‏ Nahum 1

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1. Carga sobre Nínive: Profecía conminatoria contra Nínive. Véase Isaías 13, 1; 14, 28; 15, 1; Jeremías 23, 33, etc.
Carga sobre Nínive. Libro de la visión de Nahúm de Elkosch.

Castigo de Asiria

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2. Un Dios celoso: En el Pentateuco (Éxodo 20, 5; Deuteronomio 4, 24) el Señor recibió ya el epíteto de Dios celoso, que es la expresión de su amor a Israel.
Yahvé es un Dios celoso y vengador;

vengador es Yahvé y lleno de ira.

Yahvé ejerce la venganza

contra sus adversarios,

y guarda rencor a sus enemigos.

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3. Como vemos en todo este elocuentísimo pasaje, Dios esperó antes de castigar las maldades de Nínive. La perdonó un siglo antes, en tiempo de Jonás (Jonás 3), cuando ella dio señales de arrepentimiento. Pero aquí la vemos de nuevo “sanguinaria y llena de fraudes” (3, 1 ss.), hecha otra ramera como Babilonia (3, 4), por lo cual, como esta, será arrasada para siempre (versículo 9). San Pedro enseña que la condición del apóstata, que vuelve atrás después de convertirse, es peor que la de antes (II Pedro 2, 20; cf. Mat. 12, 45). Ahora bien, mientras a su pueblo escogido, a pesar de sus repetidas apostasías, Dios le promete siempre una misericordia final y gratuita (véase Jeremías 30, 13 y nota; Romanos 9, 15; 11, 6), no hará lo mismo con la Nínive gentil (Isaías 1, 24-28). Es de notar que esta capital de los asirios, que figura a los enemigos del reino de Dios en los últimos tiempos (Isaías 5, 25; Miqueas 5, 5 y notas), siendo la única pagana que se convirtió al verdadero Dios (Jonás 3, 5), representa en sentido escatológico la apostasía religiosa de la gentilidad (versículo 11), como Babilonia la simboliza en lo político, aspectos ambos que se juntarán en el Anticristo. Cf. II Tesalonicenses 2; Apocalipsis 13.
Yahvé es longánimo y grande en poder,

y no deja impune (al impío).

Marcha Yahvé en el torbellino

y en la tempestad,

y las nubes son el polvo de sus pies.

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4. Basán , el Carmelo y el Líbano, son las regiones más amenas y fértiles de Palestina. Se desarrolla aquí un cuadro de la ira del Señor que baja del cielo para mostrar su poder. Véase Éxodo 19, 16 ss.; Salmo 17, 8-16; 67, 8 ss.; Hab. 3, 3, etc.
Increpa al mar y lo deja seco,

y agota todos los ríos.

Faltos de lozanía están Basán y el Carmelo,

y el verdor del Líbano se marchita.

5Delante de Él se estremecen los montes,

y se derriten los collados.

Ante su faz se conmueve la tierra,

el orbe y cuantos en él habitan.

6¿Quién podrá subsistir ante su ira?

¿Quién resistir el ardor de su cólera?

Se derrama como fuego su indignación,

y ante Él se hienden las rocas.

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7. Yahvé es bueno: La Biblia no es sino el inmenso arsenal de los Hechos de nuestro Padre, donde aprendemos a mirarlo como siempre activo y “dominado por el amor” (Pío XII). Si obramos con Él como un caballero obra con su padre ilustre, viviremos estudiando en las sagradas páginas esas hazañas suyas, para gloriarnos de ellas y pregonarlas. Esto es tenerle a Dios fe, esa fe viva que nos hace obrar por amor (Gal. 5, 6). Los Setenta dicen bellamente; Yahvé es para los que esperan en Él en el día de la tribulación. Como observa un autor, en el Antiguo Testamento, “esperar” o “confiar” equivale en el Nuevo Testamento a “creer” o “tener fe”.
Yahvé es bueno,

es fortaleza en el día de la tribulación,

Él conoce a los que en Él confían,

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8. Aquel lugar: Nínive. Sus enemigos: los asirios, enemigos de Dios. Las mismas tinieblas perseguirán a los enemigos, porque se entregaron a las tinieblas, amando más las tinieblas que la luz (cf. Juan 3, 19).
Con inundación arrolladora

destruirá por completo aquel lugar,

y las tinieblas perseguirán a sus enemigos.

Sentencia contra Nínive

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9. No surge dos veces la tribulación: La ruina de Nínive será tan completa que no se necesita otro golpe contra ella. Esto se cumplió históricamente (cf. 2, 11 ss.), y Nínive nunca volvió a levantarse después de la destrucción.
¿Qué maquináis contra Yahvé?

El hace devastación completa,

no surge dos veces la tribulación.

10Pues bien atados entre sí, como espinos,

esos embriagados de su vino

serán consumidos cual paja enteramente seca.

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11. De ti: de Nínive. El Que piensa mal contra Yahvé: el asirio. Pero aquí hay más que una alusión histórica. El asirio es figura del enemigo eterno de Dios (véase versículo 3 y nota. Cf. Isaías 5, 25; 30, 28 y 31; 31, 4-8; Salmo 75 y 82 y notas; Miqueas 5, 5 s. y nota, etc.). Pensar mal del Señor es exactamente lo contrario de lo que anotamos en el versículo 7. Es ir contra lo más esencial y primario de la sabiduría (Sabiduría 1, 1; 3, 9 y notas). Es lo propio de la soberbia apóstata que analiza a Dios y lo juzga. Véase II Corintios 10, 5; Col. 2, 8 y notas. Va sin decirlo, que este extravío espiritual, al impedir la gracia que viene de la amistad con Dios, y que Él niega a los soberbios (Santiago 4, 6; I Pedro 5, 5), conduce también a los abismos de la depravación moral que San Pablo señala en los gentiles (Romanos 1, 21-32).
De ti salió el que piensa mal contra Yahvé,

el que traza designios de iniquidad.

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12. Además de ser un oráculo contra Nínive, este verso es también una promesa para Jerusalén. Dios consuela a su pueblo prometiéndole no afligirle en adelante por medio de los asirios. Observan algunos que esta promesa no es absoluta en sentido histórico y se limita a Nínive mientras existió. En realidad, caída esa capital en el año 612 a. C, lo que en adelante sufrió Judá no fue ya por parte de Asiria sino de Babilonia. Por lo demás, la promesa puede también referirse a los asirios en sentido escatológico (versículo 11 y nota).
Así dice Yahvé:

“Aunque sean sanos y salvos y muy numerosos,

con todo serán cortados y desaparecerán.”

Te he humillado, pero no te humillaré más.

13Ahora romperé su yugo (que pesa) sobre ti,

y haré pedazos tus coyundas.

14Yahvé ha decretado respecto de ti:

“Ya no habrá más posteridad

que lleve tu nombre.

Exterminaré de la casa de tus dioses

las estatuas e ídolos de fundición;

y Yo te haré el sepulcro,

porque serás consumida muy pronto.”

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15. Buenas nuevas, etc.: la ruina de Nínive. Mensajeros que vienen de Asiria anunciarán la caída de la ciudad orgullosa y fortísima (cf. Jonás 1, 2 y nota). Su ruina significa la paz para Israel. Alégrese entonces el pueblo, celebre fiestas, y cumpla los votos que hiciera al Señor. Este pasaje recuerda una palabra semejante de Isaías (52, 7) que se refiere a la paz mesiánica. Tiene aquí el mismo sentido que en Isaías. Belial: hombre malvado, aquí el asirio.
He aquí sobre los montes

los pies de aquel que trae buenas nuevas,

de aquel que anuncia la paz.

Celebra, Judá, tus fiestas,

cumple tus votos;

que ya no volverá a pasar por ti aquel Belial.

Ha sido completamente extirpado.
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