‏ Ezekiel 45

Distribución de la tierra

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1. No se especifica la medida usada. Unos entienden codos: otros, con San Jerónimo, cañas. Una caña tenía seis codos y un palmo (cf. 40, 5 y nota). Por suerte: véase 48, 8 y nota. Este nuevo reparto de la tierra no se ha llevado a cabo después del cautiverio, ni tampoco lo referente al espacio reservado al Templo (cf. versículo 4 y 18 y notas). Diez mil de ancho: Los Setenta dicen veinte mil, lo que parece más exacto (cf. versículo 3- 5). Si la medida es el codo, se indica aquí un rectángulo de catorce kilómetros por seis; si se trata de cañas, sería de ochenta kilómetros por treinta.
Cuando repartáis por suerte la tierra para poseerla, daréis a Yahvé, como ofrenda alzada, una porción santa de la tierra, de veinte y cinco mil medidas de largo y de diez mil de ancho, que en toda su extensión será santa.
2De ella será para el Santuario un cuadrado de quinientas por quinientas (medidas) por cada lado, y un espacio libre de cincuenta codos de contorno. 3Con esta misma medida medirás veinte y cinco mil de largo y diez mil de ancho. En este lugar estará el Santuario, el Santo de los Santos. 4
4. Recinto sagrado para el Santuario; literalmente santuario para el santuario: San Jerónimo vierte: santuario de santidad. Nótese la extraordinaria amplitud del terreno que se le destina (cf. nota anterior), mucho mayor que el de toda la ciudad. Es de tener presente que David, que había conservado hasta el fin el Tabernáculo de Moisés en Gabaón (II Paralipómenos 1, 3), donde puso a Sadoc (I Paralipómenos 16, 39; cf. 44, 15 y nota), había erigido en Jerusalén un Tabernáculo para el Arca de la Alianza (II Paralipómenos 1, 4; I Paralipómenos 16, 1; 21, 18 ss.; Salmo 131, 5), y sin duda con inspiración mesiánica, prefirió este segundo altar al de la alianza mosaica, diciendo: “Aquí está la casa de Dios” (I Paralipómenos 21, 29 s.; 22, 1). Y es también notable que Dios no le permita edificar personalmente el Templo (I Paralipómenos 28, 6 ss.), no obstante haber él organizado todo el culto (I Paralipómenos capítulos 23-26) y reunido todos los materiales (I Paralipómenos 28, 9-18), y haberle destinado cuantas ofrendas pudo (I Paralipómenos 29, 1-5), y aun haber recibido, “delineado por la mano del —Señor”, todo el diseño de aquel Templo legal (1 Paralipómenos 28, 19). No puede dejarse de ver en esto un hondo significado mesiánico, porque el profeta Amós 9, 11 s., al anunciar la restauración, no se refiere al Templo de Salomón, sino al Tabernáculo de David (cf. Hechos 15, 13 ss.). “El Tabernáculo se nos presenta, dice Schuster-Holzammer, como un todo magnífico y armonioso en todas sus partes... Menester es que todo encierre profunda significación. Mas, no diciendo nada expresamente la Sagrada Escritura acerca del particular, queda libre campo a la investigación.” La explicación de lo que antes observamos, está sin duda en que, como dice en otra parte el mismo autor. Tabernáculo significa “Mansión, porque allí quería Dios habitar de asiento entre su pueblo”, y esto es lo que anuncia ahora Ezequiel (cf. 37, 26; 43, 7; 48, 35; Salmo 131, 13 s.), en tanto que el Tabernáculo de Moisés anduvo errante, y el Templo salomónico y su sucesor perecieron trágicamente. Véase 41, 26; 43, 2 y notas.
Será una porción santa del país, destinada para los sacerdotes, los ministros del Santuario, que se acercan para servir a Yahvé; será el lugar para sus casas, y el recinto sagrado para el Santuario.
5Veinte y cinco mil (medidas) de largo por diez mil de ancho serán destinadas para los levitas, los sirvientes de la Casa, como posesión suya, donde tendrán ciudades en que habitar.

6Como posesión de la ciudad señalaréis cinco mil (medidas) de ancho y veinte y cinco mil de longitud, conforme a la porción reservada para el Santuario. Servirá para toda la casa de Israel.

7
7. Es decir que, dejando en el medio el rectángulo descrito precedentemente, los enormes dominios del príncipe se extenderían a ambos lados hasta el Mediterráneo por el oeste, y hasta el Jordán por el este, dividiendo los territorios de las tribus en dos grupos: siete al norte y cinco al sur, según el capítulo 48.
Para el príncipe (reservaréis una posesión) de esta y de aquella parte de la porción reservada para el Santuario y de la posesión de la ciudad, frente a ambas posesiones, de la parte occidental hacia el occidente, y de la parte oriental hacia el oriente. La longitud será igual a las otras porciones, desde el término occidental hasta el término oriental.
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8. No oprimirán, etc.: Según la armonía de todo el contexto, este plural, usado aquí por única vez, parece indicar simplemente que ya no habrá príncipes como los hubo antes. Véase la explicación de Fillion en 44, 3 y nota; cf. 37, 24 s.; Salmo 131, 11 s.; Daniel 7, 14; Lucas 1, 33; Juan 12, 34, etc. Las advertencias que siguen se han de entender de acuerdo con lo anunciado en 43, 7, es decir, como reglas legales, dadas lo mismo que las del culto que se indican en 44, 5 s., y no como si hubieran de ser violadas, y esto ni aunque se tratase aquí de esos otros príncipes que las profecías sobre el triunfo mesiánico anuncian muchas veces, tanto sobre Israel cuanto sobre las naciones. Cf. Daniel 7, 18; Sabiduría 3, 8; Lucas 19, 17 ss.; 22, 29 s.; I Corintios 6, 2; Apocalipsis 2, 26 s.; 3, 21; 5, 10; 20, 4; Salmo 149, 6-9 y notas.
Esta será su tierra, su posesión en Israel; y mis príncipes no oprimirán más a mi pueblo, sino que dejarán la tierra a la casa de Israel para sus tribus.

Pesas y medidas

9Así dice Yahvé: Basta ya, oh príncipes de Israel; dejad la violencia y la rapiña, y obrad según derecho y justicia; desistid de vuestras exacciones sobre mi pueblo, dice Yahvé, el Señor. 10
10 ss. El efa o bato, contenía 36,44 litros; el siclo grande pesaba 16,83 gr., el siclo común 8,41 gr.
Tened balanzas justas, efa justo y bato justo.
11El efa y el bato tendrán la misma capacidad, de modo que el bato contenga la décima parte del hómer, y el efa la décima parte del hómer. Su capacidad se medirá con arreglo al hómer. 12El siclo tendrá veinte gueras. Veinte siclos y veinte y cinco siclos y quince siclos os serán una mina.

Derechos y deberes del príncipe

13He aquí las ofrendas que habéis de alzar: la sexta parte de un efa por cada hómer de trigo, y la sexta parte de un efa por cada hómer de cebada. 14Y la ley para el aceite, para el bato de aceite: la décima parte de un bato por cada coro, el cual equivale a diez batos, o sea, a un hómer, pues diez batos son un hómer. 15Un cordero del rebaño por cada doscientas (ovejas), de los pastos bien regados de Israel, para oblaciones, holocaustos y sacrificios pacíficos, a fin de hacer expiación por ellos, dice Yahvé, el Señor. 16Todo el pueblo del país dará estas oblaciones al príncipe de Israel. 17
17. También a este respecto vemos un preanuncio típicamente mesiánico en la persona de David, “el más pequeño de sus hermanos”, que, siendo pastor de ovejas y ungido rey desde niño (I Reyes 16, 11 ss.), aunque tiene que demorar su reinado mientras dominaba el siniestro Saúl, llega a revestirse de ornamentos y a ejercer funciones sacerdotales (véase II Reyes 6, 12-18; I Paralipómenos 16, 2 ss. y nota). Y esto precisamente cuando se lleva el Arca a Sión (cf. 40, 2), donde él le estableció un Tabernáculo (versículo 4 y nota), y con cuyo motivo compuso el Salmo 67 (cf. I Paralipómenos 15, 20 y nota). Como allí observamos, David bendijo entonces al pueblo, lo cual era función reservada a los sacerdotes (Números 6, 22), y Dios nos muestra expresamente que ello le fue agradable (cf. Eclesiástico 47, 11 s.), al contrario de lo que le ocurrió a Saúl cuando observó una conducta semejante (I Reyes 13, 8-14; 15, 22 ss.) y a Ocías cuando penetró en el Templo (II Paralipómenos 26, 16 ss.). Cf. 46, 16 ss. y nota. De ahí que algunos vean en el príncipe al Sumo Sacerdote. Cf. 44, 3 y nota.
El príncipe tendrá la obligación de (suministrar) los holocaustos, las ofrendas y las libaciones en las fiestas, en los novilunios y sábados y en todas las fiestas de la casa de Israel. Él suministrará los sacrificios por el pecado, las ofrendas, los holocaustos y los sacrificios pacíficos, para expiar la casa de Israel.

Celebración de las fiestas

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18. Desde aquí hasta 46, 15 se indican los sacrificios que el pueblo deberá ofrecer los días de fiesta (cf. 44, 5 y nota). Hay que notar que “este pasaje aporta modificaciones considerables al ritual mosaico y los judíos no han puesto nunca en práctica estas regias nuevas”.
Así dice Yahvé, el Señor: En el (mes) primero, el primer día del mes, tomarás un novillo sin tacha, y expiarás el Santuario.
19El sacerdote tomará la sangre del sacrificio por el pecado, y la pondrá sobre los postes de la Casa, sobre los cuatro ángulos de la base del altar y sobre los postes de la puerta del atrio interior. 20
20. El día séptimo del mes: En la versión de Los Setenta se dice: el mes séptimo, el primer día del mes.
Lo mismo harás el día séptimo del mes por quien peque por ignorancia o por error. Así harás a expiación por la Casa.
21El día catorce del primer mes celebraréis la Pascua, fiesta de siete días, durante los cuales se comerá pan ácimo. 22
22. Sobre las funciones sacerdotales del príncipe véase versículo 17 y nota; cf. Levítico 4, 14. Siguiendo la interpretación de Fillion (cf. 44, 3 y nota), para comprender este sacrificio que el príncipe ofrece por sí, hemos de considerar que obra en ello simplemente como un buen israelita que quiere “cumplir toda Justicia” (Mateo 3, 15), realizando un acto de culto agradable a Dios, como son todos los que el mismo Dios prescribe aquí, muchos según la Ley de Moisés (cf. 44, 5 y nota), y otros nuevos (cf. versículo 18 y nota). Jesús fue el primero que quiso obrar así, diciendo que Él no vino para abolir la Ley sino para cumplirla (Mateo 5, 17) y que esa Ley sería cumplida hasta la última iota (Mateo 5, 18), cosa que antes nunca fue hecha, según sabemos por Él mismo y por San Pablo (cf. 18, 21 y nota). De ahí que Él, aunque no lo necesitaba, se dejara circuncidar (Lucas 2, 21; Romanos 15, 8), y ofreciese, tanto el par de tórtolas que presentó su Madre como tributo por los primogénitos (Lucas 2, 23 s.; Éxodo 13, 2; Levítico 12, 2-8), cuanto la didracma del Templo (Mateo 17, 23 ss.), etc. En tal sentido, el sacrificio aquí ofrecido no significa en manera alguna que el que lo ofrece tenga pecado, sino un homenaje prestado a Dios en cumplimiento de la Ley común. Esta misma observación relativa al príncipe, puede aplicarse a todos los demás israelitas, los cuales ofrecerán sacrificios por el pecado aun cuando ya no lo tengan, según se ve en 43, 7 (cf. Isaías 60, 18, 21 y notas). El profeta Isaías menciona a este respecto una maldición para el pecador (cf. Isaías 65, 20 y nota), en la cual parece lógico deducir que no se refiere a los israelitas sino más bien a algunos de los muchos extranjeros que vivirán entre ellos (véase 44, 9; 47, 22 s.), sujetos a la anunciada rebelión de las naciones con Gog y Magog (véase capítulos 38 s. y notas; Apocalipsis 20, 7). Cf. versículo 17; 46, 16 ss. y nota.
En ese día el príncipe ofrecerá por él y por todo el pueblo del país, un novillo como víctima por el pecado.
23Durante los siete días de la fiesta ofrecerá en holocausto a Yahvé siete novillos y siete cameros sin tacha, cada uno de los siete días, y como sacrificio por el pecado cada día un macho cabrío. 24Presentará también como ofrenda un efa (de harina) por cada novillo, un efa por cada carnero y un hin de aceite por cada efa. 25
25. La solemnidad: la fiesta de los tabernáculos. Como vemos se conserva la misma fecha (Números 29, 12) y los sacrificios son los mismos que para la Pascua, aunque la Ley mosaica exigía más (Números 29, 13 ss.).
En la solemnidad del mes séptimo, el día quince del mes, ofrecerá durante los siete días, por el pecado, los mismos holocaustos, las mismas ofrendas y la misma (cantidad de) aceite.
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