‏ Job 3

I. DISCUSIÓN DE JOB CON SUS AMIGOS

1
1 ss. La maldición del día de su nacimiento y otras maldiciones que profiere Job en el curso de la narración, han de entenderse como expresión de la magnitud de su dolor y no como rebeldía, puesto que Dios nos lo presenta como gran ejemplo de paciencia. Cf. 2, 10 y nota. Escuchemos la explicación de Fray Luis de León: “Muchos se trabajan en dorar estas maldiciones de Job y en excusarlas de culpa. Y porque les parece que maldecir uno su nacimiento, en la manera que aquí Job le maldice, es señal de ánimo impaciente y desesperado, hacen fuerza a lo que dice, y lo tuercen por diferentes maneras, y a mi parecer sin razón. Persuádome yo que los que de estas palabras se asombran y les buscan salida, nunca hicieron experiencia de lo que la adversidad se siente ni de lo que duele el trabajo, que, si la hubieran hecho, ella misma les enseñara que no se encuentra (no choca) con la paciencia que el puesto en desventura y herido sienta lo que le duele, y publique lo que siente con palabras y señas. Ni menos es ajeno del buen sufrimiento, que desee el que padece, o no haber venido el mal que tiene, o salir de él presto y en breve, que es todo lo que Job hace y dice en este lugar… Cristo, ejemplo de perfecta paciencia, aunque en los males que padeció, calló siempre, en lo último de ellos al fin se queja, y con voz dolorosa y grande, vuelto a su Padre, le dice: «¡Dios mío. Dios mío! ¿por qué me desamparaste?» En que mostró que no era impaciencia el quejarse, y que era de hombres, como Él verdaderamente lo era, el sentir el dolor y el querellare cada uno de lo que le duele” (Exposición del Libro de Job).
Después de esto abrió Job su boca y maldijo el día de su nacimiento.
2Tomando Job la palabra dijo:

3“¡Perezca el día en que nací,

y la noche que dijo: Ha sido concebido varón!

4Conviértase aquel día en tinieblas;

no pregunte por él Dios desde lo alto,

ni resplandezca sobre él la luz.

5Oscurézcanlo tinieblas y sombra de muerte;

cúbralo densa niebla,

sea espantosa la negrura de aquel día.

6Apodérese de aquella noche la oscuridad;

no se mencione entre los días del año,

ni se registre en el cómputo de los meses.

7Cuéntese aquella noche entre las estériles,

en que no se oye canto de alegría.

8
8. Job se sirve de expresiones populares. Los que maldicen los días son ciertos agoreros, especialistas en maldecir y capaces de despertar a Leviatán, es decir, al dragón que, según la creencia popular, vive en el mar, o al dragón celeste que según la mitología oriental intenta devorar el sol y la luna. Véase 40, 20 ss.
Maldíganla los que saben maldecir los días,

los que saben despertar a Leviatán.

9Eclípsense las estrellas de sus albores;

espere la luz, que nunca le venga,

no vea jamás los párpados de la aurora;

10por cuanto no cerró las puertas del seno

y no ocultó a mis ojos los dolores.

11¿Por qué no morí en el seno de mi madre,

ni expiré al salir de sus entrañas?

12
12. El padre reconocía el niño como suyo recibiéndolo en las rodillas (Génesis 30, 3; Salmo 21, 11).
¿Por qué me acogieron las rodillas (de mi padre),

y los pechos para que mamara?

13
13. Reposaría: Job da como indiscutible la inmortalidad del alma. Más adelante expondrá el dogma de la resurrección (cf. 14, 12 ss.; 19, 25 ss.; Salmo 26, 13).
Pues ahora reposaría yo en el silencio,

dormiría, y así tendría reposo,

14
14 s. Mausoleos; Vulgata: soledades. El texto “parece aludir a los mausoleos, pirámides, etc., que aislados del osario común y aun en sitios apartados se erigen los grandes personajes; monumentos, por otra parte, quizás ya por entonces expoliados (tal significa el vocablo etimológicamente)” (Bover-Cantera).
con los reyes y consejeros de la tierra,

que se edificaron mausoleos,

15o con los príncipes que tenían oro,

y llenaron sus casas de plata;

16o no existiría, como aborto secreto,

como los niños que no llegan a ver la luz.

17
17. Cesan, etc.: Los impíos no ejercerán más sus violencias. Ver en Salmo 30, 21 ss. cómo la muerte nos libra de la malicia de los hombres.
Allí los malvados cesan de hacer violencias,

descansan los fatigados,

18gozan los cautivos todos de paz,

no oyen ya la voz del sobrestante.

19Allí se hallan chicos y grandes,

y también el siervo libre de su amo.

20¿Por qué conceder luz a los desdichados,

y vida a los amargos de espíritu?

21A los que esperan la muerte, que no viene,

aunque la buscan

cavando con más empeño que un tesoro.

22Se alegran con júbilo

y son felices al hallar el sepulcro.

23¿(Por qué dar vida) al hombre

cuyo camino está encubierto,

y a quien Dios tiene cercado?

24
24. En vez de comer me alimento con suspiros: Otros traducen: antes de comer. El sentido es: los gemidos son mi pan.
En vez de comer me alimento con suspiros,

y mis gemidos se derraman como agua.

25
25 s. Lo que temía: Según otros, no se referiría al pasado, sino al presente. Muchos repiten con Job la misma queja. La vida temporal está llena de aflicciones y pasa entre agitaciones y trabajos penosos. “¿Quién es el que no se halla martirizado por los dolores, atormentado de cuidados, y poseído de temores? Lloramos y reímos; la tristeza acompaña a la alegría; tenemos hambre y nos saciamos; pero, apenas saciados, el hambre nos asedia nuevamente. La sed agota nuestras fuerzas, el calor abate, el frío hiela. Suspiros, lágrimas, sollozos de todas partes; miserias universales, variadas infinitamente y sin número. El rico tiene sus aflicciones, y a menudo muy grandes: el pobre no cesa de tenerlas; los pequeños están expuestos a su influencia, y los grandes no se hallan exentos de ellas” (San Gregorio, Moralia).
Lo que temía, eso me ha sucedido,

y lo que recelaba, eso me ha sobrevenido.

26Estoy sin tranquilidad, sin paz, sin descanso,

se ha apoderado de mí la turbación.”
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