Ezekiel 35
Contra Edom
1Me fue dirigida la palabra de Yahvé en estos términos: 2 ▼▼2. La montaña de Seír, o monte de Esaú (Abdías 21) o Duma (Isaías 21, 11): el país de los idumeos (Génesis 32, 3; Deuteronomio 2, 5), al sur de Palestina. Cf. 25, 12 ss. Sorprende este capítulo añadido aquí, entre las promesas de prosperidad para Israel (cf. 33, 1 y nota), habiendo terminado en el capítulo 32 la serie de anuncios contra las naciones enemigas de Israel. La excepción se debe a que Idumea es el país de Esaú, eterno enemigo de Jacob (cf. versículo 5) desde la bendición recibida por este (Génesis 27, 41) y aún más desde antes de su nacimiento, por el misterio de la elección divina, como lo indica San Pablo (Romanos 9, 10 ss.; Hebreos 12, 16; Génesis 25, 23; Malaquías 1, 2). El hecho es que el misterio de Idumea ocupa toda la profecía de Abdías, casi un capítulo de Jeremías (Jeremías 49, 7-22), y que Isaías elige también a Edom como símbolo de las naciones gentiles por oposición a Israel (Isaías 34, 1 ss. y notas) y especialmente en el día de la venganza, cuando el Salvador aparece con la vestidura teñida en sangre, no con la Suya propia, sino con la de sus enemigos de Bosra, ciudad idumea (Isaías 63, 1-6 y notas), y tal como se presenta en Apocalipsis 19, 13 ss. Crampón interpreta aquí que “para que el nuevo pueblo pueda tomar posesión del país de Judá, es menester desalojar a los enemigos invasores de su territorio, y singularmente a los idumeos”. Esto coincide con la célebre profecía mesiánica de Balaam: “La Idumea será posesión suya” (Números 24, 18). Cf. 36, 5; otras profecías sobre Idumea pueden verse en Salmo 107, 10; Isaías 11, 14; Jeremías 25, 21; Daniel 11, 41; Joel 3, 19; Amós 1, 11, etc. Cf. 32, 29.
“Hijo de hombre, vuelve tu rostro contra la montaña de Seír y profetiza contra ella. 3Dile: Así dice Yahvé, el Señor: He aquí que estoy contra ti, montaña de Seír; extenderé mi mano contra ti, y haré de ti una soledad y un desierto. 4Reduciré tus ciudades a ruinas; serás un país despoblado, y conocerás que Yo soy Yahvé. 5 ▼▼5. Idumea se ha comportado siempre como una hermana envidiosa (versículo 11), según lo testifica la historia del pueblo israelita (Génesis 25, 22; 27, 41; Números 20, 14 ss.; IV Reyes 8, 20 ss., etc.). Los idumeos mostraron su odio ante todo en la destrucción de Jerusalén (25, 12 ss.; Salmo 136, 7; Lamentaciones 4, 21; Abdías 11-14) y serán los primeros en el castigo. Cf. Salmo 75, 11; Isaías 63, 1; Habacuc 3, 3 y notas.
Porque tienes un odio perpetuo, y entregaste los hijos de Israel a la espada, en el tiempo de su calamidad, al llegar la iniquidad al colmo. 6 ▼▼6. La sangre te perseguirá, la sangre de tu hermano Israel. Cf. I Macabeos 4, 15; 5, 3. Otros traducen: Por no haber odiado la sangre te haré sangre (palabra que en hebreo se asemeja a Edom que significa rojo).
Por eso, por mi vida, dice Yahvé, el Señor, que te transformaré en sangre, y la sangre te perseguirá. Por cuanto no aborreciste la sangre, la sangre te perseguirá. 7Convertiré los montes de Seír en desierto completo y exterminaré de él al que va y al que viene. 8Llenaré sus montes de sus muertos; en tus collados, en tus valles, en todos tus torrentes yacerán los traspasados por la espada. 9En desolación perpetua te trocaré, y tus ciudades no serán ya habitadas; entonces conoceréis que Yo soy Yahvé. 10 ▼▼10. Alusión a la pretendida primogenitura de Esaú, padre de los idumeos, porque el primogénito recibió doble porción de la heredad paterna. Los idumeos, con tal pretensión y con su fama de sabiduría (Jeremías 49, 7) y de fuerza, eran muy altivos (Jeremías 49, 14 ss.).
Pues dijiste: Ambos pueblos y ambos países son míos, y nosotros los poseeremos, siendo así que Yahvé estaba allí. 11Por eso, por mi vida, dice Yahvé, el Señor, que te trataré según la medida de tu ira y de tu envidia, con que tú, en tu odio, los trataste, y Yo, al juzgarte a ti, seré conocido por ellos. 12 ▼▼12. El honor de Dios, protector de Israel, se siente aquí herido en su cuerda más sensible al oír decir que su pueblo está abandonado, como si Él pudiese olvidar alguna vez su amor y sus pactos, no obstante la ingratitud de Israel. Cf. Romanos 11, 27 ss.
Entonces conocerás que Yo, Yahvé, he escuchado todas las injurias que proferiste contra los montes de Israel, diciendo: «Devastados están, nos han sido dados como presa». 13Os ensoberbecisteis contra Mí con vuestra boca y multiplicasteis contra Mí vuestras palabras. Yo las he oído. 14 ▼▼14 s. Edom se habla alegrado al enterarse de la ruina del pueblo de Dios. Es la ley del talión aplicada aquí a la patria del infame Doeg, cómplice de Saúl (I Reyes 22, 18). Cf. Salmo 136, 7.
Esto dice Yahvé, el Señor: Alegrándose toda la tierra haré de ti un yermo. 15Como tú te alegraste de la desolación de la casa de Israel, así haré Yo contigo. Yermo serás, serranía de Seír, e Idumea toda entera; y se conocerá que Yo soy Yahvé.
Copyright information for
SpaPlatense