Leviticus 16
El gran día de la expiación
1 ▼▼1. Véase 10, 1 y nota.
Habló Yahvé a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, los cuales murieron al acercarse a Yahvé; 2 ▼▼2 ss. Cf. Números 29, 7 ss. Tras el velo , donde está el Arca de la Alianza en el Santo de los Santos. El propiciatorio: la cubierta del Arca (cf. Éxodo 25, 17 y nota). Se trata aquí de la institución del día de la Expiación o Penitencia, en que el Sumo Sacerdote tenía que reconciliarse a sí mismo y al pueblo con Dios. Era celebrado en otoño, el diez del mes de Tischri (Septiembre-Octubre), cinco días antes de la fiesta de los Tabernáculos. Para San Pablo, el día de la Expiación es figura de la reconciliación que Jesucristo realizó con su muerte (Hebreos 9, 8). Más aún, tan solo por el Sacrificio de Cristo en la Cruz tenían estos ritos del Antiguo Testamento su razón de ser; porque antes de Cristo los pecados estaban solamente “cubiertos” —pues esto significa en hebreo originariamente la palabra “expiar”— hasta que llegase Él que había sido puesto por Dios “como instrumento de propiciación” (Romanos 3, 25). Es esta una de las más famosas instituciones de Israel y contiene la más íntima relación con el Sacrificio del Cordero Inmaculado. Cf. Juan 1, 29; Romanos 8, 33 s.; Hebreos 9, 26; I Juan 1, 7 y 9.
y dijo Yahvé a Moisés: “Di a tu hermano Aarón, que no en todo tiempo entre en el Santuario que está tras el velo, delante del propiciatorio que cubre el Arca, no sea que muera: pues Yo me hago ver en la nube encima del propiciatorio. 3He aquí cómo Aarón ha de entrar en el Santuario: tomará un becerro para sacrificio por el pecado y un carnero para holocausto. 4Se vestirá de la túnica santa de lino, se pondrá sobre su carne los calzoncillos de lino, se ceñirá el cinturón de lino y se cubrirá con la mitra de lino. Estas son las vestiduras sagradas que vestirá después de haberse lavado con agua. 5Luego tomará de la Congregación de los hijos de Israel dos machos cabríos para sacrificio por el pecado y un carnero para holocausto. 6Y después de ofrecer su becerro por el pecado para expiación de sí mismo y de su casa, 7tomará Aarón los dos machos cabríos y los presentará ante Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 8 ▼▼8. Para Asasel: La Vulgata vierte: para el macho cabrío emisario. Asasel puede ser un nombre simbólico (destrucción), o, como en el libro apócrifo de Henoch, nombre popular del espíritu malo. Mons. Landersdorfer supone que Asasel no pertenece al rito primitivo de la Expiación, sino que fue agregado más tarde. Algunos (por ej. Hummelauer) opinan que el nombre Asasel designaba primero el monte del cual se precipitaba el macho cabrío.
Luego Aarón echará suertes sobre los dos machos cabríos, una suerte para Yahvé, y la otra para Asasel. 9Y presentará Aarón el macho cabrío que haya tocado en suerte a Yahvé, ofreciéndolo como sacrificio por el pecado. 10 ▼▼10. Para Asasel: Falta en la Vulgata, cf. versículo 8 y nota.
El macho cabrío que por suerte tocare a Asasel, lo colocará vivo delante de Yahvé, para hacer sobre él la expiación y echarlo al desierto, para Asasel. 11Entonces ofrecerá Aarón su becerro por el pecado, para hacer expiación por sí mismo y por su casa, e inmolará su becerro por el pecado. 12Tomará después un incensario lleno de brasas sacadas de sobre el altar que está ante Yahvé, y dos puñados de incienso aromático pulverizado, y llevándolo detrás del velo, 13pondrá el incienso sobre el fuego, delante de Yahvé, para que la nube del incienso envuelva el propiciatorio que está encima del Testimonio y él no muera. 14Tomando luego de la sangre del becerro la derramará con su dedo sobre el frente oriental del propiciatorio, y con su dedo hará siete aspersiones de sangre delante del propiciatorio. 15Después degollará el macho cabrío por el pecado del pueblo, y llevará su sangre detrás del velo, haciendo con su sangre lo que hizo con la sangre del becerro: la derramará sobre el propiciatorio y delante del mismo. 16 ▼▼16. Las impurezas del Santuario consisten en la inobservancia de los ritos y leyes de santidad.
Así purificará el Santuario de las impurezas de los hijos de Israel y de sus transgresiones y de todos sus pecados. Lo mismo hará con el Tabernáculo de la Reunión, que está entre ellos en medio de sus impurezas. 17Nadie debe estar en el Tabernáculo de la Reunión cuando él entre para hacer la expiación dentro del Santuario, hasta que salga después de haber hecho la expiación por sí mismo, por su casa y por toda la asamblea de Israel. 18Luego saldrá hacia el altar que está ante Yahvé, y lo expiará, tomando de la sangre del becerro y de la sangre del macho cabrío y poniéndola sobre los cuernos del altar todo en torno. 19Hará sobre él con su dedo siete aspersiones de la sangre, y así lo purificará y lo santificará de las impurezas de los hijos de Israel. 20Acabada la expiación del Santuario, del Tabernáculo de la Reunión y del altar, presentará Aarón el macho cabrío vivo; 21 ▼▼21. Confesará todas las iniquidades: Así se practicaba la confesión en el Antiguo Testamento. Había también confesión particular (Números 5, 7). El desierto simboliza la maldición, algo así como mansión del demonio. La ceremonia significa que el macho cabrío lleva los pecados del pueblo a su autor, el demonio, para no volver nunca jamás. Nuestra víctima de propiciación es Cristo que, llevando nuestras iniquidades, murió fuera de la ciudad, a semejanza del macho cabrío que llevaba los pecados del pueblo. Véase 4, 12 y nota; Hebreos 13, 12. Fray Luis de León comenta este rito, diciendo: “Como en la Ley Vieja sobre la cabeza de aquel animal con que limpiaba sus pecados el pueblo, en nombre de él ponía las manos el sacerdote, y decía que cargaba en ella todo lo que su gente pecaba, así Él, porque era también sacerdote, puso sobre sí mismo las culpas y las personas culpadas, y las ayuntó con su alma... por una manera de unión espiritual e inefable con que Dios suele juntar muchos en uno, de que los hombres espirituales tienen mucha noticia” (Nombres de Cristo).
y poniendo ambas manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, y todas las transgresiones y todos los pecados de ellos, y depositándolos sobre la cabeza del macho cabrío, lo enviará al desierto por mano de un hombre designado para ello. 22Así el macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos hacia tierra inhabitada, y el hombre soltará al macho cabrío en el desierto. 23Luego entrará Aarón en el Tabernáculo de la Reunión, y quitándose las vestiduras de lino que se había vestido al entrar en el Santuario, las dejará allí, 24lavará su cuerpo con agua en lugar sagrado y se pondrá sus vestiduras. Después saldrá y ofrecerá su holocausto y el holocausto del pueblo, haciendo la expiación por sí mismo y por el pueblo, 25y quemando sobre el altar el sebo de la víctima por el pecado. 26El hombre encargado de soltar al macho cabrío para Asasel, lavará sus vestidos y bañará su cuerpo en agua; después de esto podrá entrar en el campamento. 27El becerro del sacrificio por el pecado y el macho cabrío inmolado por el pecado, cuya sangre fue introducida en el Santuario para hacer expiación, serán sacados fuera del campamento y quemados sus pieles, su carne y sus excrementos. 28El que los queme lavará sus vestidos y se bañará en agua; después de esto podrá entrar en el campamento. 29 ▼▼29. Os mortificaréis, esto es, expiaréis vuestros pecados con ayuno, penitencia y las ceremonias del día de la Expiación. Véase 23, 29; Números 29, 7. Ese día, que aún hoy practican los judíos observantes, se celebraba con ayuno rigurosísimo. Hasta la puesta del sol todos los israelitas, a excepción de los niños y enfermos, tenían que ayunar sin comer ni beber nada. Este es el ayuno de que se habla en Hechos 27, 9. Compárese con tan riguroso ayuno los conceptos modernos, según los cuales el restringir un poco una sola comida ya parece una gran cosa. “¿Qué responderán a la terrible amenaza del Señor tantos cristianos que, por razones muy frívolas, hijas de la concupiscencia, o dejan enteramente de ayunar, o solo guardan una vana sombra del ayuno?” (Scío).
Será esta para vosotros una ley perpetua: En el mes séptimo, el día décimo del mes, os mortificaréis y no haréis trabajo alguno, ni el indígena, ni el extranjero que mora en medio de vosotros. 30Porque en ese día se hará expiación por vosotros para purificaros y de todos vuestros pecados quedaréis limpios delante de Yahvé. 31Será para vosotros un sábado solemne, en el cual os habéis de mortificar. Ley perpetua será esta. 32La expiación será hecha por el sacerdote ungido y consagrado como sacerdote en lugar de su padre: se vestirá las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas, 33y hará la expiación del Santuario de la santidad; expiará el Tabernáculo de la Reunión y el altar, como asimismo hará la expiación por los sacerdotes y por todo el pueblo de la Congregación. 34 ▼▼34. Una vez al año: Cf. Hebreos 9, 7 s. Aun en esto podemos ver una figura del sacrificio de Cristo, que “una vez para siempre” entró en el Santuario, por la virtud de su propia sangre (Hebreos 7, 27; 9, 12) para presentarse delante de Dios a favor nuestro (Hebreos 9, 24), de manera que como hijos de Dios podemos servir a Dios vivo (Hebreos 9, 14). “Lleguémonos, por lo tanto, confiadamente al trono de la gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia pata ser socorridos en el tiempo oportuno” (Hebreos 4, 16). Cf. Isaías 53, 5 s.
Esto lo tendréis por precepto perpetuo, para hacer la expiación por los hijos de Israel, por todos sus pecados, una vez al año.” Y se hizo como Yahvé mandara a Moisés.
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