Exodus 5
Moisés y Aarón se entrevistan con el Faraón
1Después se presentaron Moisés y Aarón al Faraón y le dijeron: “Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Deja marchar a mi pueblo, para que me celebre una fiesta en el desierto.” 2 ▼▼2. He aquí los primeros indicios del endurecimiento del Faraón (cf. 4, 21 y nota); la incredulidad y soberbia. “Todo soberbio, dice San Bernardo, se hace superior a Dios. Dios quiere que se haga su voluntad, y el soberbio quiere que se haga la suya propia” (Serm. IV in Vig. Nat.). Ese endurecimiento causará al Faraón y a todo su pueblo una larga serie de castigos (cap. 7 ss.).
A lo cual respondió el Faraón: “¿Quién es Yahvé para que yo escuche su voz y deje ir a Israel? No conozco a Yahvé, y no dejaré salir a Israel.” 3 ▼▼3. Camino de tres días: Según Flinders Petrie, es un término técnico, que los egipcios usaban para decir: dirigirse a la península de Sinaí. Cf. 8, 27.
Ellos dijeron: “El Dios de los hebreos se nos ha manifestado; permite, pues, que vayamos camino de tres días al desierto para ofrecer sacrificios a Yahvé, nuestro Dios, no sea que nos castigue con peste y espada.” 4EI rey de Egipto les replicó: “¿Por qué vosotros, Moisés y Aarón, distraéis al pueblo de sus trabajos? Idos a vuestras cargas.” 5Y agregó el Faraón: “He aquí que el pueblo de esa región es ahora numeroso y vosotros lo hacéis descansar de sus cargas.” Aumenta la opresión del pueblo
6Aquel mismo día el Faraón dio a los sobrestantes del pueblo y a los escribas esta orden: 7 ▼▼7. La paja servía para mezcla con el barro, lo que daba más consistencia a los ladrillos. La crueldad consiste en que los israelitas, a pesar de perder mucho tiempo en buscar paja, tenían que hacer la misma cantidad de ladrillos que antes.
“No deis ya, como antes, al pueblo paja, para hacer ladrillos; que vayan ellos mismos a recoger paja. 8Pero exigidles la misma cantidad de ladrillos que hacían antes, sin rebajarla; pues son perezosos; por eso claman diciendo: Vamos a ofrecer sacrificios a nuestro Dios. 9Agrávense los trabajos sobre estos hombres, para que estén ocupados y no pierdan el tiempo con palabras mentirosas.” 10Fueron, pues, los sobrestantes del pueblo y los escribas, y hablaron al pueblo diciendo: “Esto dice el Faraón: No os daré más paja; 11id vosotros mismos a juntar la paja donde podáis hallarla; pero vuestro trabajo no se disminuirá en nada.” 12Se esparció el pueblo por todo el país de Egipto a buscar rastrojo para emplearlo en lugar de paja. 13Y los sobrestantes los apremiaban, diciendo: “Terminad vuestro trabajo que os ha sido fijado para cada día, como cuando había paja.” 14Y los escribas de los hijos de Israel, a quienes los sobrestantes del Faraón habían puesto sobre ellos, fueron castigados, diciéndoseles: “¿Por qué no habéis hecho, ni ayer ni hoy, la misma cantidad de ladrillos que antes?” 15Fueron entonces los escribas de los hijos de Israel y clamaron al Faraón, diciendo: “¿Por qué tratas así a tus siervos? 16 ▼▼16. Siendo tu propio pueblo el que tiene la culpa , es decir, los egipcios. La Vulgata traduce: y se obra injustamente contra tu pueblo, refiriéndose a los hebreos. Los escribas hebreos quieren decir: no se nos da el material necesario, nos tratan con golpes, y además nos echan la culpa a nosotros.
No se da paja a tus siervos y se nos dice: Haced ladrillos. Y he aquí que tus siervos son castigados, siendo tu propio pueblo el que tiene la culpa.” 17Él respondió: “Haraganes sois, grandes haraganes; por eso decís: Vamos a ofrecer sacrificios a Yahvé. 18Id, pues, y trabajad; no se os dará paja, y habéis de entregar la cantidad fijada de ladrillos.” 19Los escribas de los hijos de Israel se vieron en grandes angustias, puesto que les fue dicho: “No disminuiréis (la cantidad) de vuestros ladrillos; ¡la obra de cada día en su día!” 20Se encontraron con Moisés y Aarón, que les estaban esperando cuando salieron de la presencia del Faraón, 21y les dijeron: “Que Yahvé os vea y que Él juzgue por qué nos habéis hecho odiosos al Faraón y a sus siervos y puesto la espada en sus manos para matarnos.” 22Se volvió entonces Moisés a Yahvé y dijo: “Señor, ¿por qué has hecho mal a este pueblo? ¿Con qué fin me has enviado? 23Pues desde que fui al Faraón para hablarle en tu nombre, está maltratando a este pueblo, y Tú de ninguna manera has librado a tu pueblo.”
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