Job 14
Job sigue contestando a Sopar
1 ▼▼1. Corto tiempo: Sin embargo, ese corto tiempo es una pequeña imitación de la eternidad (San Agustín, In Psalmo IX), y la eternidad es siempre la misma, dice Bossuet. Lo que el tiempo no puede remedar por su constancia, trata de imitarlo por la sucesión. Si nos quita un instante, nos da sutilmente otro parecido que nos impide echar de menos el que acabamos de perder. Así es como el tiempo nos engaña, ocultándonos su rapidez. De ahí que el Apóstol nos advierta: “Rescatad el tiempo.” (Ef. 5, 16.)
“El hombre, nacido de mujer, vive corto tiempo, y se harta de miserias. 2Brota como una flor, y se marchita, huye como la sombra, y no tiene permanencia. 3¿Sobre un tal abres Tú los ojos, y me citas a juicio contigo? 4 ▼▼4 ss. El Papa San León Magno vierte de manera sintética, combinando ambos versículos: Ninguno es limpio de mancha, ni siquiera un niño cuya vida sobre la tierra sea de un solo día. Lo mismo hace San Clemente Romano (I ad Corintium 17). Es la gran doctrina de la naturaleza caída y la necesidad absoluta de la Redención y de la gracia para nuestro libre albedrío “disminuido y deteriorado” (Denz. 199). “La naturaleza humana, aun cuando se mantuviese con aquella integridad en que fue creada, de ningún modo se salvaría por si misma sin la ayuda de su Creador” (Denz. 192). Cf. 7, 21; 25, 4; Salmo 142, 2 y notas.
¡Oh, si se pudiera sacar cosa limpia de lo inmundo! Nadie lo puede. 5Ya que Tú has determinado los días (del hombre) y fijado el número de sus meses; le señalaste un término que no puede traspasar; 6 ▼▼6. Los versículos 1-6 se leen como lección en el Oficio de Difuntos.
aparta de él tu mirada para que repose, hasta que, como el jornalero cumpla sus días. 7El árbol tiene esperanza; siendo cortado, no deja de retoñar, y no cesan sus renuevos. 8Aun cuando envejeciere su raíz en la tierra, y haya muerto en el polvo su tronco, 9sintiendo el agua retoña, y echa ramas como planta (nueva). 10EI hombre si muere, queda postrado; si expira, ¿dónde va a parar? 11Como las aguas del lago se están evaporando y el río se agota y se seca, 12 ▼▼12. En el Antiguo Testamento todavía no aparecen revelados todos los misterios (Ef. 3, 8 ss.) acerca de la resurrección y el triunfo sobre la muerte, el cual fue fruto de la Redención de Cristo (Romanos 5, 17; I Corintios 15, 22 ss.). La muerte era un estado sin consuelo (10, 21 y nota) y solamente algunos pocos iluminados conocían proféticamente la esperanza de una nueva vida. Job fue uno de estos, como se ve a continuación.
así el hombre cuando se acuesta no se levanta más. No despertará, hasta que se hayan consumido los cielos; ni se levantará de su sueño. 13 ▼▼13. Los versículos 13-16 se leen en el Oficio de Difuntos. En ellos se vislumbra la esperanza de la resurrección, que aparecerá clara en 19, 25 s. Cf. 3, 13. Scheol: Cf. 10, 21 y nota. Los traductores han vertido esta palabra con distintos criterios, y entienden a veces sepulcro, a veces infierno (o abismo o tártaro, etc.), tomando, con preferencia, según observa un autor, el primer sentido cuando se trata de la muerte de hombres buenos y el otro cuando han sido nulos. De ahí que algunos modernos han optado por mantener los términos originales (scheol, griego nades), sin traducirlos. Es este uno de los muchos puntos que, como dice la Encíclica “Divino Afflante”, quedan abiertos a la investigación de los estudiosos y que merecerían un análisis hecho con detenimiento y microscópica minuciosidad para conocer el exacto sentido de estas palabras. Véase 19, 25 s. y nota.
¡Ojalá me escondieras en el scheol, para ocultarme hasta que pase tu ira; y me fijases un plazo para acordarte de mí! 14 ▼▼14. ¡Si el hombre pudiese morir y luego revivir! “Lo que Job solo expresa aquí como un piadoso deseo, fue luego, gracias a Jesucristo, y en un grado incomparablemente más sublime, promesa divina, corroborada por las más seguras prendas” (Vaccari).
Muerto el hombre ¿podrá volver a vivir? entonces todos los días de mi milicia esperaría la hora de mi relevo. 15Entonces respondería a tu llamado, y Tú amarías la obra de tus manos. 16Pero ahora cuentas mis pasos, tienes el ojo abierto sobre mi pecado. 17Sellada está en una bolsa mi delito, y tienes encerrada mi iniquidad. 18Como un monte se deshace cayendo, y la peña se traslada de su lugar; 19y como el agua cava las piedras, y sus inundaciones se llevan el polvo de la tierra, desbaratas Tú la esperanza del hombre. 20 ▼▼20. Véase versículo 12 y nota.
Prevaleces contra él por siempre, y así desaparece; desfiguras su rostro, y lo eliminas. 21Sean honrados sus hijos, él no lo sabe; o sean abatidos, él no se da cuenta de ello. 22Solo siente los propios dolores, solo por sí misma se aflige su alma.”
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