‏ Genesis 23

Muerte y sepultura de Sara.

1Sara vivió ciento veinte y siete años; tantos fueron los años de la vida de Sara. 2Murió Sara en Quiriat-Arbá, que es Hebrón, en la tierra de Canaán y vino Abrahán a llorar a Sara y hacer duelo por ella. 3
3. Los hijos de Het, son los eteos o hititas, pueblo no semítico, proveniente del Asia Menor, que había conquistado parte de Palestina y cuyos restos vivían todavía en la época de David. El heteo Urías, p. ej., era capitán del ejército de David.
Después se levantó Abrahán de junto a su difunta, y habló con los hijos de Het diciendo:
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4. A pesar de vivir largo tiempo en Canaán, Abrahán nada había adquirido en aquel país que Dios le había prometido (véase 13, 14-15); al contrario, tuvo que pagar una suma enorme por la adquisición de una cueva para dar sepultura a Sara (v. 16). San Pablo explica este misterio en Hebreos 11, 9-10. “Abrahán, comenta San Ireneo, no recibió su herencia en aquella tierra, ni siquiera un palmo, sino que siempre fue en ella peregrino y extranjero. Y cuando murió Sara, su esposa, queriendo voluntariamente los heteos darle lugar para sepultarla, no quiso recibirlo, sino que compró un monumento a Efrón, hijo de Seor heteo, por cuatrocientos siclos de plata, prefiriendo atenerse a la promesa de Dios y no queriendo aparecer como que recibía de los hombres lo prometido por Dios”.
“Extranjero y huésped soy en medio de vosotros; dadme una propiedad sepulcral entre vosotros, para que pueda enterrar a mi difunta, sacándola de mi vista.”
5Los hijos de Het respondieron a Abrahán, diciéndole: 6“Óyenos, señor, tú eres un príncipe de Dios en medio de nosotros; entierra a tu difunta en el mejor de nuestros sepulcros; ninguno de nosotros te negará su sepulcro, para que entierres a tu muerta.”

7Entonces se levantó Abrahán, y postrándose ante el pueblo del país, los hijos de Het, 8les habló en estos términos: “Si es vuestra buena voluntad que sepulte yo a mi difunta, sacándola de mi vista, escuchadme, y rogad por mí a Etrón, hijo de Sóhar, 9
9. Macpelá: La Vulgata vierte: cueva doble, pues este es el significado del nombre. Era costumbre enterrar a los muertos en cuevas naturales o artificiales, cavadas horizontalmente en la ladera de la roca. El interior era ordinariamente abovedado, y a veces sostenido por columnas. No siempre se colocaban los cadáveres en los nichos de las paredes laterales, sino en fosas cavadas en el suelo y, más tarde, a veces en sarcófagos. La entrada era angosta y cerrada por una piedra.
que me ceda la cueva de Macpelá que es de su propiedad y que está al extremo de su campo; que me la ceda por buena plata, para poseer sepultura entre vosotros.”
10Efrón estaba sentado entre los hijos de Het, y respondió Efrón, el heteo, a Abrahán en presencia de los hijos de Het, de todos los que habían venido a la puerta de la ciudad, diciendo: 11No, señor mío; óyeme; te doy el campo y te cedo la cueva que está en él; en presencia de los hijos de mi pueblo te la cedo; entierra a tu muerta.”

12Entonces Abrahán, postrándose de nuevo ante el pueblo del país, 13dijo a Efrón, oyéndolo el pueblo del país: “¡Ojalá me escucharas! Te doy el precio del campo; recíbelo de mí, y enterraré allí a mi muerta.” 14Respondió Efrón a Abrahán, diciéndole: 15“Señor mío, escúchame: Un terreno de cuatrocientos siclos de plata, entre tú y yo, ¿qué es esto? Sepulta a tu muerta.” 16Oyó Abrahán a Efrón; y Abrahán pesó a Efrón el dinero que este había pedido en presencia de los hijos de Het: cuatrocientos siclos de plata corriente entre mercaderes.

17Con esto el campo de Efrón, que estaba en Macpelá frente a Mamré, el campo y la cueva que estaba en él, con todos los árboles de ese campo, con todos sus contornos, 18
18. Las formalidades de la compra del campo y aun los cumplidos que se hacen mutuamente el vendedor y el comprador, corresponden exactamente a las costumbres orientales, atestiguadas por otros documentos y observadas en parte aún hoy día, El precio de 400 siclos de plata equivale a 1.500 pesos argentinos, suma extraordinariamente grande para aquella época.
vino a ser propiedad de Abrahán, estando presentes los hijos de Het, todos los que habían venido a la puerta de su ciudad.
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19. “Frente a Mamré”. La cueva de Macpelá está situada dentro de la actual ciudad de Hebrón. Mamré se halla a 3 kilómetros al Norte, en una colina que hoy día se llama Ramet el Chalil. Sobre el sepulcro donde fueron sepultados los restos mortales de Sara, y más tarde los de Abrahán, Isaac y Rebeca, Jacob y Lía, la emperatriz Elena erigió una iglesia, la cual, restaurada por los cruzados, fue transformada en mezquita por los conquistadores mahometanos. La entrada en este santuario está rigurosamente prohibida a todos los cristianos. Véase 13, 18 y nota.
Después de esto sepultó Abrahán a Sara, su mujer, en la cueva del campo, en Macpelá, frente a Mamré, que es Hebrón, en la tierra de Canaán.
20Así este campo, y la cueva que había en él, vinieron a ser propiedad de Abrahán como posesión sepulcral, adquirida de los hijos de Het.
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