‏ Hosea 9

Amenaza del cautiverio

1
1. La paga: la recompensa por la idolatría. Atribuían la abundancia de los frutos al culto de Baal y Astarté cuya benevolencia procuraban ganar mediante pingües sacrificios.
No te alegres, Israel,

ni te goces como los gentiles,

porque te prostituiste (apartándote) de tu Dios;

codiciaste la paga de ramera en todas las eras de trigo.

2Por eso, era y lagar no les darán el sustento,

y el mosto les fallará.

3
3. Alusión al destierro. Es como si volvieran a Egipto, al país en que sus padres llevaban el yugo de la esclavitud. El profeta menciona directamente el país de la nueva esclavitud, que será Asiria, país idólatra, donde todos los manjares son impuros, es decir, contaminados por la idolatría. Véase 8, 13 y nota. De este destierro nunca volvió Israel, pues no tuvo en Asiria un Ciro como lo tuvo Judá en Babilonia (Esdras 1, 1). Este anuncio de Oseas: no quedarán en la tierra de Yahvé, sigue resonando a través de los siglos para las tribus dispersas de Israel, que anhelan volver a la tierra prometida a sus padres.
No quedarán en la tierra de Yahvé;

Efraím volverá a Egipto,

y en Asiria comerán cosas inmundas.

4
4 s. La casa del que moría quedaba inmunda, con el pan y todo lo que estaba dentro de ella. Nada de eso podía ser llevado al Templo como ofrenda. Véase Números 19, 14; Deuteronomio 26, 14. Los israelitas desterrados estarán como en una casa de luto, de manera que hasta el pan que toquen quedará inmundo y no tendrán ninguna ofrenda pura para las solemnidades de Yahvé (versículo 5).
Entonces ya no harán a Yahvé libaciones de vino,

ni le serán aceptos sus sacrificios;

serán para ellos como pan de luto;

cualquiera que lo comiere, quedará contaminado:

su pan será (solamente) para ellos,

no entrará en la Casa de Yahvé.

5¿Qué haréis en las fiestas,

en los días solemnes de Yahvé?

6
6. Egipto: aquí, como en el versículo 3, en sentido figurado: la servidumbre, el país del destierro. Véase 8, 13. Menfis: antigua capital de Egipto.
Pues he aquí que habrán de salir de la (tierra) devastada;

Egipto los recogerá,

Menfis les dará sepultura.

Sus preciosidades de plata

las heredará la ortiga,

y sus moradas el cardo.

7
7. Los días de la visita: los días del juicio de Dios. Las palabras “insensato” y “loco” son observaciones que los enemigos hacen sobre el profeta, el cual las repite irónicamente. El varón inspirado, literalmente: el varón del espíritu. Los profetas eran verdaderamente hombres inspirados por el Espíritu de Dios. Este Espíritu irrumpía en el profeta y hablaba por su boca, de modo que a partir de tal momento no era propiamente el profeta, como persona privada, quien hablaba, sino el Espíritu de Dios.
Han llegado los días de la visita,

han venido los días de la retribución;

entonces Israel verá si el profeta es un insensato,

el varón inspirado un loco,

a causa de tu inmensa iniquidad,

y por la enormidad de tu odio.

8
8. Texto dudoso. Nuestra traducción se atiene a la de Crampón y Nácar- Colunga. El atalaya de Efraím: el mismo profeta. El templo de su Dios: según Fillion, para la mayoría de los interpretes de la Vulgata es: el santuario del becerro que consideraban como a su dios. Sin embargo, el hebreo está más de acuerdo con el contexto. La casa de su Dios: el país de Israel. Los Setenta dicen al final: Ellos han establecido la locura en la casa de Dios. Es el mismo misterio de iniquidad que Jesús señaló tantas veces en los pastores de Israel; y cuando dijo, en la Sinagoga de Nazaret, que ningún profeta es acogido en su tierra (Lucas 4, 24); cuando envió a sus discípulos “como corderos entre lobos” (Mateo 10, 16); y cuando arrojó del Templo a los mercaderes (Mateo 21, 12 ss.), etc.
El atalaya de Efraím, el profeta,

que esta con mi Dios,

(halla) en todos sus caminos

un lazo de cazador

y la persecución en la casa de su Dios.

9
9. En Gabaá cometieron los benjaminitas un crimen horroroso, por el cual fue exterminada casi toda la tribu (Jueces 19-21). Véase 10, 9.
Se han abismado en la perversidad

como en los días de Gabaá;

pero Él se acordará de su iniquidad

y castigará sus pecados.

Desolación y destrucción

10
10. Recuerda los tiempos de Moisés, cuando los israelitas estaban en el desierto y el Señor los amaba como hijos. Sobre Baalfegor véase Números 25, 1-5 y nota; Deuteronomio 4, 3. Han recaído en ese culto inmundo. Consagrándose al (ídolo) infame: Otra traducción: a la vergüenza. Vergüenza es en el Antiguo Testamento nombre de Baal.
Como uvas en el desierto hallé a Israel;

como higos tempranos,

primicias de la higuera,

vi a vuestros padres.

Acudieron a Baalfegor,

consagrándose al (ídolo) infame,

y se hicieron abominables

como aquello que amaban.

11
11 ss. La gloria de Efraím era el gran número de sus hijos (véase Génesis 49, 22 ss. y nota; Deuteronomio 33, 17). No se propagará más, se secarán sus raíces en el destierro, y el mismo Efraím los entregará al exterminio (versículo 13). De ahí la tremenda imprecación del versículo 14, que parece resonar hoy sobre los que han secado las fuentes de la vida. Véase Génesis 37, 36 y nota.
La gloria de Efraím se volará como un ave;

ya no habrá hijos, ni embarazo, ni concepción.

12Y si criaren sus hijos, los privaré de ellos

para que no haya hombres;

pues ¡ay de ellos cuando Yo los abandone!

13
13. Se compara el hermoso país de Efraím con Tiro, ciudad rica y poderosa, pero destinada al exterminio (Ezequiel 26-28).
Efraím, según vi, es otra Tiro,

plantado en hermoso país,

Efraím sacará sus propios hijos para el matador.

14¡Dales, Yahvé! ¿Qué les darás?

¡Dales senos estériles y pechos enjutos!

15
15. Gálgala, uno de los lugares, donde ofrecían sacrificios ilícitos. Véase 4, 15 y nota, 12, 11; Amós 4, 4; 5, 5. De mi casa: Véase 8, 1 y nota.
Toda su maldad está en Gálgala;

allí les tomé aversión

por la maldad de sus obras;

los expulsaré de mi casa, no los amaré más;

apóstatas son todos sus jefes.

16Herido está Efraím,

se ha secado su raíz,

no dará más fruto;

y si tuvieren hijos,

Yo daré muerte a los amados (hijos) de su seno.

17
17. Porque no lo escucharon: Aquí está sintetizado, para enseñanza nuestra, todo el fundamento de la sentencia contra el mísero pueblo escogido, todo el motivo de su repudio por parte de Dios que hasta hoy lo ha mantenido así, a la espera de su restauración (cf. Romanos 11, 25 ss.), disgregado y errante hasta el punto de negársele el derecho a la tierra que antiguamente había poseído. ¿Cómo es que semejante pueblo, único en tales privilegios, no ocupa en el mundo un lugar descollante? La respuesta está aquí: “Irán errantes entre las naciones” , y en el versículo 3: “no quedarán en la tierra de Yahvé”. ¿Y por qué tal destino para un pueblo que era para Dios tan exquisito como uvas en el desierto y como los primeros frutos de la higuera? (versículo 10). Aquí está la respuesta, llave para toda la historia del pueblo israelita hasta el día de hoy: no lo escucharon.
Los desechará mi Dios,

porque no lo escucharon,

e irán errantes entre las naciones.
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