‏ Numbers 6

El nazareato

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2
2 ss. El nazareato (o nazireato, de “nazir”) es una de las instituciones más sagradas del Antiguo Testamento. Nazareo (nazir) significa “separado”: el nazareo se segrega del mundo y sus placeres, para consagrarse por completo a Dios, sea por determinado tiempo o para siempre. De ahí que el nazareo no pueda tomar bebidas embriagantes, puesto que estas son símbolos de los placeres mundanos. Tenía que evitar la presencia de un cadáver, ya que el cadáver es imagen de la corrupción o impureza. Tampoco podía cortarse la cabellera, porque toda su persona pertenecía a Dios. La Ley autorizaba también a las mujeres a hacer el voto del nazareato. Comúnmente duraba treinta días, pero podía ser emitido para toda la vida. Así, por ejemplo, por orden de Dios, Sansón fue destinado al nazareato ya antes de nacer (Jueces 13, 5). De igual manera Samuel fue consagrado por su madre Ana (I Reyes 1, 11), y la consagración de San Juan Bautista la anuncia el Ángel en Lucas 1, 15. Otros ejemplos de nazareato se encuentran en los Hechos de los Apóstoles (18, 18; 21, 23 ss.). El apóstol Santiago el Menor siguió observando todo el rigor de la disciplina de los nazareos; lo cual explica la veneración que los mismos judíos tenían por él. Ejemplos de mujeres nazareas nos relatan Flavio Josefo y la Mischna (Berenice, hermana del Rey Agripa, y Helena, reina de Adiabene). El Nazareo por excelencia fue Jesús (cf. Mateo 2, 23; Isaías 11, 1), por su perfecta separación del mundo (Hebreos 7, 26), y por no cumplir su propia voluntad sino la del Padre (Juan 4, 34; 5, 30; 6, 39). El nazareato es, según San Gregorio, figura de los santos solitarios y de los religiosos que se separan del mundo para vivir con Dios. La figura ha sido superada en el Nuevo Testamento, pues los ritos del Antiguo Testamento eran solamente pedagogos que preparaban a la humanidad para Cristo (Gálatas 3, 24). En Lucas 10, 41 Jesús enseña expresamente la superioridad de la vida contemplativa.
“Habla a los hijos de Israel y diles: Si un hombre o una mujer hace un voto especial, el voto de nazareo, consagrándose a Yahvé,
3se abstendrá de vino y de bebida embriagante, no beberá vinagre de vino ni de (otra) bebida embriagante; no tomará zumo de uvas, ni comerá uvas frescas ni secas. 4En todos los días de su nazareato no comerá producto alguno de la vid, desde los granos hasta el hollejo. 5Durante todo el tiempo de su voto de nazareato, no pasará navaja sobre su cabeza. Hasta cumplirse los días por los que se consagró a Yahvé, quedará santo, y dejará crecer libremente su cabellera. 6En todos los días de su consagración a Yahvé no entrará donde haya un muerto. 7No ha de contaminarse (haciendo luto) por la muerte de su padre, ni de su madre, ni de su hermano, ni de su hermana; porque la consagración de su Dios está sobre su cabeza. 8Durante todo el tiempo de su nazareato está consagrado a Yahvé. 9Si junto a él muriere uno de repente, contaminándose así la cabeza de su nazareato, raerá su cabeza el día de su purificación; el día séptimo la raerá. 10Y al día octavo presentará al sacerdote dos tórtolas o dos palominos a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 11El sacerdote ofrecerá el uno por el pecado, y el otro como holocausto, haciendo por él la expiación a causa del pecado en el caso del muerto; y en ese mismo día consagrará (de nuevo) su cabeza. 12Renovará ante Yahvé los días de su nazareato, y presentará un cordero primal por la culpa. Los días precedentes serán nulos, porque fue contaminado su nazareato.

13Esta es la ley del nazareo. Al cumplirse los días de su nazareato, será conducido a la entrada del Tabernáculo de la Reunión; 14y presentará como oblación suya a Yahvé un cordero primal sin tacha, en holocausto, una cordera primal sin tacha, para el sacrificio por el pecado, y un carnero sin tacha, para el sacrificio pacífico, 15
15. Panes ácimos: Cf. Éxodo 12, 8 y nota.
un canasto de panes ácimos, tortas de flor de harina amasadas con aceite, y galletas sin levadura untadas de aceite, juntamente con la oblación y las libaciones respectivas.

16El sacerdote lo presentará delante de Yahvé, y ofrecerá su sacrificio por el pecado y su holocausto. 17Ofrecerá también a Yahvé el carnero como sacrificio pacífico, junto con el canasto de los panes ácimos; después presentará el sacerdote la ofrenda y la libación. 18El nazareo raerá la cabeza de su nazareato a la entrada del Tabernáculo de la Reunión; y tomando su cabellera consagrada, la echara al fuego que arde debajo del sacrificio pacífico. 19El sacerdote tomará entonces la espaldilla, ya cocida, del carnero, una torta ácima del canasto y una galleta sin levadura, y los pondrá en las manos del nazareo, después que este se haya raído la cabeza consagrada. 20Y los mecerá el sacerdote como ofrenda mecida ante Yahvé —es cosa santa que pertenece al sacerdote, a más del pecho mecido y de la espaldilla alzada— y después podrá el nazareo beber vino.

21
21. Según sus recursos: literalmente: lo que alcanzaren sus manos, es decir, los sacrificios que quiera ofrecer voluntariamente.
Esta es la ley del nazareo que ha hecho voto, y de su oblación a Yahvé con motivo de su nazareato, fuera de lo que agregue según sus recursos. Conforme al voto que haya hecho, así ha de hacer, además de lo ordenado por la ley del nazareato.”

La bendición sacerdotal

22Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 23“Habla a Aarón y a sus hijos, y diles: De esta manera bendeciréis a los hijos de Israel; les diréis:

24
24 ss. He aquí la fórmula clásica de la bendición litúrgica del Antiguo Testamento (cf. Eclesiástico 50, 22). Es la que hoy llamamos Bendición de San Francisco. El alma cristiana descubre en la triple repetición del nombre de Yahvé una intima revelación del Dios Uno y Trino; pues diciendo: Yahvé te… guarde , indica el poder y la protección del Padre; y diciendo: haga Yahvé brillar sobre ti su Rostro y tenga misericordia de ti, señala al Hijo como Mediador de la gracia y misericordia. Yahvé… te conceda la paz, es la manifestación del Espíritu Santo, pues la paz es fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5, 22). Fray Luis de León, refiriéndose a la manifestación de Cristo bajo el nombre de Rostro, dice en su hermoso libro “Los nombres de Cristo”: “No podemos dudar sino que Cristo y su nacimiento entre nosotros son estas faces (Rostro) que el sacerdote pedía en este lugar a Dios que descubriese a su pueblo; como Teodoreto y como San Cirilo, lo afirman doctores santos y antiguos. Y además de su testimonio, que es de grande autoridad, se convence lo mismo de que en el Salmo 66, en el cual, según todos lo confiesan, David pide a Dios que envíe al mundo a Jesucristo, comienza el profeta con las palabras de esta bendición y casi la señala con el dedo y la declara, y no le falta sino decir a Dios claramente: «La bendición que por orden tuya echa sobre el pueblo el sacerdote, eso, Señor, es lo que te suplico, y te pido que nos descubras ya a tu Hijo y Salvador nuestro».”
¡Yahvé te bendiga y te guarde!

25¡Haga Yahvé brillar sobre ti su Rostro

y tenga misericordia de ti!

26¡Vuelva Yahvé su Rostro hacia ti

y te conceda la paz!

27Así pondrán mi Nombre sobre los hijos de Israel, y Yo los bendeciré.”
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