Leviticus 14
La purificación del leproso
1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2 ▼▼2. Se lo conducirá al sacerdote: Jesús recuerda este precepto y lo manda cumplir en Mateo 8, 4; Marcos 1, 44; Lucas 5, 14; 17, 14. Véase 13, 9.
“Esta es la ley del leproso en el día de su purificación: Se lo conducirá al sacerdote, 3y el sacerdote saldrá fuera del campamento; y si ve que el leproso ya está curado de la llaga de la lepra, 4mandará tomar para aquel que ha de ser purificado dos pájaros vivos y puros, madera de cedro, púrpura escarlata e hisopo. 5Después el sacerdote mandará degollar uno de los pájaros sobre una vasija de barro con agua viva. 6Luego tomará el pájaro vivo, la madera de cedro, la púrpura escarlata y el hisopo, los mojará, juntamente con el pájaro vivo, en la sangre del pájaro degollado sobre el agua viva, 7 ▼▼7. Siete veces: El profeta Eliseo impuso esta obligación a Naamán, el general sirio, enviándole a la ribera del Jordán para que se lavara siete veces (IV Reyes 5, 10). El número siete tenía carácter sagrado y significaba la perfección. Cf. las siete aspersiones en versículo 16 y 27. El rito de la purificación y reintegración del leproso es muy solemne y tiene cierta semejanza con las ceremonias de la consagración sacerdotal, aunque se acentúa más la idea de la expiación. Las ceremonias poseen el más profundo significado simbólico. Las aves puras, el cedro, la púrpura y el hisopo son símbolos de pureza e incorruptibilidad; el rociar al leproso y el dejar en libertad el ave indican que la impureza está borrada. Lo mismo quiere decir el lavado de los vestidos. La incorporación a la comunidad se expresa por la unción de la oreja, del dedo pulgar y del dedo gordo de los pies. Las primeras ceremonias (versículo 3-8) se realizan fuera del campamento, siendo así imagen de la muerte de Jesús que padeció “fuera de la puerta” (Hebreos 13, 12). Si tomamos al leproso como figura del pecador, como lo hacían los Padres, es más evidente aún el significado simbólico de las ceremonias: el sacerdote va al leproso y lo busca, de igual modo que “vino el Hijo del hombre a buscar y salvar lo perdido” (Lucas 19, 10); y así como el leproso no se purifica sin efusión de sangre, tampoco el pecador se salva sin la sangre de Cristo (cf. Hebreos 9, 22).
y rociará siete veces al que ha de ser purificado de la lepra. Así lo purificará; luego soltará en el campo al pájaro vivo. 8Aquel que ha de purificarse lavará sus vestidos, se raerá todo su pelo, y se bañará en agua, y quedará limpio. Después podrá entrar en el campamento; pero durante siete días ha de habitar fuera de su tienda. 9El día séptimo se raerá todo su pelo, sus cabellos, su barba, sus cejas; en fin, raerá todo su pelo; lavara también sus vestidos, bañará su cuerpo en agua, y quedará limpio. 10 ▼▼10. Un log de aceite, esto es, medio litro.
El día octavo tomará dos corderos sin tacha y una oveja primal sin tacha, y como oblación tres décimas de flor de harina amasada con aceite, y un log de aceite. 11El sacerdote que hace la purificación, presentará al hombre que ha de purificarse, juntamente con aquellas cosas, ante Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión; 12y tomará el sacerdote uno de los corderos para ofrecerlo como sacrificio por la culpa, además del log de aceite, y lo mecerá por ofrenda ante Yahvé. 13Luego inmolará el cordero en el lugar donde se inmola el sacrificio por el pecado y el holocausto, en lugar sagrado; porque así como en el sacrificio por el pecado, así también en el sacrificio por la culpa la víctima es para el sacerdote; es cosa santísima. 14Después tomará el sacerdote de la sangre de la víctima por el delito, y la pondrá sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se está purificando, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el dedo gordo de su pie derecho. 15Y tomando el log de aceite echará el sacerdote parte de él sobre la palma de su mano izquierda. 16Después mojará el sacerdote el dedo de su mano derecha en el aceite que tiene en la palma de su mano izquierda, y con su dedo hará siete aspersiones de aceite delante de Yahvé. 17Con el resto del aceite que tiene en la palma de su mano untará el sacerdote el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, el pulgar de su mano derecha y el dedo gordo de su pie derecho, por encima de la sangre de la victima expiatoria. 18El resto del aceite que queda en la mano del sacerdote, se echara sobre la cabeza del que se purifica, y el sacerdote hará expiación por él ante Yahvé. 19Entonces el sacerdote ofrecerá el sacrificio por el pecado, y hará expiación por quien se purifica de su inmundicia, finalmente degollará el holocausto. 20Ese holocausto y la oblación los ofrecerá el sacerdote sobre el altar. De esta manera el sacerdote hará expiación por él; y quedará limpio. 21Si es pobre y no tiene suficientes recursos, tomará un cordero que será ofrecido en sacrificio por la culpa, como ofrenda mecida, para hacer expiación por él, y además, como oblación una décima de flor de harina amasada con aceite, y un log de aceite, 22y dos tórtolas o dos palominos, según sus recursos, el uno como sacrificio por el pecado y el otro para holocausto: 23Al octavo día, los llevará al sacerdote, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, para su purificación delante de Yahvé. 24 ▼▼24. Los mecerá: Véase Éxodo 29, 24 ss. y nota.
El sacerdote tomará el cordero del sacrificio por la culpa y el log de aceite, y los mecerá por ofrenda ante Yahvé. 25Y después de haber inmolado el cordero del sacrificio por la culpa, tomará el sacerdote de la sangre de la victima expiatoria y la pondrá sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha, y sobre el dedo gordo de su pie derecho. 26Luego derramará el sacerdote parte del aceite sobre la palma de su mano izquierda; 27y con el dedo de su mano derecha hará ante Yahvé siete aspersiones, con el aceite que tiene en la palma de su mano izquierda, 28y pondrá parte del aceite que tiene en su mano, sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha, y sobre el dedo gordo de su pie derecho, en el lugar donde puso la sangre de la víctima por la culpa. 29El resto del aceite que le queda en la mano lo pondrá el sacerdote sobre la cabeza del que se purifica, haciendo expiación por él ante Yahvé. 30Luego ofrecerá según sus posibilidades una de las tórtolas o de los palominos, 31es decir, en la medida de sus recursos, el uno como sacrificio por el pecado, y el otro para holocausto, además de la oblación. De este modo el sacerdote hará expiación ante Yahvé por aquel que se purifica. 32Esta es la ley de purificación para aquel que tiene plaga de lepra y cuyos recursos son limitados.” La lepra de las casas
33Yahvé habló a Moisés y Aarón y dijo: 34 ▼▼34. No sabemos con exactitud en qué consistía la lepra de las casas. Se ha pensado frecuentemente en las roeduras del salitre, pero estas son blanquecinas; o también en formaciones maculosas que aparecen en piedras y muros en descomposición.
“Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán que Yo os daré en posesión, y ponga la plaga de la lepra en alguna casa de la tierra de vuestra posesión, 35el propietario de la casa irá a avisar al sacerdote, diciendo: Me parece que hay algo como lepra en mi casa. 36El sacerdote antes de entrar en la casa para examinar la lepra, dispondrá su evacuación, para que no quede contaminado todo lo que hay en ella. Después entrará a registrar la casa. 37Si al examinar la plaga observa que las manchas en las paredes de la casa forman cavidades verdosas y rojizas, que parecen hundidas en la pared, 38el sacerdote se retirará del interior hasta la puerta de la casa y cerrará la casa por siete días. 39Volverá el sacerdote al día séptimo y si viere que la lepra se ha extendido en las paredes de la casa, 40mandará arrancar las piedras manchadas y arrojarlas fuera de la ciudad en un lugar inmundo. 41Hará raspar todo el interior de la casa; y el polvo que quiten raspando, lo echarán fuera de la ciudad en un lugar inmundo. 42Luego tomarán otras piedras y las volverán a poner en lugar de aquellas y también otra argamasa para revocar la casa. 43Si con todo la plaga volviere a difundirse en la casa después de arrancar las piedras, y después de raspar y revocar la casa, 44entrará de nuevo el sacerdote, y si viere que la plaga se ha extendido en la casa, es lepra maligna de la casa y esta es inmunda. 45Se derribará aquella casa; y sus piedras y su maderamen y todo el material de la casa, todo será sacado fuera de la ciudad, a un lugar inmundo. 46Quien entrare en esa casa durante todo el tiempo que estuviere cerrada, quedará inmundo hasta la tarde. 47El que durmiere en aquella casa lavará sus vestidos; y también el que comiere en esa casa lavara sus vestidos. 48Mas si el sacerdote al entrar nota que la plaga, después de revocada la casa, no ha cundido en ella, la declarará limpia, pues se ha curado de la plaga. 49Entonces para purificar la casa, tomará dos pájaros, madera de cedro, lana escarlata e hisopo; 50degollará uno de los pájaros sobre una vasija de barro con agua viva: 51y tomando la madera de cedro, el hisopo y la lana escarlata, con el pájaro vivo, los mojará en la sangre del pájaro degollado y en el agua viva y rociará la casa siete veces. 52Así purificará la casa con la sangre del pájaro, con el agua viva, el pájaro vivo, la madera de cedro, el hisopo y la lana escarlata. 53Luego soltará el pájaro vivo fuera de la ciudad, en el campo. De este modo hará expiación por la casa, la cual quedará limpia. 54Esta es la ley para toda clase de lepra y de tina, 55para la lepra del vestido y de la casa, 56y para los tumores y erupciones y manchas blancas, 57para discernir cuándo una cosa es impura y cuándo es pura. Tal es la ley de la lepra.”
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