Zechariah 6
Los cuatro carros
1 ▼▼1. Dos montes: Probablemente el monte Sión y el monte de los Olivos. El sentido de los carros está expresado en el versículo 5. Según Nácar- Colunga “son los ministros de la justicia divina en los cuatro ángulos de la tierra. Los que van hacia la tierra del Norte son los que ejecutarán las divinas venganzas contra Babilonia”. Véase Apocalipsis 7, 1-3; 9, 14 s. Un juicio semejante se ve en Joel 2, 3 ss.; Isaías 2, 10, 22, etc.
Alcé de nuevo mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes, y los montes eran montes de bronce. 2 ▼▼2. Sobre los caballos y sus colores, véase 1, 8 y nota.
En el primer carro había caballos bermejos; en el segundo, caballos negros; 3en el tercero, caballos blancos, y en el cuarto, caballos manchados, vigorosos. 4Entonces tomé la palabra y dije al ángel que hablaba conmigo: «¿Qué son estos, señor mío?» 5A lo que respondiendo el ángel me dijo: «Estos son los cuatro vientos del cielo que vienen de la presencia del Señor de toda la tierra». 6 ▼▼6 s. La tierra del Norte: Babilonia y Asiria. La tierra del Mediodía: Egipto; o sea los dos principales enemigos del pueblo elegido (cf. Miqueas 3, 5 y nota). Algunos ven en las dos primeras la apostasía en sus aspectos civil y religioso, y en el tercero el “mundo” enemigo del Evangelio (cf. Juan 7, 7; I Juan 2, l5; Lucas 21, 34, etc.). Los caballos recorren la tierra para ejecutar los castigos de Dios. Véase Apocalipsis capítulo 6.
El (carro) de los caballos negros se dirige hacia la tierra del Norte; el de los blancos va tras ellos; y el de los manchados sale hacia la tierra del Mediodía. 7Y salieron los vigorosos que anhelaban ponerse en marcha para recorrer la tierra. (El ángel les) dijo: «¡Id, recorred la tierra!» Y ellos recorrieron la tierra. 8 ▼▼8. Es decir, que su cólera se aplacó al ver que los dos carros lanzados contra las potencias del Norte habían destruido esas enemigas del pueblo de Dios. Cf. Jueces 8, 3; Ezequiel 16, 42; 24, 13.
Entonces me llamó, y me habló, diciendo: «Mira, los que van hacia la tierra del Norte han aplacado mi espíritu en la tierra septentrional». Las coronas
9Y me llegó la palabra de Yahvé en estos términos: 10“Toma (las ofrendas) de los del cautiverio: de Holdai, de Tobías y de Idaías que han venido de Babilonia. En aquel mismo día irás y entrarás en la casa de Josías, hijo de Sofonías. 11Tomarás la plata y el oro, y harás una corona que pondrás sobre la cabeza del Sumo Sacerdote Jesús, hijo de Josedec; 12 ▼▼12 s. Llama la atención que la corona sea colocada sobre la cabeza del Sumo Sacerdote y no del jefe civil (Zorobabel), cf. 3, 1; 4, 14 y notas. Admirable misterio profético, en que el Sumo Sacerdote representa en este momento al Hombre cuyo nombre es Pimpollo (Vulgata: Oriente; en hebreo Zémach), es decir, el Mesías Sacerdote y Rey, que es nuestro adorable Salvador Jesús, del cual los profetas escrutaron y preanunciaron para nosotros, como nos dice San Pedro, “las pasiones y posteriores glorias” (I Pedro 1, 10 ss.). Véase 3, 8 y nota; Isaías 4, 2; 11, 1; Jeremías 23, 5; 33, 15; Lucas 1, 78. En su lugar, es decir, como el retoño desde su tronco. Fillion hace notar que “la obra de la reconstrucción del Templo está atribuida más arriba (cf. 4, 7-10) a Zorobabel, cuyo nombre no se menciona aquí”, y cita Ezequiel 40, 1 ss. Él será sacerdote sobre su solio. Él será, pues, rey al mismo tiempo que pontífice. Cf. Jeremías 23, 5, donde la realeza del divino Zémach ha sido netamente predicha. El trono le pertenecerá en propio como a heredero legal de David. Cf. II Reyes 7, 16; Salmo 88, 38; Lucas 1, 32, etc. Los Setenta traducen: y será sacerdote a su derecha. El P. Ramos García resume así la idea de estos dos versos: “Con esta institución perenne de la soberanía temporal… el Señor cumplirá fielmente a David la promesa jurada que le tiene hecha, de que no le faltará sucesor de su familia en el trono (Salmos 88, 20-38; 131, 11-18; Jeremías 33, 23-26); y por eso cabalmente el Zémach, en quien esa sucesión se reanuda felizmente, entre otros nombres simbólicos, divinamente expresivos, lleva también el de David, como ya vimos (Oseas, Isaías, Jeremías, Ezequiel, antes citados). El Salmo 88, donde más claramente se contiene la promesa divina, comienza justamente: “Misericordias Domini in aeternum cantabo”, con alusión a Isaías 55, 3; “misericordias Domini fideles”; y el citado paso de Jeremías (capítulo 33, 23 ss.) es un resumen de cuanto venimos diciendo sobre la restauración final de Israel bajo un solo caudillo de origen davídico, el cual llegará a dominar en todo el mundo a tenor del Salmo 71, etc.” (Estudios Bíblicos 1949, pág. 122).
y le hablarás en estos términos: Así dice Yahvé de los ejércitos: He aquí el hombre cuyo nombre es Pimpollo, el cual germinará en su lugar y edificará el Templo de Yahvé. 13Él edificará el Templo de Yahvé, y será revestido de gloria; y se sentará para reinar sobre su trono. Él será sacerdote sobre su solio, y habrá espíritu de paz entre ambos. 14Y para Hélem, Tobías, Idaías y Hen, hijo de Sofonías, las coronas servirán de recuerdo (y quedarán) en el Templo de Yahvé. 15 ▼▼15. Véase Isaías 57, 19; 66, 20 y notas. Esto sucederá: La promesa es condicional, como la de 3, 7. La participación de los judíos en la salud mesiánica que iba a traer Cristo, dependía de que ellos escucharan la voz de Dios (Juan 5, 40 y 43; 12, 49 s., etc.), y no lo hicieron. Véase capítulo 11; Ageo 2, 20 y nota. Cf. Jeremías 30, 13 y nota.
Vendrán los que están en lugares remotos y edificarán el Templo de Yahvé; y conoceréis que Yahvé de los ejércitos me ha enviado a vosotros. Esto sucederá si obedeciereis fielmente la voz de Yahvé, vuestro Dios».”
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