras de culto: Los cananeos erigían en los “lugares altos” columnas de piedra en honor de Baal, las que en hebreo se llaman massebah. Los israelitas imitaron más tarde este culto idolátrico.
No te postrarás ante sus dioses, ni les darás culto, ni imitarás sus obras; al contrario, los destruirás por completo y quebrarás sus piedras de culto. 25Vosotros serviréis a Yahvé, Vuestro Dios, y Él bendecirá tu pan y tu agua. También las enfermedades las desterraré de ti. 26En tu tierra no habrá mujer que aborte ni que sea estéril; y colmaré el número de tus días. 27Enviaré delante de ti mi terror y llenaré de consternación a todos los pueblos a los que llegues; y haré que todos tus enemigos vuelvan ante ti las espaldas. 28También enviaré tábanos delante de ti que ahuyentarán ante tu presencia al heveo, al cananeo y al heteo. 29No los expulsaré de tu presencia en un solo año, no sea que la tierra quede desierta y se multipliquen contra ti las fieras del campo. 30Poco a poco los haré desaparecer de tu vista, hasta que tú crezcas y te apoderes del país. 31 ▼▼31. El Mar de los filisteos: el Mediterráneo. El desierto: Arabia Pétrea. El río: el Éufrates.
Y fijaré tus confines desde el Mar Rojo hasta el Mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el río. Pues entregaré en tus manos a los habitantes del país para que los arrojes de tu presencia. 32No hagas pacto con ellos, ni con sus dioses. 33No habiten ellos en tu país, no sea que te hagan pecar contra Mí. Porque sirviendo a sus dioses caerías en un lazo.
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