Numbers 9
La pascua en el Sinaí
1Habló Yahvé a Moisés en el desierto del Sinaí, el primer mes del año segundo después de la salida de la tierra de Egipto, y dijo: 2“Los hijos de Israel han de celebrar la Pascua al tiempo señalado. 3 ▼▼3. Entre las dos tardes: hebraísmo. Significa el intervalo entre la puesta del sol y la obscuridad. Cf. Éxodo 12, 6. Ritos, literalmente justificaciones. Se llaman justificaciones porque su fin era hacer justo al hombre. Es muy importante recordar esto para entender p. ej. el largo y admirable Salmo 118, que es el elogio de la palabra de Dios. Hombre justo, según enseña San Pablo, no es el que hace tales o cuales obras, sino aquel a quien Dios ha justificado.
El día catorce de este mes, entre las dos tardes, la celebraréis al tiempo señalado, observando todas las leyes y todos los ritos referentes a ella.” 4Y dijo Moisés a los hijos de Israel que celebrasen la Pascua. 5Celebraron, pues, la Pascua el día catorce del primer mes, entre las dos tardes, en el desierto del Sinaí. Conforme a todo lo que Yahvé había mandado a Moisés, así hicieron los hijos de Israel. 6 ▼▼6. El cordero pascual tenía carácter de sacrificio, por lo cual los que habían tocado un cadáver, estaban inmundos y no podían participar en la celebración de la Pascua. Véase 19, 11.
Mas hubo algunos hombres que estaban inmundos a causa de un muerto, por lo cual no pudieron celebrar la Pascua en aquel día. Por eso presentándose aquel mismo día ante Moisés y Aarón, 7les dijeron: “Nosotros estamos inmundos a causa de un muerto, ¿por qué hemos de ser privados de presentar la oblación de Yahvé al tiempo señalado, en medio de los hijos de Israel?” 8Les respondió Moisés: “Esperad para que yo sepa lo que Yahvé disponga acerca de vosotros.” 9Entonces Yahvé habló a Moisés, diciendo: 10“Habla a los hijos de Israel y diles: Si alguno de vosotros o de vuestros descendientes se hallare inmundo a causa de un muerto o ausente en algún viaje lejano, celebrará sin embargo la Pascua en honor de Yahvé. 11La celebrará en el mes segundo, el día catorce del mes, entre las dos tardes; comiéndola con panes ácimos y con yerbas amargas. 12 ▼▼12. Cf. Éxodo 12, 46 y nota; Salmo 33, 21; Juan 19, 36.
No dejará nada de ella para el día siguiente, ni le quebrará hueso. Conforme a todos los preceptos de la Pascua la celebrará. 13Si alguno hallándose limpio y no estando de viaje dejare de celebrar la Pascua, ese tal será extirpado de en medio de su pueblo, por no haber presentado la ofrenda de Yahvé al tiempo señalado; ese pagará su pecado. 14Si un extranjero que habita entre vosotros quiere celebrar la Pascua de Yahvé, la celebrará según el reglamento de la Pascua y según el rito de la misma. Un mismo reglamento regirá para vosotros, tanto para el extranjero como para los de vuestro pueblo.” La columna de fuego
15 ▼▼15 ss. La Morada, o Tabernáculo del Testimonio, es el Santísimo del Tabernáculo. San Pablo cita este episodio diciendo: “Nuestros padres estuvieron todos bajo la nube” (I Corintios 10, 1-2). Cf. Éxodo 40, 34-38. La importancia de la presencia de Dios o de su Ángel bajo las apariencias de la nube y del fuego es un acontecimiento tan extraordinario, que solamente tiene paralelo en la presencia de Cristo bajo las especies de la Eucaristía. “El Señor que había prohibido el uso de toda imagen en el culto (cf. el primer mandamiento del decálogo), satisfacía así a las necesidades psicológicas de su pueblo, haciendo sensible su presencia por medio de cosas que no pudiera reproducir (Deuteronomio 4, 15 s.). Por estos signos el pueblo sentía a su Dios cerca de sí. Sin peligro de confundirle con imágenes reproducibles” (Nácar- Colunga. Introducción al Éxodo).
El día en que se erigió la Morada, la nube cubrió a esta, es decir, el Tabernáculo del Testimonio, apareciendo sobre la Morada como fuego, desde la tarde hasta la mañana. 16Así sucedía siempre: (de día) la cubría la nube, y de noche algo que parecía fuego. 17Y cuando la nube se alzaba de sobre el Tabernáculo, los hijos de Israel se ponían en marcha, y en el sitio donde se paraba la nube, allí acampaban los hijos de Israel. 18A la orden de Yahvé los israelitas se ponían en marcha, y a la orden de Yahvé acampaban, y quedaban acampados todo el tiempo que permanecía la nube sobre la Morada. 19Aun cuando la nube se detenía muchos días sobre la Morada, los hijos de Israel observaban lo dispuesto por Yahvé y no levantaban el campamento. 20Lo mismo hacían cuando la nube permanecía muy pocos días sobre la Morada. A la orden de Yahvé acampaban, y a la orden de Yahvé se ponían en marcha. 21Cuando la nube se paraba solo desde la tarde hasta la mañana, y se alzaba a la mañana, se ponían en marcha. O si se paraba un día y una noche y después se alzaba, también ellos emprendían a marcha. 22Si la nube permanecía dos días, o un mes o un año sobre la Morada, mientras quedaba sobre ella continuaban acampados los hijos de Israel y no se movían; mas al alzarse la nube, se ponían en marcha. 23 ▼▼23. Una sola vez no obedecieron a la nube de fuego, y fueron castigados por despreciar esa amorosa providencia paternal que los iba llevando como de la mano (14, 40).
A la orden de Yahvé acampaban, y a la orden de Yahvé se ponían en marcha; guardando lo dispuesto por Yahvé, según la orden de Yahvé dada por medio de Moisés.
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