‏ Joshua 4

Las doce piedras conmemorativas

1Cuando todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán, habló Yahvé a Josué, diciendo: 2“Tomaos de entre el pueblo doce hombres, uno de cada tribu, 3y dadles esta orden: De ahí, de en medio del Jordán, del lugar donde se han parado los pies de los sacerdotes, tomad doce piedras, que llevaréis con vosotros para colocarlas en el lugar donde acampéis esta noche.”

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4. Los doce hombres escogidos representan, según San Agustín, no solo a las doce tribus de Israel, sino también a los doce apóstoles que son las piedras fundamentales de la Iglesia, juntamente con los Profetas (Efesios 2, 20).
Llamó Josué a los doce hombres que había elegido de entre los hijos de Israel, uno de cada tribu;
5y les dijo: “Id al medio del Jordán, hasta donde está el Arca de Yahvé, vuestro Dios, y cada uno de vosotros cargue una piedra sobre su hombro, según el número de las tribus de los hijos de Israel. 6
6. Nótese este admirable método de catequizar a los niños. Ante todo hay que despertar su atención apelando a su curiosidad. Cuando ellos viendo el monumento preguntasen a su padre: “Padre ¿qué es esto?”, le corresponde a este hablarles de las grandezas de Yahvé para que le conozcan y le amen y observen su santa Ley. Es de notar también que, según la Sagrada Escritura, son los padres los que deben dar esta primera instrucción religiosa. Reiteradas veces les inculca Dios tal deber a través de las páginas de la Biblia. Cf. Éxodo 13, 14; Deuteronomio 6, 2 s.; 31, 19; Josué 4, 6 y 21; etc.
y sirva esto de señal en medio de vosotros. Cuando el día de mañana preguntaren vuestros hijos diciendo: ‘¿Qué significan para vosotros estas piedras?’,
7les responderéis: “Las aguas del Jordán se cortaron ante el Arca de la Alianza de Yahvé. Cuando ella pasó el Jordán, se partieron en dos las aguas del Jordán; y estas piedras han de ser un monumento sempiterno para los hijos de Israel.”

8Los hijos de Israel lo hicieron así como Josué había ordenado. Tomaron doce piedras de en medio del Jordán, como Yahvé lo había mandado a Josué, según el número de las tribus de los hijos de Israel; y llevándolas consigo al lugar en que habían de acampar las asentaron allí. 9Josué erigió también doce piedras en medio del Jordán, donde habían estado los pies de los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza, y allí han quedado hasta el día de hoy.

Los sacerdotes salen del Jordán

10Los sacerdotes que llevaban el Arca se habían quedado parados en medio del Jordán hasta el cumplimiento de todo lo que Yahvé había mandado a Josué que intimara al pueblo, conforme a cuanto Moisés había ordenado a Josué. Entretanto, el pueblo atravesó a toda prisa (el Jordán), 11y cuando todo el pueblo hubo acabado de pasar, pasó también el Arca de Yahvé juntamente con los sacerdotes, a vista del pueblo. 12
12. Véase Números 32, 28 ss.
Pasaron también armados al frente de los israelitas los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés, según les había ordenado Moisés.
13Estos, unos cuarenta mil, armados para la guerra, pasaron delante de Yahvé a la batalla, a los llanos de Jericó.

14En aquel día Yahvé engrandeció a Josué a los ojos de todo Israel, de manera que le respetaron como habían respetado a Moisés, todos los días de su vida. 15Yahvé habló entonces a Josué, diciendo: 16“Manda a los sacerdotes que llevan el Arca del Testimonio, que suban del Jordán.” 17Mandó, pues, Josué a los sacerdotes, diciendo: “¡Subid del Jordán!” 18
18. Desbordándose, etc.: Los israelitas atravesaron el Jordán en el primer mes (versículo 19), es decir, en la estación primaveral, cuando el río alcanza el máximum de crecida y llena todo el valle, ocupando un espacio de 400 m. a 3 km. de ancho. Las nieves del Hermón, unidas a las lluvias de enero y febrero son las fuentes de tan inmensa crecida.
Y cuando los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza de Yahvé, subieron de en medio del Jordán, y las plantas de los pies de los sacerdotes hubieron alcanzado la tierra seca, volvieron las aguas del Jordán a su lugar, desbordándose, como anteriormente, por todas sus riberas.

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19. Cf. 5, 9. Gálgala no era ciudad, sino solamente un campo fortificado y lugar notable por las doce piedras, las que más tarde le dieron carácter de santuario (cf. I Reyes 10, 8; Oseas 4, 15; Amós 5, 5). Algunos creen que San Juan Bautista aludió a esas piedras en su predicación de penitencia, cuando dijo: “Yo os digo que poderoso es Dios para hacer que de estas mismas piedras nazcan hijos de Abrahán” (Mateo 3, 9); pues no había otras piedras en aquella región porque toda la tierra es de aluvión. San Jerónimo dice que las piedras se veían todavía en su tiempo. Una iglesia cristiana se levantó en aquel lugar. Se han conservado algunos restos de la iglesia.
El pueblo salió del Jordán el día diez del mes primero, y acamparon en Gálgala, en la frontera oriental de Jericó.
20En Gálgala erigió Josué aquellas doce piedras sacadas del Jordán, 21y habló a los hijos de Israel, diciendo: “Cuando el día de mañana vuestros hijos preguntaren a sus padres, diciendo: ¿Qué significan estas piedras?, 22instruiréis a vuestros hijos, y diréis: A pie enjuto pasó Israel este Jordán, 23secando Yahvé, vuestro Dios, delante de vosotros las aguas del Jordán hasta que hubisteis pasado, como lo hizo Yahvé, vuestro Dios, con el Mar Rojo, al cual secó delante de nosotros, hasta que hubimos pasado; 24para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de Yahvé es poderosa y vosotros temáis a Yahvé, vuestro Dios, en todo tiempo.”
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