‏ Psalms 91

Grandezas de nuestro Dios

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1. Precioso cántico que convida a alabar a Dios y darle gracias por sus obras (versículos 5-7), no solo por las cosas creadas (Salmos 8; 103; 148), sino especialmente por la humillación de los malvados (versículos 8-10) y las bendiciones de los justos (versículos 11-16). Sobre la suma excelencia de esa alabanza, véase Salmos 49, 14; 88, 2 y notas.
Salmo. Cántico. Para el día del sábado.
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2. Bueno es: El salmista (probablemente David) quiere expresar que esa alabanza de nuestro Padre celestial no solo es cosa digna y debida, sino que también es una felicidad para el alma. Cf. Salmo 113B, 2 y nota.
Bueno es alabar a Yahvé,
y cantar a tu Nombre, oh Altísimo;
3
3. Al alba... y por las noches: Esto es, en todo momento: cf. Salmos 5, 5; 118, 147 s. y 164 (según el Talmud este Salmo litúrgico se cantaba por la mañana). La misericordia y la fidelidad son los atributos cuya proclamación más agrada a Dios, según toda la Escritura (Salmos 24, 10; 84, 11; 88, 15; Tobías 3, 2, etc.).
anunciar al alba tu misericordia
y por las noches tu fidelidad;
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4. Cantar Salmos es entregarse a Dios con toda el alma y servirle con alegría. “Los que hacen el bien con ánimo triste no cantan” (San Agustín).
con el salterio de diez cuerdas y el laúd,
cantando al son de la cítara;
5
5. Me gozo en las obras de tus manos: ¡Qué lema para esculpirlo en toda casa de artistas cristianos! “Esta espiritual alegría se recibe, como dice fray Luis de Granada, cuando el hombre, mirando la hermosura de las creaturas, no para en ellas, sino que sube por ellas al conocimiento de la hermosura, bondad y caridad de Dios que tales y tantas cosas creó.” Véase Salmo 103, 1 ss. De ahí, pues, que la contemplación de la naturaleza, y de una manera especial la admiración y gratitud por el crepúsculo que el Creador nos obsequia cada día, y donde sabemos que para nada se ha mezclado la mano del hombre, sea para el divino Padre como una oración (cf. Salmo 8, 2 y nota).
porque Tú, Yahvé,
me deleitas con tus hechos,
y me gozo en las obras de tus manos.
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6. Tus pensamientos: Nótese el contraste con los pensamientos nuestros (Salmos 93, 11; 145, 2; 32, 11 y notas). Sobre lo que piensa Dios y sobre los designios de su corazón respecto de nosotros trae la Biblia asombrosas revelaciones (cf. Salmo 90, 14; Sabiduría 17, 1 y notas), que se armonizan todas entre sí como propias de un Padre, cuya esencia es el amor, y culminan en la mayor de todas, la de Juan 3, 16. El que descubre así ese máximo secreto de Dios, su idiosincrasia, por así decir, de Padre “dominado por el amor” (Su Santidad Pío XII) y en consecuencia por la misericordia (Salmo 102, 13 s.) ha encontrado la llave de las Sagradas Escrituras. “El gran misterio del cristianismo es el misterio del Corazón de Dios” (Pío XII).
¡Cuan magníficas son tus obras, Yahvé!
¡Cuán profundos tus pensamientos!
7
7 s. No lo reconoce porque es insensato, pues para descubrir al Creador en la naturaleza basta la razón (Denz. 2.145), Cf. Salmos 8 y 18. De ahí el reproche de San Pablo a los incrédulos (Romanos 1, 18 ss.). La fe va más lejos y penetra los pensamientos de Dios, que merecen nuestra atención mucho más que las simples manifestaciones de su poder (I Corintios 2, 10). San Pablo enseña que, así como el hombre insensato no se detiene a contemplar esa otra biblia que es la naturaleza, el hombre puramente natural nunca podrá entender los pensamientos divinos sin la luz sobrenatural de la fe (I Corintios 2, 14, texto griego y nota; cf. Lucas 10, 21). Sobre la vanidad de la ciencia humana, véase Eclesiastés 1, 13 s.; Kempis III, capítulo 43. No entiende esto: Podría referirse a lo que precede o también a lo que sigue en el versículo 8: el misterio del mal triunfante (cf. Salmo 72, 11 s. y nota). Algunos (cf. Ubach), en vez de aunque broten, etc., traducen: Si brotan… y florecen… (es porque) están destinados, etc., con lo cual se ve quizá más intensamente, no solo que los malvados y sus triunfos de un día son un juguete en el plan de Dios, que sabe sacar de ellos mayor bien para sus amigos, sino también el tremendo destino de los que ya tuvieron aquí abajo “sus bienes”. Cf. Lucas 16, 25 y nota. Los artesanos del crimen (cf. I Macabeos 9, 23 texto griego).
El hombre insensato no lo reconoce,
y el necio no entiende esto.
8Aunque broten impíos como hierba,
y florezcan todos los artesanos del crimen,
destinados están al exterminio
para siempre;
9mientras que Tú, Yahvé,
eres eternamente el Altísimo.
10
10. La repetición: los enemigos tuyos parece ser un agregado.
Porque he aquí
que tus enemigos, oh Yahvé,
los enemigos tuyos perecerán,
y todos los malhechores
quedarán desbaratados.
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11. Mi fuerza: Literalmente mi cuerno. Aceite nuevo: Es decir, fresco, que era el más apreciado. La Vulgata lo tomó en el sentido de un reflorecimiento de juventud en la vejez (cf. versículo 15 y Salmo 70). Otros vierten: óleo purísimo; Nácar-Colunga: verde aceite. En II Reyes 19, 22, David, triunfante de los traidores y repuesto en el trono sobre todo Israel, exclama que ha sido nuevamente ungido.
Tú exaltaste mi fuerza
como la de un bisonte,
me has ungido con aceite nuevo.
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12. Se alegran : Como quien ya no tiene que temerlos. Páramo vierte: se apacientan. Según otros: miran con desprecio.
Mis ojos se alegran
al mirar a mis enemigos,
y mis oídos oyen regocijados
a los perversos que se levantan contra mí.
13
13 s. Usados en la Liturgia del Común de Confesores. En contraste con los que pasan como el heno (versículo 8), el justo será como los árboles seculares (cf. Isaías 65, 22) en la casa de Yahvé.
El justo florecerá como la palma
y crecerá como el cedro del Líbano,
14los cuales plantados en la casa de Yahvé
florecerán en los atrios de nuestro Dios.
15
15. Fructificarán Así también traduce San Jerónimo. Cf. versículo 11. Sobre esta prosperidad en la vejez, véase Salmo 70, 9 y nota.
Aun en la vejez fructificarán todavía,
llenos de savia y vigor,
16
16. La gloria del anciano creyente está en mostrar a sus hijos y a todos, con la austeridad de sus canas, para que nunca pierdan la serenidad y la confianza en Dios, cuán “irreprochable” es la Providencia de Dios, cuyos caminos a veces nos parecen tan oscuros. El anciano ya sabe por experiencia que en el tren de la vida y de la historia, que parece lanzado sin freno en un precipicio, hay un oculto maquinista, Dios, sin el cual nada sucede y que de todo sabe sacar mayor bien para sus amigos (Romanos 8, 28). Y por eso, para el hombre de espíritu, ya no es motivo de escándalo la aparente prosperidad de los impíos. Cf. Salmo 72 y notas.
para proclamar que Yahvé es recto,
— ¡Roca mía!—
y que no cabe iniquidad en Él.
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