Micah 6
Dios juzga a su pueblo
1 ▼▼1 ss. Yahvé denuncia la ingratitud de su pueblo. Cf. Deuteronomio 32, 5 y siguientes; Isaías 1, 2. Los versículos 3 s. forman parte de los “Improperios” en la Liturgia de Viernes Santo, en los que se recuerda lo que Jesús sufrió en su Pasión por obra de la Sinagoga (véase Mateo 27, 27 y nota). Cf. Jeremías 2, 5-6; Amós 2, 10. María o Miriam (versículo 4), hermana de Moisés y Aarón, la cual era profetisa. Véase Éxodo 15, 20.
Oíd lo que dice Yahvé: ¡Levántate, contiende con los montes, y oigan tu voz los collados. 2Escuchad, oh montes, la querella de Yahvé, vosotros también, oh, inconmovibles fundamentos de la tierra; porque Yahvé pleitea con su pueblo, y entra en juicio con Israel. 3¿Qué te he hecho Yo, oh pueblo mío, y en qué te he agraviado? Respóndeme. 4Pues Yo te saqué del país de Egipto, y te redimí de la casa de la esclavitud, y envié delante de ti a Moisés, a Aarón y a María. 5 ▼▼5. Sobre Balaam véase Números capítulos 22-24. Sitim fue la última estación de la peregrinación del pueblo israelita por el desierto (Josué 3, 1); Gálgala, el primer campamento en el país de Canaán (Josué 4, 20).
Pueblo mío, acuérdate de lo que maquinó Balac, rey de Moab, y de la respuesta que le dio Balaam, hijo de Beor, entre Sitim y Gálgala, para que reconozcáis las justicias de Yahvé. 6 ▼▼6 s. Pregunta del pueblo arrepentido que reconoce su culpa pero conoce muy mal el corazón de Dios, pensando en ofrecerle animales, que no le interesan (Salmo 49, 12 ss.; 50, 18 s.; 39, 7), y aun sacrificios humanos que Él detesta (Jeremías 7, 31 y nota).
¿Con qué me presentaré ante Yahvé, y me postraré delante del Dios excelso? ¿Me presentaré acaso ante Él con holocaustos, con becerros primales? 7¿Le agradan a Yahvé los miles de carneros, y las miríadas de ríos de aceite? ¿Daré acaso mi primogénito por mi prevaricación, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? 8 ▼▼8. Palabras inmortales de Miqueas que condena el falso afán de aplacar a Dios con obras puramente exteriores. Lo principal es la práctica de la justicia y el espíritu de misericordia. Lo mismo dice el Señor a los fariseos (Mateo 9, 13; 12, 7). Cf. Deuteronomio 10, 12; I Reyes 15, 22; Salmo 50, 18; Isaías 2, 11 ss.; Jeremías 6, 20; Oseas 6, 6 y nota; Amós 5, 21 y 24; Santiago 1, 27.
Él te hizo conocer, oh hombre, lo que es bueno y lo que te pide Yahvé: practicar la justicia, y amar la misericordia, y andar humildemente en la presencia de tu Dios. Castigo de la ciudad impenitente
9 ▼▼9. Dios vuelve a acusar, denunciando en primer lugar las injusticias sociales y la falta de honradez.
La voz de Yahvé llama a la ciudad —y es sabiduría temer tu Nombre—: Haced caso de la vara, y de aquel que la mandó. 10 ▼▼10. Texto oscuro: San Jerónimo traduce: Aun el fuego está en la casa del impío, los tesoros de mal dad, y la medida menor, llena de ira . Bover-Cantera: ¿Puedo soportar la casa del impío, los tesoros de iniquidad, y un efa escaso, digno de la ira divina? El efa tenía 36 litros. Aquí, como en el versículo siguiente, Dios se dirige contra las injusticias en el comercio. Cf. Deuteronomio 25, 13-16; Amós 2, 6-8.
¿Hay todavía tesoros de iniquidad en la casa del impío, y el abominable efa menguado? 11¿Por ventura podré considerarme por justo teniendo balanzas falsas y el saquillo de pesos fraudulentos? 12Los ricos de la (ciudad) se han llenado de violencia, sus habitantes hablan mentiras, y la lengua de su boca es engañosa. 13Por eso, Yo también te heriré de una llaga muy grave, te devastaré a causa de tus pecados. 14 ▼▼14. Alusiones a los castigos: hambre e invasión enemiga. Véase Lev. 26, 24-26; Deuteronomio 28, 38-40.
Comerás, mas no te hartarás; quedará en ti tu hambre. Pondrás aparte (tus bienes), pero nada salvarás, y lo que salvares, lo entregaré Yo a la espada. 15Sembrarás, mas no segarás; pisarás la aceituna sin ungirte con óleo; y la uva sin beber el vino. 16 ▼▼16. Amrí y su hijo Acab, reyes de Israel, son representantes de la injusticia que cunde también en Judá. Véase la maldad de Acab narrada en III Reyes 21.
Observáis lo que os mandó Amrí, y todas las obras de la casa de Acab; y seguís los consejos de ellos, para que Yo te entregue a la desolación y al escarnio a sus habitantes. Así llevaréis el oprobio de mi pueblo.
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