Micah 2
Vicios de los ricos y grandes
1 ▼▼1 ss. Son amenazas contra los poderosos y ricos que por medio de injusticias se apoderaban de los campos y casas de otros. Véase como ejemplo el caso de Nabot en III Reyes 21. La suerte cambiará. Precisamente aquellos que se han hecho ricos a costa de los pobres, se verán más castigados en los desastres que pronto van a sucederse en cadena. El sermón de Miqueas conserva, como vemos, su actualidad en todos los tiempos.
¡Ay de los que maquinan iniquidad y en sus lechos preparan el mal! A la luz del día lo ponen por obra, porque tienen el poder en su mano. 2Codician campos y los roban, también casas, y se apoderan de ellas; oprimen al dueño y su casa, al propietario y su heredad. 3Por eso, dice Yahvé: He aquí que tengo preparado contra esta raza un mal, del cual no podréis librar vuestras cervices; y no andaréis ya erguidos, porque será tiempo calamitoso. 4 ▼▼4. Es la elegía que se entonará sobre los ricos cuando el enemigo los despoje. El pueblo escogido se pregunta cómo es que Dios le quita su parte. Y se contesta trágicamente: Para repartirla a los infieles.
En aquel día se dirá sobre vosotros un proverbio, y se entonará una lamentación. Dirán: “Somos completamente asolados;
(Dios) entrega a otros
la herencia de mi pueblo. ¡Cómo me la quita a mí y reparte nuestros campos a los infieles!” 5 ▼▼5. La congregación de Yahvé: el pueblo de Israel, el elegido de Dios. El versículo se refiere al reparto por sorteo de la tierra entre las familias de cada tribu. Cf. Josué 14, 1 ss.; Salmo 15, 4 s. Véase Ezequiel 48, 29 y nota; Oseas 5, 10.
Por eso ya no tendrás quien echando la cuerda (reparta) posesiones en la congregación de Yahvé. 6 ▼▼6 s. Texto muy diferente según las versiones. Aquí parece hablar alguno sobre la inutilidad de la predicación porque no será oída. Según otros: porque la predicación no alejará el oprobio. Según los Setenta, será inútil llorar en la asamblea, porque Dios no suspenderá el castigo. Dice la casa de Jacob (versículo 7): Parece aquí que confían ciegamente en que Dios no podrá castigarlos. Otra versión: Oh tú que te llamas casa de Israel, ¿acaso el Señor no tiene paciencia? Otros: Lo casa de Israel ¿no dice que se ha acordado de la magnanimidad de Yahvé? Según los Setenta, parece que habla Dios por el profeta y dice: Lo casa de Jacob ha provocado al Espíritu del Señor: ¿No son estas sus costumbres? Es muy difícil saber cuándo habla uno u otro.
“¡No profeticéis!”, así dicen ellos. Pero si no se les profetiza, no se apartará (de ellos) el oprobio. 7Dice la casa de Jacob: “¿Se ha disminuido el espíritu de Yahvé? ¿Son estas sus obras?” ¿Acaso mis palabras no son buenas para los que andan por el recto camino? 8 ▼▼8 ss. Miqueas sigue hablando en nombre de Dios y se vuelve de nuevo contra los dirigentes que cometen violencias y crueldades: asalto a pacíficos viajeros, opresión de viudas y huérfanos, y que, no contentos con expoliar el manto de sus víctimas, les toman hasta la túnica que va debajo. Es notable que tal sea el ejemplo tomado por Jesús (Mateo 5, 40 y Lucas 6, 29) para enseñarnos a sufrir injusticias. Con ello vemos bien el plan de Dios: el profeta increpa duramente a los victimarios, y les anuncia los más tremendos castigos. Jesús se dirige a las víctimas y, precisamente porque Dios se reserva tomar por ellas esa venganza (Romanos 12, 19; II Tesalonicenses 1, 6; Lucas 18, 7 s.), les dice que, lejos de defenderse, y menos aún de atacar, ofrezcan al injusto más de lo que toma, con lo cual aumentará el castigo que Dios le dará (Romanos 12, 20). Aquí está, como vemos, una profunda verdad de la sociología cristiana. El Sermón de la Montaña no es para que triunfen los malos, sino para que Dios haga triunfar a las víctimas, según lo que está anunciado del Mesías (véase Lucas 4, 18 ss. y el Magníficat, el Salmo 71, etc.). Mi loor (versículo 9), porque de la boca de los pequeñuelos Dios se ha preparado alabanza (Salmo 8, 3; cf. Mateo 21, 16).
Hace tiempo que el pueblo mío se ha levantado (contra Mí) como enemigo; después de la ropa robáis el manto; hacéis la guerra a los que van pasando confiados. 9A las mujeres de mi pueblo las arrojáis de sus queridas casas, y a sus pequeñuelos les quitáis mi loor para siempre. 10 ▼▼10. Se reitera la condenación de los opresores. Parece anunciarles el destierro. Véase versículo 4 y 5.
Levantaos y marchad, pues no es este el lugar de vuestro descanso; porque es inmundo, será devastado con terrible tormento. 11 ▼▼11. La Vulgata comienza este verso con una exclamación del profeta: ¡Ojalá no fuera yo un varón que tiene espíritu! El profeta desearía no serlo, para no estar obligado a anunciar castigos. Las palabras se dirigen contra el pueblo en general, y especialmente contra los falsos profetas, que no poseen el espíritu de Dios. La característica de los falsos profetas era anunciar cosas agradables (cf. 1, 16; 5, 3 y notas). Por eso eran creídos y aplaudidos, como dice Jesús (Lucas 6, 26; Juan 5, 43).
Si uno anda tras el viento y tras la mentira, (diciendo): “Yo te profetizo vino y bebida embriagante”, este es el profeta de este pueblo. Promesa de restauración
12 ▼▼12 s. Como un suspiro de alivio, el profeta parece pasar inmediatamente de las palabras conminatorias de los versículos 8-11 a las radiosas promesas de restauración, en que la paz no será falsa (cf. 5, 5). Lo mismo se nota en Amós 9, 8-15. Los santos Padres y los intérpretes modernos ven en estos dos versículos, no solo anunciado el regreso de la cautividad babilónica, sino también una profecía mesiánica. Marchará delante de ellos Aquel que les abrirá el camino, el caudillo, el Mesías. “El (Mesías es el caudillo restaurador, el Mesías es el rey del estado restaurado, y en él (en el Mesías) va personalmente Yahvé a la cabeza. En el versículo 12 se expone la restauración bajo la idea de reunión, en el versículo 13 se describe el agente y el modo como se lleva a cabo. Y ambas ideas, el «que» y el «cómo» aparecen proyectadas cual silueta luminosa que se recorta sobre las tinieblas de Egipto, como la columna de fuego a través del negro desierto, o como el cielo claro abierto entre las montañas densas de agua en el paso del Mar Rojo” (Gil Ulecia). Véase 7, 15; Éxodo 13, 21.
Yo te juntaré todo entero, oh Jacob; recogeré los restos de Israel, los pondré juntos como ovejas en un aprisco, cual hato en medio del pastizal, y habrá un ruido grande por (la multitud) de gente. 13Va delante de ellos aquel que les abre camino; irrumpen y fuerzan la puerta, y salen por ella; y delante de ellos marcha su rey, y Yahvé a su frente.
Copyright information for
SpaPlatense