‏ Tobit 6

Tobías es salvado por el ángel

1Partió Tobías, seguido del perro, e hizo su primera parada junto al río Tigris. 2
2. Veremos cuántos bienes saca Dios de este aparente mal. El pez sería el llamado lucio o un esturión. En el Tigris abundan los grandes peces, cuya repentina aparición puede causar espanto.
Cuando salió para lavarse los pies, he aquí que un pez enorme se lanzó sobre él para devorarlo.
3Viéndolo Tobías se asustó y dio un gran grito, diciendo: “¡Señor, que me embiste!” 4El ángel le dijo: “Agárralo de las agallas, y tíralo hacia ti.” Lo hizo, y arrastrando lo sacó a lo seco, y (el pez) empezó a palpitar a sus pies. 5Entonces le dijo el ángel: “Desentraña ese pez, y guarda su corazón, la hiel y el hígado; pues estas cosas son necesarias para hacer útiles remedios.” 6
6. Comían el pescado asado tal como lo preparó Jesús en Juan 21, 9-13. En vez de Rages debe leerse con el griego: Ecbátana (véase 3, 7).
Hizo así, y asó (parte de) la carne del pez, que llevaron para el camino. Después salaron el resto para que les sirviese hasta llegar a Rages, ciudad de los medos.

7Entonces Tobías preguntó al ángel diciendo: “Dime, te ruego, hermano mío Azarías, ¿qué virtud curativa tienen estas partes del pez, que me has mandado guardar?” 8
8. Como a ese humo atribuyó Dios la virtud de ahuyentar a los demonios, así la atribuye, p. e., al agua bendita, sobre la cual la Iglesia invoca la divina bendición. Jesucristo en sus milagros suele servirse de instrumentos materiales, p. e., cuando con un poco de tierra mezclada con su saliva curó al ciego de nacimiento (Marcos 8, 22 ss.). Véase el caso de Naamán (IV Reyes 5, 14) que Jesús cita como milagro (Lucas 4, 23 y 27).
A lo que respondió el ángel, y le dijo: “Si pones sobre las brasas un pedacito del corazón del pez, su humo ahuyenta todo género de demonios, ya sea del hombre, ya de la mujer, de tal manera que no se acercan más a ellos.
9La hiel sirve para untar los ojos cubiertos de catarata, y sanarán.”

10Preguntó Tobías al ángel: “¿Dónde quieres que nos hospedemos?” 11El ángel le respondió: “Aquí vive un hombre llamado Ragüel, pariente tuyo, de tu tribu, el cual tiene una hija llamada Sara, y no tiene otro hijo ni hija fuera de ella. 12
12. Según la Ley (Números 36), las hijas cuyo padre no tenía hijos varones, eran herederas de sus bienes, mas debían casarse con un pariente de la familia paterna. Véase también Rut 4, 4. La poderosa intercesión de San Rafael se invoca para tener acierto, como Tobías, en la elección de esposa. Véase 7, 12.
A ti te tocan todos sus bienes, y tú debes tomarla por mujer;
13pídesela, pues, a su padre, y te la dará por mujer.”

Instrucción sobre el matrimonio

14Entonces Tobías respondió y dijo: “Tengo entendido que ella ha sido dada a siete maridos, y que estos han fallecido; y aun he oído decir que los ha matado un demonio. 15Temo que también a mí me suceda lo mismo, y que siendo yo hijo único de mis padres, lleve yo su vejez con dolor al sepulcro.” 16
16. El demonio, aquí Asmodeo (3, 8), uno de los muchos demonios. En cambio el diablo es uno solo: Satanás (Apocalipsis 20, 2, etc.).
Entonces le dijo el ángel Rafael: “Óyeme, y te enseñaré cuáles son aquellos sobre quienes tiene potestad el demonio.
17Son los que abrazan con tal disposición el matrimonio, que apartan de sí y de su mente a Dios, dejándose llevar de su pasión, como el caballo y el mulo que no tienen entendimiento; esos son sobre quienes tiene poder el demonio. 18
18 ss. No tenía que velar toda la noche, según se ve en 8, 15. Si los contrayentes cristianos consideraran esto, ¿cuántos no ambicionarían conquistar semejantes bendiciones aprovechando la lección del Ángel? ¡Qué unión de espíritu para toda la vida no se labraría en esas tres noches de oración! Véase Mateo 18, 19-20. Cf. I Corintios 7, 5 y nota.
Mas tú, cuando la hubieres tomado por mujer, y hayas entrado en el aposento, no llegues a ella en tres días, y no pienses en otra cosa sino en hacer oración en compañía de ella.
19En la primera noche, quemarás el hígado del pez, y será ahuyentado el demonio. 20En la segunda noche serás admitido en la unión de los santos patriarcas. 21En la tercera alcanzarás la bendición para que de vosotros nazcan hijos sanos. 22Pasada la tercera noche, recibirás la doncella en el temor del Señor, llevado más bien del deseo de tener hijos, que de la pasión, para que consigas en tus hijos la bendición reservada al linaje de Abrahán.”
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