‏ Ezekiel 46

Sábados y novilunios

1Así dice Yahvé, el Señor: La puerta del atrio interior, que mira al oriente estará cerrada los seis días de trabajo, mas se abrirá el día de sábado, lo mismo que en los novilunios. 2
2. Lo que en otros lugares se dice sobre el carácter singular de este soberano, no impedirá, como aquí vemos, la labor propia de los sacerdotes, la cual se detalla en 44, 15 ss.; 45, 19, etc. Cf. Apocalipsis 1, 6; 5, 10. El príncipe respetará entonces el lugar reservado para ellos. Cf. versículo 12.
Y entrará el príncipe desde fuera por el vestíbulo de la puerta y se quedará en pie junto a los postes de la puerta, en tanto que los sacerdotes ofrezcan su holocausto y sus sacrificios pacíficos, y él se prosternará en el umbral de la puerta; luego saldrá; la puerta, empero, no se cerrará hasta la tarde.
3El pueblo del país hará su adoración delante de Yahvé a la entrada de esa puerta, en los sábados y en los novilunios. 4
4. Véase versículo 16 ss. y 22 y notas.
El holocausto que el príncipe ha de ofrecer a Yahvé el día de sábado, consistirá en seis corderos sin tacha y un carnero sin tacha.
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5. Sin duda encierra un bellísimo sentido espiritual esta libertad de ofrecer lo que él quisiere. Y esto siempre ocurre cuando se trata de corderos (cf. versículo 7 y 11).
Como ofrenda ofrecerá un efa (de harina) con el carnero, y con los corderos cualquier dádiva de sus manos y, además, un hin de aceite por cada efa.
6El día del novilunio (ofrecerá) un novillo sin tacha, seis corderos y un carnero sin tacha. 7Como ofrenda ofrecerá con el novillo un efa (de harina) y un efa con el carnero; con los corderos, empero, lo que puedan dar sus manos, y, además, un hin de aceite por cada efa.

Entrada y salida del rey

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8. De la puerta, es decir, de la de oriente. Sobre el carácter de esta puerta, reservada al príncipe, véase 44, 3 y nota.
Cuando el príncipe entrare hará su entrada por el vestíbulo de la puerta; y saldrá por ese mismo camino.
9Pero cuando el pueblo del país en las solemnidades se presente ante Yahvé, el que entrare por la puerta del norte para adorar, saldrá por la puerta del sur; y el que entrare por la puerta del sur, saldrá por la puerta del norte. No volverá por la puerta por donde entró, sino que saldrá por la que está enfrente. 10El príncipe entrará en medio de ellos cuando entraren, y saldrá con ellos cuando salgan. 11En las fiestas y solemnidades la ofrenda será de un efa con cada novillo, y un efa con cada carnero, y con los corderos cualquier dádiva de sus manos, y, además, un hin de aceite por cada efa.

Ofrendas y sacrificios

12Mas cuando el príncipe hiciere una ofrenda voluntaria, sea holocausto, o sea sacrificio pacífico, como oblación voluntaria a Yahvé, se le abrirá la puerta que mira hacia el oriente, y ofrecerá su holocausto y sus sacrificios pacíficos, como suele ofrecerlos en el día de sábado. Después saldrá; y luego que haya salido se cerrará la puerta.

13Como holocausto ofrecerás a Yahvé cada día un cordero primal sin tacha. Cada mañana lo ofrecerás. 14Como ofrenda ofrecerás con él, cada mañana, la sexta parte de un efa (de harina) y la tercera parte de un hin de aceite para mojar la flor de harina, como ofrenda a Yahvé. Este será un estatuto perpetuo, para siempre. 15
15. El holocausto perpetuo es el del Cordero, símbolo evidente de la inmolación de Cristo, y que según Moisés debía ofrecerse cada día, mañana y tarde (Números 28, 3-5). David, figurando al Mesías sacrificado, habla solamente del “sacrificio vespertino” (Salmo 140, 2 y nota). Aquí, a la inversa, solo se prescribe el de la mañana. Todo ello contiene sin duda un misterio mesiánico y eucarístico, aunque ningún autor lo identifica con el Santo Sacrificio de la Misa, dado que la profecía se refiere a Israel. Cf. 40, 4; 44, 5 y notas; Malaquías 1, 11; 3, 3 s.
Se ofrecerá el cordero, la ofrenda y el aceite cada mañana, como holocausto perpetuo.

Donaciones y legados del príncipe

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16. La porción del príncipe será abundantísima (45, 7 s. y nota). Vemos aquí además de la institución del jubileo de las tierras (Levítico 25, 10), la promesa de que el nuevo príncipe no tendrá ya el inconveniente que anunció Samuel cuando Israel reclamó un rey como tenían las naciones (I Reyes 8, 14), ni confiscará como Acab la herencia de Nabot (III Reyes 21, 7). Les pertenecerá, es decir, al que recibió la donación. Las expresiones aquí usadas son muy diversamente traducidas según las versiones, aunque en ninguna de ellas implican la idea de sucesión o muerte del príncipe o nuevo David que está anunciado para siempre. Véase 37, 24 s.; 44, 3; Salmo 131 y sus notas, etc. “Hay aquí un misterio davídico-mesiánico que nadie explica (cf. Mateo 22, 30; Daniel 12, 2) y cuyo pleno conocimiento sobrepasa nuestras posibilidades actuales” (cf. 45, 17; Ageo 2, 24), ya que tiene carácter escatológico, según lo indican Knabenbauer, Schuster-Holzammer, etc. (cf. 44, 2 y nota). ¿Quién podrá, en efecto, decir las maravillas que Dios tiene reservadas para combinar estas promesas hechas a Israel, su antigua esposa (Isaías 54, 1 ss. y notas; II Reyes 7, 23 ss.), con el triunfo final de la Iglesia de Cristo, Esposa de su Hijo (cf. 43, 18 y nota), y las promesas que Él hizo a los suyos? (Lucas 22, 30, etc.). Véase por ejemplo en Salmo 9A, 17 y nota, las opiniones de Santo Tomás sobre Jeremías 23, 6 ss., etc.
Así dice Yahvé, el Señor: Si el príncipe hiciere una donación a uno de sus hijos esta donación será herencia de estos; les pertenecerá como herencia.
17Pero si hiciere alguna donación de su herencia a uno de sus siervos, será posesión de este hasta el año del jubileo; luego volverá al príncipe. Solamente a los hijos les pertenecerá su herencia. 18
18. La figura de este príncipe perfecto encierra una alta lección de política (cf. 45, 8) y, en sentido espiritual, nos muestra que él, como representante de Dios, no necesita despojar a nadie en favor de los suyos. En nuestro trabajo sobre Job (“El libro del consuelo”, p. 249) señalamos la frase infundada de un talentoso escritor católico que, sin duda en momentos de amargo pesimismo, escribió: “Cuando uno goza, siempre hay otro que paga.” No puede admitirse como regla, ni aun en la presente vida de prueba, semejante “maltusianismo” espiritual que parecería revelar una mezquina idea del divino Padre, como si Él necesitase quitar a unos lo que a otros da; o, lo que es peor, como si los méritos de la Sangre de Cristo no alcanzasen para todos, siendo así que bastaría una sola gota de ella, como dice Santo Tomás, para redimir de todas sus iniquidades al mundo entero.
El príncipe no tomará nada de la heredad del pueblo, despojándolo de su posesión, sino que de su propia posesión dará herencia a sus hijos, para que ninguno de mi pueblo sea expulsado de su posesión.

Las cocinas de los sacerdotes

19Después me llevó por la entrada que había al lado de la puerta, a las cámaras santas (destinadas) a los sacerdotes, las cuales miraban hacia el norte; y he aquí que había un lugar allí en el fondo, hacia el occidente. 20
20. Véase Levítico 6, 26; Números 18, 8 ss.
Y me dijo: “Este es el lugar donde los sacerdotes cocerán las víctimas por el pecado y las víctimas por la culpa y donde cocerán las oblaciones, para que no las lleven al atrio exterior, santificando así al pueblo”.
21Y me llevó al atrio exterior y me hizo pasar junto a los cuatro ángulos del atrio; y he aquí que en cada ángulo del atrio había un patio. 22En los cuatro ángulos del atrio había patios cercados, de cuarenta (codos) de largo y treinta de ancho: una misma medida tenían estos cuatro (patios) de los ángulos. 23Y había un muro alrededor de ellos, alrededor de los cuatro, y lugares para cocer, todo en torno debajo de los muros. 24
24. Los sirvientes de la Casa: los levitas. Cf. 44, 11.
Y me dijo: “Estas son las cocinas en las cuales los sirvientes de la Casa cocerán los sacrificios del pueblo.”
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