‏ Genesis 15

Fe del santo Patriarca

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1. Yo soy… tu recompensa sobremanera grande: Cf. la palabra de Jesús en el Nuevo Testamento: “He aquí que vengo presto, y mi galardón viene conmigo para recompensar a cada uno según su obra” (Apocalipsis 22, 12). ¿Por qué, pues, no amarlo, amarlo infinitamente?
Después de estos acontecimientos habló Yahvé a Abram en una visión, diciendo: “No temas, Abram; Yo soy tu escudo, tu recompensa sobremanera grande.”
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2. Alude a la costumbre o ley babilónica, según la cual el mayordomo heredaba los bienes de su amo cuando esto no tenía hijos. En su respuesta usa Abrahán el nombre de Adonai (mi Señor), lo mismo que en el v. 8. Es para expresar su absoluta sumisión y fidelidad.
Respondió Abram: “Adonai, Yahvé, ¿qué me vas a dar, si me voy sin hijo, y el heredero de mi casa será este damasceno Eliécer?”
3Y repitió Abram: “Aquí me tienes, no me has dado descendencia, y así es que un hombre de mi casa me ha de heredar.” 4Mas he aquí que Yahvé le habló, diciendo: “No te heredará este, sino que uno que saldrá de tus entrañas, ese te ha de heredar.” 5
5. Le sacó fuera, etc.: “En el silencio de la noche está Dios. No le busquemos en el barullo del día, ni en el trabajo ruidoso; busquémoslo en el silencio de la noche, como Nicodemo, pues este es el momento propicio en que Dios suele hablar al hombre. Habló a Samuel en el silencio sagrado de la noche, manifestándole Sus designios. Y en el silencio de la noche reveló a San José el sublime secreto de la Virgen e hizo anunciar a los pastores la venida de Cristo. Jesús mismo buscaba el silencio de la noche para comunicarse con el Padre y estar con Él en íntimos coloquios” (Elpis).
Y le sacó fuera, y dijo: “Mira el cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas”, y le agregó: “Así será tu descendencia.”
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6. “Muchas obras buenas había hecho Abrahán, mas no por ellas fue llamado amigo de Dios, sino después que creyó, y toda su obra fue perfeccionada por la fe” (San Cirilo de Jerusalén, Catequesis V). Tan grande era la fe del Patriarca que no miraba a su edad ni a la esterilidad de su mujer. Creyó contra toda esperanza que Dios le daría descendencia. Por la fe en las divinas promesas había abandonado su patria; por la fe soportaba las más grandes aflicciones y penalidades; por la fe estaba dispuesto a renunciar a todo y hasta a sacrificar a su propio hijo, el hijo de la promesa (capítulo 22). Cf. Romanos capítulo 4 y 5; Gálatas 3; Santiago 2, 23. Por eso mereció ser llamado el padre de todos los creyentes (Romanos 4, 11). Los que creemos en Cristo, somos hijos de Abrahán por la fe.
Y creyó a Yahvé, el cual se lo reputó por justicia.

Alianza de Dios con Abrahán

7Díjole después: “Yo soy Yahvé que te saqué de Ur de los caldeos, a fin de darte esta tierra por herencia.” 8Preguntó él: “Adonai, Yahvé, ¿en qué conoceré que he de heredarla?” 9Y le respondió: “Escógeme una novilla de tres años, un tórtola y un pichón.” 10Tomó entonces (Abram) todos estos (animales) y partiéndolos por el medio puso cada mitad en frente de la otra, pero sin partir las aves. 11Sobre estos cuerpos muertos bajaron las aves de rapiña, mas Abram las espantaba.

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12. Se trata de un rito acostumbrado entre los pueblos antiguos. Cf. Jeremías 34, 18 s. Al celebrar un pacto los contrayentes pasaban por entre los animales sacrificados, dando con ellos a entender que, en caso de quebrantar uno el pacto merecía la suerte de aquellos animales. Ese mismo rito estaba en uso también en Grecia y en Roma. De ahí los términos latinos: foedus ferire, foedus icere, foedus percutere. No fue un “sueño” natural, sino un éxtasis o arrobamiento, durante el cual Dios reveló a Abrahán el destino de sus descendientes en Egipto.
Y sucedió que estando ya el sol para ponerse, cayó sobre Abram un profundo sueño, y he aquí que le sobrevino un terror, una tiniebla muy grande.
13Entonces dijo (Dios) a Abram: “Ten por cierto que tus descendientes vivirán como extranjeros en una tierra no suya, donde serán reducidos a servidumbre y oprimidos durante cuatrocientos años. 14Mas la nación a la cual han de servir, Yo la juzgaré; y después saldrán con grandes riquezas. 15(entretanto) irás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena ancianidad. 16
16. A la cuarta generación, es decir, después de unos cuatrocientos años (en cifras redondas). Véase versículo 13. Una generación era entonces de 100 años más o menos. Según Éxodo 12, 40 la cifra exacta es de 430 años.
Mas a la cuarta generación volverán aquí; porque hasta el presente la maldad de los amorreos no ha llegado a su colmo.”
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17. La antorcha de fuego, que recorre el espacio intermedio entre las víctimas, es símbolo de Dios quien también cumple la ceremonia del pacto, que consistía en que los contrayentes pasaban por entre las víctimas.
Y sucedió que, puesto ya el sol, apareció, en medio de densas tinieblas, un horno humeante y una antorcha de fuego que pasó por entre aquellos animales divididos.
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18. El río de Egipto: no el Nilo, sino el Wadi el Arisch, que constituía la línea de demarcación entre Egipto y Palestina (Núm. 34, 5; Josué 15, 4; III Reyes 8, 65; Isaías 27, 12).
En aquel día hizo Yahvé alianza con Abram, diciendo: “A tu descendencia he dado esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates:
19los cineos, los ceneceos, los cadmoneos, 20los heteos, los fereceos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.”
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