Ezekiel 31
Quinto oráculo contra Egipto
1El año undécimo, el primer día del tercer mes, me fue dirigida la palabra de Yahvé, que dijo: 2“Hijo de hombre, di al Faraón, rey de Egipto, y a su multitud: ¿A quién te igualaste en tu grandeza? 3 ▼▼3. Mira a Asur: La caída de Egipto será semejante a la de Asur (Asiria), de cuya destrucción, acaecida 20 años antes, todos se acordaban todavía. Era un cedro del Líbano: “Los exégetas se dividen, creyendo unos que el cedro simboliza el imperio asirlo, cuya ruina será finura de la de Egipto, y opinando otros que en el oráculo de Ezequiel no entra para nada Asiria y si solo el Faraón y Egipto. Así parece deducirse de varios versículos del capítulo” (Bover-Cantera).
Mira a Asur: era un cedro del Líbano, de ramas hermosas, de umbroso follaje y elevada altura, cuya copa se perdía entre las nubes. 4 ▼▼4 ss. El profeta desarrolla el vaticinio en forma de una alegoría. Así como fue Asiria, es también Egipto parecido a un cedro (versículo 8), en cuanto a la altura y hermosura. Su país tiene también abundancia de aguas (versículo 4), y los pueblos vecinos se cobijan bajo sus alas; con todo, Dios lo entregará a otro más poderoso que él (versículo 11): al más poderoso entre las naciones (algunos traducen: al dios de las naciones), que es Nabucodonosor. La soberbia del gran árbol (v. 10) será causa de que Dios lo haga destruir (cf. Isaías 10, 33 s. y nota), por haberse atribuido la gloria de esa prosperidad que solo Él le había dado (versículo 9) poniéndolo junto a las corrientes de agua (versículo 7). Cf. Salmo 1, 3. También un día será humillado el mismo Nabucodonosor, como un árbol semejante a este (Daniel 4, 10 ss.).
Las aguas le habían dado crecimiento, y altura (las fuentes) del abismo, el cual hacía correr sus ríos alrededor del lugar donde estaba plantado, y hacía pasar sus arroyos por todos los árboles del campo. 5Por eso superaba en altura a todos los árboles campestres; se multiplicaron sus ramas y se dilató su fronda, merced a la abundancia de las aguas en el período de su crecimiento. 6En sus ramas anidaban todas las aves del cielo, debajo de su follaje parían todas las bestias del campo; y a su sombra habitaban todas las grandes naciones. 7Era hermoso por su grandeza y por la extensión de su ramaje, porque sus raíces se hallaban junto a abundantes aguas. 8No le igualaban los cedros en el jardín de Dios, los abetos no tenían copa semejante, y los plátanos no superaban su fronda; ningún árbol en el jardín de Dios le era igual en belleza. 9Yo le había hecho hermoso por la muchedumbre de sus ramas, y le envidiaban todos los árboles del Edén, que estaban en el jardín de Dios. 10Por eso, así dice Yahvé, el Señor: Porque se ha encumbrado en altura, elevando su copa hasta entre las nubes, y su corazón se ha ensoberbecido a causa de su altura, 11le he entregado en manos del más poderoso entre las naciones, para que le tratara a su manera. A causa de su maldad lo he desechado. 12 ▼▼12. Extranjeros: los babilonios. Estos cortarán las ramas del cedro, libertando los pueblos sometidos a Egipto. Lo mismo dice el versículo siguiente.
Extranjeros, los más feroces de los pueblos, le cortaron y le dejaron tendido; sobre los montes y en todos los valles cayeron sus ramas, y en todos los torrentes de la tierra se halló su fronda destrozada. Y todos los pueblos de la tierra se retiraron de su sombra y le abandonaron. 13Sobre sus restos se posan todas las aves del cielo, y sobre sus ramas transitan todas las bestias del campo; 14 ▼▼14. Para que ninguno... confíe en sí mismo. He aquí la médula de toda la doctrina del Antiguo Testamento, y también del Nuevo, como nos enseña el Magníficat de la Virgen: “dispersa a los que se engríen en los pensamientos de su corazón, baja del trono a los poderosos y ensalza a los pequeños” (Lucas 1, 51 y 52).
para que ninguno de los árboles (plantados) junto a las aguas se ensoberbezca por su altura, ni eleve su copa hasta entre las nubes; y para que ninguno de los regados con agua en su soberbia confíe en sí mismo. Porque todos están destinados a la muerte, a las profundidades de la tierra, juntamente con los hijos de los hombres, con los que bajan a la fosa. 15 ▼▼15. Scheol: nombre hebreo de la morada de los muertos. Cf. Job 19, 25 y nota
Así dice Yahvé, el Señor: El día en que bajó al scheol, ordené Yo un gran duelo; por él vestí de luto el abismo y detuve sus ríos; y se pararon las caudalosas aguas; por él enluté al Líbano, y se desmayaron todos los árboles del campo. 16 ▼▼16. Se consolaron en lo profundo de la tierra todos los árboles del Edén, es decir, todos los poderosos del infierno. Allí los vencidos se consuelan mutuamente al ver la llegada del más poderoso.
Con el estruendo de su caída hice temblar las naciones, cuando lo arrojé al scheol, con los que bajan a la fosa. Y se consolaron en lo profundo de la tierra todos los árboles del Edén, los más escogidos y hermosos del Líbano, todos los regados de agua. 17Estos también bajaron con él al scheol, hacia los que perecieron al filo de la espada; los cuales habían sido su brazo y habían habitado bajo su sombra, en medio de las naciones. 18 ▼▼18. Esto sucederá al Faraón: Por aquí se ve que el oráculo se dirige contra Egipto y no contra Asiria, Véase nota 3.
¿A quién te igualas en gloria y grandeza, entre los árboles del Edén? Serás precipitado con los árboles del Edén a las profundidades de la tierra; yacerás entre los incircuncisos, con los pasados a cuchillo. Esto sucederá al Faraón y a toda su multitud” —oráculo del Señor, Yahvé.
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