‏ Job 18

Segundo discurso de Baldad

1Entonces Baldad suhita tomó la palabra, y dijo:

2“¿Cuándo acabaréis de hablar?

Pensad primero, luego hablaremos.

3
3. Baldad exagera. Job no pretende que sean bestias, sino que, como dice San Pablo, el hombre simplemente natural, no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios. Solo las entiende el hombre espiritual, iluminado por la luz sobrenatural de la fe (I Corintios 2, 10-14).
¿Por qué nos reputas por bestias,

y somos unos estúpidos a tus ojos?

4
4. Baldad reprende a Job como si se hubiese entregado a la desesperación. Nada más lejos de la verdad, siendo Job precisamente ejemplo de paciencia y de esperanza. Cf. 19, 27 y nota.
Tú que te desgarras en tu furor,

¿quedará sin ti abandonada la tierra,

o cambiarán de lugar las peñas?

5Sí, la luz de los malos se apaga,

no brillará más la llama de su fuego.

6La luz se oscurecerá en su morada,

y encima de él se apagará su lámpara.

7Se cortarán sus pasos tan vigorosos,

le precipitará su propio consejo;

8pues meterá sus pies en la red,

y caminará sobre una trampa.

9Un lazo le enredará el calcañar,

y será aprisionado en la red.

10Ocultas están en el suelo sus sogas,

y la trampa está en su senda.

11Por todas partes le asaltan terrores,

que le embarazan los pies.

12Su robustez es pasto del hambre,

y a su lado está la perdición,

13
13. El primogénito de la muerte: Es como si Job hubiera visto la guerra moderna, a la cual podría llamarse con razón “primogénita de la muerte”, porque todo lo que el mundo entiende por dolencias corporales, angustias y llagas, temblores del alma, miedo, espanto, desesperación, todo se junta y se acrecienta en la guerra hasta lo sumo, para caer sobre los pueblos como un huracán. “Ya no es uno solo el que lucha contra el dolor, sino pueblos en masa con todas sus fuerzas físicas y espirituales. Ya no es el individuo el que agoniza, sino naciones enteras. Entonces es cuando la virtud del sufrimiento experimenta sus más lamentables derrotas; y entonces es cuando celebra sus más gloriosos triunfos” (Mons. Kepler).
que roerá los miembros de su cuerpo;

serán devorados

por el primogénito de la muerte.

14Arrancado será de su morada

donde se creía seguro;

le arrastrarán al rey de los espantos.

15Nadie de los suyos habitará su tienda,

azufre será sembrado sobre su morada.

16Por abajo se secarán sus raíces,

y por arriba le cortarán las ramas.

17Perecerá en la tierra su memoria,

ya no se oirá su nombre en las plazas.

18De la luz le arrojarán a la tiniebla,

y lo echarán fuera del mundo.

19
19. Muy otro fue el destino de Job, como vemos en 42, 13 ss.
No dejará hijo

ni posteridad en su pueblo,

ni sobreviviente

en el lugar de su peregrinación.

20
20. En el día (de su caída), o en el día en que se falló sentencia contra el pecador.
En el día (de su caída)

se pasmará el Occidente,

y el Oriente se sobrecogerá de espanto.

21
21. Esto lo dice un sabio oriental contra los hombres que no han querido conocer a Dios (cf. Romanos 1, 19 ss.; Jeremías 9, 3; 10, 25; Salmo 78, 6 y nota). Más terrible será ese juicio para los cristianos, que hayan despreciado gracias tanto mayores. Cf. II Tesalonicenses 1, 8; 2, 10 ss.; Hebreos 10, 29.
Así son las moradas de los impíos,

y tal es el paradero del que no conoce a Dios.”
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