Jeremiah 10
Vanidad de la idolatría
1Oíd, oh casa de Israel, la palabra que os dice Yahvé. 2 ▼▼2. Las costumbres: la conducta inmoral de los gentiles. Las señales del cielo: los astros y sus constelaciones. Alusión a la astrología de los magos babilónicos que pretendían leer en las estrellas las cosas venideras. Dios defendía celosamente a su pueblo contra el contagio de la gentilidad, y las grandes calamidades de Israel le vinieron de envidiar las glorias mundanas del paganismo, despreciando el sublime privilegio de ser el elegido de Dios.
Así dice Yahvé: “No imitéis las costumbres de los gentiles, ni temáis las señales del cielo, de las cuales tienen miedo los gentiles. 3 ▼▼3. ss. Para ridiculizar la idolatría el profeta describe de manera sarcástica la fabricación de un ídolo (Isaías 44, 12 ss.; Baruc capítulo 6; Sabiduría capítulos 13-15).
Porque los ritos de los gentiles son vanidad: Se corta un árbol del bosque, lo labra la mano del artífice con el buril, 4Io adorna con plata y oro, y lo sujeta con clavos a golpe de martillo, para que no se caiga. 5Son como un espantajo en el melonar, no hablan: han de ser llevados, porque no pueden caminar. No los temáis, ya que no pueden hacer ni mal ni bien. 6Nadie hay semejante a Ti, oh Yahvé; Tú eres grande, y grande es el poder de tu nombre. 7¿Quién no te temerá a Ti, oh Rey de las naciones? porque esto te corresponde; pues entre todos los sabios de los gentiles, y en todos sus reinos nadie hay como Tú. 8Todos ellos son estúpidos y necios; vana su doctrina, nada más que leño. 9 ▼▼9. Tarsis: ciudad situada en el extremo Occidente, probablemente en España. Ufaz: tal vez idéntico con el país de Ofir, de donde se traía el oro (III Reyes 9, 28).
Se trae plata laminada de Tarsis, y oro de Ufaz, que se labra por el artífice y por las manos del platero; de jacinto y púrpura son sus vestidos, obra de diestros artífices todos ellos. Omnipotencia de Yahvé
10Yahvé es el Dios verdadero, Él es el Dios vivo y Rey de la eternidad. Ante su indignación se estremece la tierra, y los gentiles no pueden soportar su ira. 11Así, pues, les diréis: “Esos dioses que no han hecho ni cielo ni tierra, desaparecerán de la tierra y de debajo del cielo.” 12El, con su poder, hizo la tierra, con su sabiduría estableció el orbe y con su inteligencia extendió los cielos. 13A una orden suya braman las aguas del cielo; Él levanta las nubes desde los extremos de la tierra, hace los relámpagos para la lluvia, y saca de sus depósitos el viento. 14Necio es todo hombre que no sabe (esto); todo platero se cubre de vergüenza haciendo un ídolo, porque mentira es su obra de fundición, y no hay aliento en ella. 15 ▼▼15. Al tiempo de la visita, es decir, cuando Dios venga para castigarlos. Véase Isaías 10, 3; Lucas 19, 44; I Pedro 2, 12; 5, 6.
Son obras vanas, dignas de escarnio; al tiempo de la visita de (Dios) perecerán. 16 ▼▼16 s. El Señor es la suerte de Jacob, es decir, la gran felicidad que le cupo en suerte (versículo 2 y nota), y no, una desventaja, como sería un Dios tiránico o un ídolo despreciable. Tu bagaje: Vulgata: tu ignominia, es decir, tus ídolos.
No es como esta la porción de Jacob, porque Él ha hecho todas las cosas, e Israel es la tribu de su herencia; Yahvé de los ejércitos es su nombre. El castigo de Dios es justo
17Lleva fuera del país tu bagaje, tú que habitas en la ciudad fortificada. 18Porque así dice Yahvé: “He aquí que esta vez lanzaré lejos a los moradores del país, y los atribularé, para que (me) encuentren.” 19 ▼▼19 ss. Patéticas lamentaciones de Jerusalén (versículos 19-22), que será dispersada por culpa de sus pastores (versículo 21). Debo soportarlo: He aquí un lema para los días aciagos que nos tocan en el correr de los años. Debo soportarlo, no como cosa extraordinaria, casual o ilegítima, sino como la parte que me corresponde de la carga universal, y como un elemento de mi vida. Tampoco es cosa existente por sí misma, sino que está en íntima relación con la carga impuesta a mi pueblo y a todo el género humano. “Para mí y los míos, para mí y mi pueblo y todo el género humano, no puede ser indiferente cómo resuelvo el problema de mi dolor, ni si me muestro héroe o esclavo de él” (Mons. Keppler).
¡Ay de mí! ¡Qué quebranto el mío! Mi llaga es malísima. Y me dije: “Esto es, en verdad, un mal, y debo soportarlo.” 20 ▼▼20. Describe la caída de la ciudad bajo la imagen de la destrucción de un tabernáculo, o tienda de campaña.
Mi tienda ha sido devastada, y todas mis cuerdas están rotas; me han separado de mis hijos que ya no existen; no hay quien pueda levantar mi tienda, ni alzar mi pabellón. 21Porque los pastores han obrado neciamente, y no han buscado a Yahvé; por esto no entendieron y toda su grey anda dispersa. 22 ▼▼22. Se refiere a la invasión de los babilonios, que vendrán desde el norte. Véase 4, 15 y nota.
He aquí que viene un ruido, un rumor, y grande alboroto de la parte del Norte, para convertir las ciudades de Judá en desierto, en morada de chacales. 23 ▼▼23. Vemos aquí cuán grande es la parte que Dios se reserva en la conducción de nuestra vida. Véase Salmo 36, 33; Proverbios 21, 1 y notas.
“Ya sé, Yahvé, que no es del hombre (determinar) su camino, ni es del hombre el andar y dirigir sus pasos. 24 ▼▼24. Israel se acoge al juicio de Dios, sabiéndolo paternal y misericordioso (Salmo 16, 2 y nota). La causa de nuestra reparación es tan solo la bondad de Dios (San León).
Pero corrígeme, oh Yahvé, con equidad, no en tu ira, para que no me aniquiles. 25 ▼▼25. Véase Salmo 78, 6 y la oración del Eclesiástico, capítulo 36.
Derrama tu ardiente ira sobre los gentiles que no te conocen, y sobre los pueblos que no invocan tu nombre; porque han devorado a Jacob, lo han devorado y acabado con él y han devastado su morada.
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