Habakkuk 1
1 ▼▼1. Carga: Así se llaman las profecías que anuncian castigos. Véase Nahúm 1, 1 y nota. Se nota en estos primeros versos la santa inquietud del profeta, pues pide a Dios le libre de las dudas que le torturan por la preponderancia de la injusticia y violencia en medio de su pueblo.
Carga que vio Habacuc profeta. Contra los caldeos
2¿Hasta cuándo, Yahvé, he de clamar sin que Tú me escuches? ¿Hasta cuándo daré voces a Ti por la violencia sin que me salves? 3¿Por qué me haces ver la iniquidad y contemplas lo que sufro? Devastación y violencia están ante mis ojos; hay pleitos y surgen contiendas. 4Por eso se embota la ley, y nunca sale sentencia justa; el inicuo rodea al justo, y así sale torcido el derecho. 5 ▼▼5 s. Empieza la respuesta de Yahvé. Ante todo anuncia el castigo del pueblo, mediante las naciones paganas, entre las cuales Israel será dispersada (Deuteronomio 28, 64 ss.). Voy a hacer, etc. San Pablo, hablando a los judíos de la dispersión en la sinagoga de Antioquía, cita este pasaje según los Setenta aplicándolo a la necesidad de la fe en la obra redentora de Cristo resucitado (Hechos 13, 41). Los caldeos (versículo 6): los babilonios, que en ese mismo tiempo empezaron a apoderarse del reino de Asiria, y extendían su poder con gran velocidad sobre todo el Oriente.
Mirad a las naciones y observad; admiraos y llenaos de espanto; pues voy a hacer una obra en vuestros días, que no creeríais si alguien la contase. 6Pues he aquí que suscitaré a los caldeos, ese pueblo cruel e impetuoso que recorre las anchuras de la tierra, para ocupar moradas que no son suyas. 7Es horrible y espantoso, y crea él mismo su derecho y su grandeza. 8Sus caballos son más ligeros que el leopardo y más feroces que el lobo nocturno. Se lanza la caballería, sus jinetes llegan de lejos; vuelan cual águila que se da prisa para devorar. 9Vienen todos ellos para hacer violencia; viento abrasador va delante de ellos; toman cautivos tan numerosos como la arena. 10(Es un pueblo) que se burla de los reyes, y se ríe de los príncipes; se mofa de todas las fortalezas, alza terraplenes y las toma. 11 ▼▼11. Los caldeos hinchados por sus éxitos, se olvidan que no son más que instrumentos de Dios (cf. Isaías 10, 7 ss.). En su vana soberbia se atribuyen a sí mismos las victorias y divinizan su poder material (véase versículo 16). Por eso caerán juntamente con sus impotentes dioses. Otra traducción: El huracán avanza y pasa, y se hace culpable. Este su poder es su dios. Condena así la divinización de la fuerza, tan tentadora para los poderosos. Véase 2, 5 ss. y nota.
Luego, como el huracán, cambia de rumbo y pasa, y se acarrea culpa (imputando) su fuerza a su dios. Esperanza del profeta
12 ▼▼12. El profeta formula de nuevo una pregunta referente a la justicia de Dios. Al castigar a su pueblo mediante los caldeos, ¿no será Dios demasiado severo, aniquilando tal vez al pueblo elegido? Yahvé... Dios mío, mi Santo: “Cada uno de estos tres nombres contiene un motivo especial, por el cual los hebreos contaban con la protección del Señor” (Fillion). Tú le has establecido: se refiere al pueblo caldeo y su rey Nabucodonosor. Roca: nombre de Dios. Cf. Salmo 17, 3 y nota.
¿No eres Tú, oh Yahvé, desde la eternidad, el Dios mío, mi Santo? No moriremos, porque Tú, Yahvé, hiciste (aquel pueblo) para ejercer tu justicia; Tú, oh Roca, le has establecido para aplicar castigos. 13 ▼▼13 ss. ¿Cómo puede Dios servirse de los impíos caldeos para castigar a los judíos, que son menos culpables y más justos que los caldeos? Las naciones son comparadas a los peces que el caldeo pesca uno tras otro para devorarlos, y a los insectos que no tienen quien los proteja.
Tus ojos son demasiado puros para mirar el mal, y no puedes ver la injusticia. ¿Por qué, pues, soportas a los pérfidos y callas cuando el inicuo devora al que es más justo que él? 14¿Por qué hiciste a los hombres como los peces del mar, como los reptiles que no tienen quien los gobierne? 15A todos ellos los pesca aquel con el anzuelo; los arrastra con su red, y los reúne en su barredera; por eso se goza y está alegre. 16 ▼▼16 s. El rey de Babilonia, al vencer a los judíos, endiosará sus armas creyendo que ellas le han traído el triunfo, de modo que no será honrado Dios sino un ídolo pagano.
Y por eso ofrece sacrificios a su red, e incienso a su barredera; pues gracias a ellos es pingüe su porción, y suculenta su comida. 17¿Es posible que siga vaciando su red, y continúe destrozando sin piedad a los pueblos?
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