Tobit 5
El ángel Rafael compañero de viaje
1Entonces respondió Tobías a su padre, y dijo: “Padre, todo lo que me has mandado, lo haré. 2Pero no sé cómo he de cobrar ese dinero (de Gabelo); pues él no me conoce a mí, ni yo le conozco a él. ¿Qué señal le daré? Ni siquiera conozco el camino para ir allá.” 3A lo que su padre le contestó, diciendo: “Tengo en mi poder el recibo firmado de su mano; cuando se lo mostrares, te pagará al instante. 4Mas anda ahora, y búscate algún hombre fiel que vaya contigo, recibiendo en pago un salario correspondiente, para que hagas esta cobranza mientras yo vivo todavía.” 5 ▼▼5. Así está la Sabiduría esperando a quien la busque. Véase Sabiduría 6, 12-15.
Salió Tobías y encontró un gallardo joven, que estaba ya con el vestido ceñido, y como dispuesto a emprender viaje. 6Sin saber que era un ángel de Dios, le saludó, y dijo: “¿De dónde eres, buen muchacho?” 7 ▼▼7 s. Esto no es mentira, pues no encierra la intención de engañar a Tobías ni a su hijo. Su naturaleza celestial se manifiesta cuando dice que conoce todos los caminos.
Él respondió: “De los hijos de Israel.” Tobías le replicó: “¿Sabes el camino que va al país de los medos?” 8“Sí que lo sé, respondió el otro; muchas veces he recorrido todos aquellos caminos, y me he hospedado en casa de Gabelo, nuestro hermano, que vive en Rages, ciudad de los medos, situada en la montaña de Ecbátana. 9Tobías le dijo: “Aguárdame, te ruego, que voy a dar aviso de todo esto a mi padre.” 10Entró entonces Tobías en casa, y se lo dijo todo a su padre. De lo cual admirado el padre, le rogó que entrase en su casa. 11 ▼▼11. Saludo digno de un ángel. Fórmula ideal para poner a la entrada de una casa. También el saludo griego expresaba los sentimientos de alegría: jaire (alégrate). Cf. Lucas 1, 28 y nota.
Entró y saludó a Tobías, diciendo: “Sea siempre contigo la alegría.” 12Respondió Tobías: “¿Qué alegría puedo tener yo que vivo en tinieblas y no veo la luz del cielo?” 13Replicó el joven: “Ten buen ánimo, pronto serás sanado por Dios.” 14Tobías le preguntó: “¿Podrás acaso llevar a mi hijo a casa de Gabelo, en Rages, ciudad de los medos? Yo te pagaré tu salario cuando vuelvas.” 15Contestó el ángel: “Yo le llevaré, y te lo volveré a traer aquí.” 16Tobías le dijo: “Dime, te ruego, ¿de qué familia o de qué tribu eres tú?” 17 ▼▼17. Como si dijera: ¿Qué te importa la familia ni el linaje del jornalero? expresión de modestia.
Y respondióle el ángel Rafael: “¿Averiguas tú acaso el linaje del jornalero, o la persona del jornalero que ha de ir con tu hijo? 18 ▼▼18 s. Azarías significa: Dios socorre, pues vino para dar socorro a Tobías; Ananías: Dios da gracia (de la cual procede el socorro). Tobías conoce a un Ananías de ilustre linaje y cree que el ángel sea idéntico con aquel. Nótese la bondadosa condescendencia del ángel, no obstante lo dicho en el versículo 17. Recuerda la actitud de Jesús, en Mateo 17, 23-26.
Mas por no dejarte en inquietud (te digo): yo soy Azarías, hijo de Ananías el grande.” 19Dijo entonces Tobías: “Tú eres de noble linaje. Te ruego que no tomes a mal el que haya querido saber tu ascendencia.” 20El ángel le replicó: “Yo llevaré sano a tu hijo, y sano te lo volveré a traer.” 21 ▼▼21. “¡Su ángel! ¡Cuántas veces Dios obra así, también con nosotros, y no lo vemos porque somos ciegos, como Tobías! Pero este no era ciego en el alma, porque tenía una inmensa luz de fe: cree que un ángel lo acompaña, como dice más adelante (versículo 27). Y Dios le responde con el hecho invisible pero real. ¿Qué es esto sino lo que enseñó Jesús al decir tantas veces: «Hágase según tu fe»?” (P. de Segor).
Respondió Tobías y dijo: “Id en buena hora; Dios bendiga vuestro viaje, y su ángel vaya en vuestra compañía.” 22Después de haber preparado todo lo necesario para el viaje, se despidió Tobías de su padre y de su madre, y los dos se pusieron en camino. Aflicción de la madre
23Partidos que fueron, la madre comenzó a llorar y decir: “Nos has quitado el báculo de nuestra vejez, enviándolo lejos de nosotros. 24¡Ojalá que nunca hubiera habido tal dinero, por el cual lo has enviado! 25Porque nosotros estábamos contentos en nuestra pobreza, y teníamos por riqueza el ver a nuestro hijo.” 26Tobías le respondió: “No llores; nuestro hijo llegará salvo, y salvo volverá a nosotros, y tus ojos lo verán; 27 ▼▼27. En este pasaje se inspira el “Itinerario”, es decir, la oración eclesiástica que se reza antes de emprender un viaje. También se ve aquí la tradición judaica sobre los ángeles de la guarda, que concuerda con la doctrina de Jesucristo acerca de ellos en Mateo 8, 10; Hechos 12; Hebreos 1, 14. Nos enseña el Salmista: “Dios ha mandado a sus ángeles que te guarden en todos tus caminos; te llevarán en sus manos, no sea que tropiece tu pie en alguna piedra” (Salmo 90, 11). “¡Cuánta reverencia y reconocimiento deben inspiraros estas palabras! ¡Cuánta confianza deben daros hacia vuestro ángel de la guarda! ¡Cuánto respeto por su presencia, cuánto agradecimiento por su benevolencia y cuánta confianza por sus desvelos! No hagáis delante de él lo que no os atreveríais a hacer delante de mí” (San Bernardo).
pues creo que un buen ángel de Dios lo acompaña, disponiendo bien de todo lo que le pase, a fin de que vuelva con gozo a nuestra casa.” 28A estas palabras cesó la madre de llorar, y se calló.
Copyright information for
SpaPlatense