Ezekiel 34
Los malos pastores de Israel
1 ▼▼1 ss. Ultima increpación del profeta contra los que eran cabeza del pueblo, en lo religioso y también en lo civil (cf. Jeremías 2, 8), a quienes muy luego pondrá en contraste con el anuncio del gran Pastor y Rey Jesucristo (versículo 11 ss.). Véase 13, 1 ss.; Jeremías 23, 1-8, etc. Se apacientan a sí mismos (versículo 2): fórmula sangrienta de elocuente ironía, repetida en el versículo 8 (cf. Juan 10, 13). San Judas Tadeo la repite en su breve Epístola (Judas 12), para aquellos de los últimos tiempos contra quienes vendrá el Señor a juicio “entre millares de sus santos” (Judas 14 s.). Véase la parábola del pastor insensato en Zacarías 11, 15 ss. y la nota a Juan 21, 15 ss. La acusación de esquilmo abarca las tres cosas aprovechables de la oveja: la leche, la lana y la carne (versículo 3).
Me fue dirigida la palabra de Yahvé, que dijo: 2“Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a estos pastores: Así habla Yahvé, el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No es más bien el deber de los pastores apacentar el rebaño? 3Vosotros coméis su leche y os vestís de su lana; matáis lo gordo, pero no apacentáis el rebaño. 4 ▼▼4. Notemos cómo aparece, a través del reproche a los mercenarios y prepotentes, el Corazón del Pastor Bueno, que anticipa aquí su Evangelio, señalando como preferidas a las débiles, las enfermas, las heridas, las extraviadas y las perdidas (Mateo 9, 13; 11, 28; 18, 12 ss.; Lucas 15, 14 ss.; Juan 10, 10, etc.). Así lo confirma expresamente el versículo 16. Como muy profundamente observa Monseñor Sheen, en otras religiones es necesario ser bueno para acercarse a Dios, pero en la de Cristo sucede a la inversa, porque Él busca a los malos, y porque estos en vano pretenderían dejar de serlo sin recurrir antes al único Médico, al que nos lava... ¡hasta los pies! (Juan 13, 1 ss.). Véase versículo 16 y nota; I Pedro 5, 2 s.; II Corintios 1, 23.
No fortalecisteis a las ovejas débiles, no curasteis a las enfermas, no vendasteis a las perniquebradas, no condujisteis al redil a las descarriadas, no fuisteis en busca de las perdidas, sino que las dominabais con violencia y crueldad; 5 ▼▼5 s. Así lo dijo en III Reyes 22, 17: Por su parte, Jesús lo reiteró en Mateo 9, 36 con respecto a los judíos de su tiempo. Y también lo repitió al final (Mateo 26, 31; Marcos 14, 27) citando a Zacarías 13, 7, con respecto a los discípulos suyos, para cuando Él les fuera quitado.
de modo que se dispersaron por falta de pastor; vinieron a ser presa de todas las fieras del campo y se perdieron. 6Mis ovejas andan errantes por todas las montañas y por todas las altas colinas. Por toda la faz de la tierra se dispersaron mis ovejas, y no hay quien las busque ni quien se preocupe de ellas. 7Por eso, oíd, oh pastores, la palabra de Yahvé: 8Por mi vida, dice Yahvé, el Señor, que por cuanto mi grey ha sido depredada, y mis ovejas han sido presa de todas las fieras del campo, por falta de pastor; pues mis pastores no cuidaban de mis ovejas, sino que los pastores se apacentaban a sí mismos y no apacentaban a mi grey, 9por lo tanto, oíd, oh pastores, la palabra de Yahvé. 10 ▼▼10. Demandaré mis ovejas de su mano, para entregarlas al nuevo David, como se ve más adelante, en el versículo 23. Se cierne ya la figura del Buen Pastor que tendrá su cumplimiento en Cristo (Juan capítulo 10).
Así dice Yahvé, el Señor: Heme aquí contra los pastores; demandaré mis ovejas de su mano y no permitiré que apacienten mi grey; ni tampoco se apacentarán en adelante los pastores a sí mismos; puesto que Yo libraré mis ovejas de su boca, y no les servirán ya de pasto. El buen Pastor
11 ▼▼11 ss. “El Señor se pone ante todo a la búsqueda de sus ovejas (versículo 11); luego las liberta en todos los lugares donde estaban dispersas (versículo 12; cf. 37, 21 y nota); en seguida las conduce al propio país de ellas (versículo 13) y las apacienta en las montañas de Israel (versículo 14- 15)”. Cf. Isaías 40, 11; Jeremías 31, 10; Miqueas 2, 12 s.
Porque así dice Yahvé, el Señor: He aquí que Yo mismo iré en pos de mis ovejas, y las revistaré. 12Como el pastor revista a su grey al encontrarse con sus ovejas descarriadas, así revistaré Yo mis ovejas y las recogeré de todos los lugares por donde se dispersaron en día de nublado y tinieblas. 13Las sacaré de entre los pueblos, las recogeré de los países, las llevaré a su tierra y las apacentaré sobre los montes de Israel, junto a los arroyos, y en todas las regiones habitadas del país. 14En pastos buenos las apacentaré, y sobre las elevadas montañas de Israel estará su redil; allí tendrán cómoda majada, y en medio de pingües pastos pacerán sobre los montes de Israel. 15Yo mismo pastorearé mis ovejas, y Yo mismo las llevaré a la majada —oráculo de Yahvé, el Señor. 16 ▼▼16 ss. Las gordas y fuertes las destruiré: La Vulgata dice al revés: las guardaré. El hebreo coincide con el contexto, especialmente con los versículo 17 y 20, y con lo que vimos en el versículo 4 y nota. El versículo 17 habla, además, de distinguir entre carneros y machos cabríos, expresión semejante a la que usa Jesús en Mateo 25, 32 s. al hablar del juicio universal: “El separará a los hombres, unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los machos cabríos.” Véase Zacarías 10, 3 y nota.
Buscaré las perdidas, traeré las descarriadas, vendaré las perniquebradas y fortaleceré las enfermas; mas a las gordas y fuertes las destruiré. Las apacentaré con justicia. 17A vosotras, ovejas mías, así dice Yahvé, el Señor: He aquí que Yo juzgaré entre ovejas y ovejas, entre carneros y machos cabríos. 18 ▼▼18. Se refiere a la conducta de los ricos y avaros que lo que les sobraba no lo daban a los pobres; y también a los que no reparten el tesoro de la buena doctrina que les ha sido confiado, y a los que lo enturbian deformándolo con sus propias ideas (cf. 13, 7; Colosenses 2, 8 y notas). Véase el ¡ay! del Señor sobre los que a otros cierran el cielo (Mateo 23, 13 y nota).
¿Por ventura no os bastaba comer los pastos buenos, ya que pisoteabais con vuestros pies lo que sobraba de vuestro pasto? ¿Ni os bastaba beber el agua limpia, ya que enturbiabais con vuestros pies la que quedaba? 19De modo que mis ovejas tenían que comer lo que vosotros habíais hollado con vuestros pies, y beber lo que con vuestros pies habíais enturbiado. 20Por tanto, así les dice Yahvé, el Señor: He aquí que Yo mismo juzgaré entre las ovejas gordas y las ovejas flacas. 21Porque atropellabais con el flanco a todas las débiles y las acorneabais con vuestros cuernos hasta echarlas a otros lugares. 22Por eso Yo salvaré mi grey, para que no sirva más de presa; así juzgaré entre oveja y oveja. El nuevo David, pastor de Israel
23 ▼▼23 s. Un solo pastor: Es lo que anunció Jesús en la parábola del Buen Pastor: “Y tengo otras ovejas que no son de este aprisco. A esas también tengo que traer; ellas oirán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.” (Juan 10, 16 y nota.) David es figura del gran Rey futuro, prometido a Israel, el Mesías, que será también su Pastor y Salvador. Véase 37, 24 s.; II Reyes 7, 12 ss.; Isaías 9, 6; 11, 1; Jeremías 23, 5; 30, 9; 33, 15; Oseas 3, 5; Amós 9, 11; Miqueas 5, 2 y notas. Cf. Lucas 1, 32 s.; I Corintios 15, 23; Hebreos 2, 8; 13, 20, etc. Crampón hace notar que “la unidad primitiva de Israel y de la realeza será restablecida: compárese 37, 22”.
Y suscitaré sobre ellas un solo pastor que las pastoree, mi siervo David; él las apacentará y él será su pastor. 24Yo, Yahvé, seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellas. Yo, Yahvé, he hablado. 25 ▼▼25. Es muy de notar que a esa nueva alianza con Judá e Israel se refiera especialmente San Pablo Hebreos 8, 8 ss.), citando a Jeremías 31, 31 ss., para convencerlos de que el Mediador de esa nueva alianza es Jesucristo mediante su Sangre (Hebreos 12, 24), pues tampoco la antigua alianza o Testamento había sido sin la sangre de los becerros, que se llamaba “sangre de la alianza” (Hebreos 9, 18 ss.), por lo cual fue necesario que Jesús muriera (ibíd. 16 s.; cf. Lucas 24, 44 ss.), y a tal efecto padeció fuera de la puerta de la ciudad, donde se quemaban los cuerpos de las víctimas antiguas, para santificar al pueblo con su Sangre (Hebreos 13, 11 s.); después de lo cual Dios lo resucitará (cf. 37, 24 y nota) también para Israel, porque Cristo fue ministro de la circuncisión para cumplir las promesas hechas a los padres por el Dios veraz (Romanos 15, 8; cf. 45, 22 y nota). De ahí que San Pablo aluda expresamente a este versículo sobre la alianza de paz, y a todo este capítulo sobre el Pastor fiel, cuando anuncia a los hebreos esa resurrección de Cristo, diciéndoles, como final de su Epístola: “El Dios de la paz, que resucitó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, Jesucristo, Señor nuestro, por la sangre de la eterna Alianza, os haga aptos para todo bien, a fin de que hagáis su voluntad. Él obre en vosotros por Jesucristo lo que sea agradable a sus ojos. A Él sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén” (Hebreos 13, 20 s.).
Haré con ellas una alianza de paz, y exterminaré de la tierra las bestias feroces, y habitarán con seguridad en regiones desiertas y dormirán en los bosques. 26 ▼▼26 ss. De mi monte: “La colina de Sión, punto de partida y centro de la nueva teocracia que el Mesías debía fundar. Cf. Salmo 2, 6; 109, 2; Joel 2, 32, etc.” (Fillion). Después de señalar el “cuadro idílico de la edad de oro inaugurada por el Mesías, donde en todas partes reina la prosperidad y la paz” (versículo 27), el mismo autor comenta “la perpetuidad de este estado próspero” (versículo 28); la fertilidad del país, que (versículo 29) “no tendrá que temer, como la Palestina de antes, hambrunas periódicas, cf. 36, 29-30; Jeremías 14, 1-6, etc.”, ni tampoco “los reproches que los gentiles dirigían a los judíos cuando estos eran castigados por el Señor y en apariencia abandonados por Él (cf. versículo 14; 22, 4, etc.)”, y señala (versículo 30) que “el pueblo de Dios sentirá que la unión más perfecta existirá entre él y Yahvé”. Cf. 40, 2 y nota.
Y haré de ellos y de los alrededores de mi monte una bendición, y enviaré a su tiempo las lluvias, lluvias de bendición. 27Los árboles del campo darán su fruto y la tierra dará sus productos, y vivirán en paz en su tierra; y conocerán que Yo soy Yahvé, cuando rompa las coyundas de su yugo, y los salve del poder de los que los tratan como esclavos. 28Y no serán más presa de las naciones, ni los devorarán las bestias de la tierra, sino que habitarán con seguridad, y no habrá quien los espante. 29 ▼▼29. Una vegetación magnífica: Otros: una prole de renombre. Los Setenta: pimpollo de paz, lo que parece aludir a Isaías 11, 1; Jeremías 23, 5 etc. Vugata: pimpollo de renombre.
Y les haré brotar una vegetación magnífica; ya no serán más consumidos por el hambre en el país, ni expuestos al oprobio de las naciones. 30Y conocerán que Yo, Yahvé, su Dios, estoy con ellos, y que ellos, la casa de Israel, son mi pueblo —oráculo de Yahvé, el Señor. 31Vosotros, los hombres, sois mis ovejas, las ovejas de mi grey, y Yo soy vuestro Dios, dice Yahvé, el Señor.”
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