Zechariah 8
Amor de Dios a su pueblo
1 ▼▼1 ss. En este capítulo continúa la respuesta del capítulo precedente y se dan siete preciosos vaticinios sobre el cambio que se producirá en Jerusalén cuando Dios vuelva a habitar en la Casa del Señor (versículo 3). El duelo se convertirá en gozo (versículo 19); Jerusalén será santa y morada de Dios (versículo 3); rebosará no solamente de bendiciones espirituales, sino también de bienes temporales: Habrá cosechas abundantes, los desterrados volverán, y en las calles se verán ancianos felices que se alegran como niños más felices aún. Todas estas imágenes reflejan la perfección del nuevo reino teocrático. “Así dice Yahvé” (versículo 2): muestra evidentemente, como observa ya San Jerónimo, que estos anuncios no eran un simple reflejo de las esperanzas del profeta, sino promesas divinas (véase Isaías 7, 14; Ezequiel 12, 24; 36, 33 y notas). Grandes celos (versículo 2): Véase 1, 14; Éxodo 20, 5; 34, 14; Jeremías 2, 2 ss.; Ezequiel 5, 13; Oseas 2, 4 ss., etc. Sobre su cumplimiento cf. versículo 6 y nota.
Y llegó esta palabra de parte de Yahvé: 2“Así dice Yahvé de los ejércitos: Tengo grandes celos de Sión, y un gran furor se ha apoderado de Mí en favor de ella. 3 ▼▼3. Ciudad fiel, porque en ella será practicada de nuevo la fidelidad y obediencia a la ley de Dios. Cf. la misma expresión en Isaías 1, 26.
Así dice Yahvé: Me he vuelto a Sión, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén será llamada la ciudad fiel; y el monte de Yahvé de los ejércitos, monte santo. 4 ▼▼4. Sobre esta longevidad cf. Isaías 65, 20.
Así dice Yahvé de los ejércitos: Aún se sentarán en las plazas de Jerusalén ancianos y ancianas, que por su edad avanzada llevarán cada cual su bastón en la mano; 5y las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas. 6 ▼▼6. El resto de este pueblo: cf. versículo 12. “En la época en que estas cosas se realicen, parecerán maravillosas a los ojos del pueblo, mas no a los ojos de Aquel que las habrá cumplido” (Fillion). Gramática cita aquí el Salmo 117, 23. Véase nuestra nota al versículo 25 de dicho Salmo. Cf. Mateo 23, 39; Romanos 11, 25 ss.; Jeremías 30, 3 y nota.
Así dice Yahvé de los ejércitos: Si esto en aquellos días parece cosa imposible a los ojos del resto de este pueblo, ¿parecerá acaso imposible también a mis ojos?, dice Yahvé de los ejércitos. 7 ▼▼7. Profecía que se refiere a los israelitas desterrados y dispersos entre los pueblos gentiles. Véase versículo 13; Isaías 43, 5-6; Ez. 37, 21; Joel 3, 6.
Así dice Yahvé de los ejércitos: He aquí que salvaré a mi pueblo de la tierra del Oriente, y de la tierra donde se pone el sol; 8 ▼▼8. Serán mi pueblo: Cf. Levítico 26, 12; III Reyes 8, 51; Salmo 78, 13; 99, 3; Jeremías 7, 23; Ezequiel 37, 27, etc. Compárese este pasaje con Jeremías 31, 31 ss., citado por San Pablo en Hebreos 8, 8 ss.
y los traeré, y habitarán en medio de Jerusalén; y serán mi pueblo, y Yo seré su Dios, en verdad y en justicia. Bendiciones por la reconstrucción del Templo
9 ▼▼9. Los profetas a los cuales Zacarías se refiere, son él mismo y su contemporáneo Ageo, que hablaron en el día (así el hebreo) o desde el día (así los Setenta) en que se empezó el Templo. Desgraciadamente Israel seguiría siendo sorda (cf. 6, 15; 7, 13), como lo fue también al anuncio del Bautista (Juan 1, 19; Ageo 2, 10 y 20 y notas).
Así dice Yahvé de los ejércitos: Confórtense las manos de vosotros, los que en estos días oís las palabras de boca de los profetas que (hablaron) en el día en que se echaron los cimientos de la Casa de Yahvé de los ejércitos para que fuese reedificado el Templo. 10 ▼▼10. Véase Ageo 1, 6 y 9-11; 2, 17-20. Sobre el trabajo sin utilidad en materia espiritual alecciona San Pablo a los cristianos en I Corintios 3, 12 ss.; 13, 1 ss., etc.
Porque antes de ese tiempo no había jornal para los hombres, ni jornal para las bestias; ni había paz para quienes salían o entraban, a causa del enemigo; habiendo Yo lanzado a todos los hombres unos contra otros. 11Mas ahora no haré más con el resto de este pueblo lo que hice en los días pasados, dice Yahvé de los ejércitos. 12 ▼▼12. Habrá una perfecta armonía entre la tierra y el cielo: “Aquella dará sus mejores jugos, este sus lluvias y su rocío.” Cf. Joel 2, 21 ss.; Malaquías 3, 8-12 y notas.
Porque la siembra prosperará, la vid dará su fruto, la tierra sus productos y el cielo su rocío; y Yo daré al resto de este pueblo todo esto como herencia. 13 ▼▼13. Esta profecía reviste máxima importancia por referirse no solamente a los de Judá sino también a las diez tribus del reino de Israel, que nunca volvieron del exilio (cf. 10, 6; 11, 4 y notas). Su carácter es, pues, mesiánico. Véase anuncios semejantes en 10, 6; Isaías 11, 12 y 16; 27, 13; Jeremías 3, 12 y 18 ss.; 31, 1; 33, 14; Ezequiel 16, 53; 20, 40 ss.; 37, 15-23; 39, 25 ss., etc. Seréis bendición: Véase Miqueas 5, 7 y nota.
Y así como fuisteis objeto de maldición entre los pueblos, oh casa de Judá y casa de Israel, de la misma manera os salvaré y seréis una bendición. No temáis, antes bien confórtense vuestras manos. 14Pues así dice Yahvé de los ejércitos: Al modo que Yo había pensado haceros mal, cuando vuestros padres provocaron mi ira, dice Yahvé de los ejércitos, y Yo no me arrepentí, 15así, al contrario, he pensado en estos días hacer bien a Jerusalén y a la casa de Judá. ¡No tengáis miedo! 16 ▼▼16 s. Véase versículo 1; 5, 3 s.; 7, 9 s. y notas. San Pablo alude a esto en Efesios 4, 25.
Estas son las cosas que habéis de hacer: Cada uno hable verdad con su prójimo; juzgad en vuestros tribunales según la verdad y en favor de la paz. 17No maquinéis en vuestros corazones el mal contra vuestro prójimo, ni améis el juramento falso; porque aborrezco todo esto”, dice Yahvé. 18Y me llegó esta palabra de parte de Yahvé de los ejércitos: 19 ▼▼19. Los judíos observaban después del cautiverio estos cuatro días de ayuno rememorando las calamidades caídas sobre Jerusalén: el primero recordaba la toma de Jerusalén por Nabucodonosor (587); el segundo, la destrucción del Templo; el tercero, el asesinato de Godolías; el cuarto, el comienzo del asedio de Jerusalén. Cf. 7, 3 y 6 s. y nota.
“Así dice Yahvé de los ejércitos: El ayuno del (mes) cuarto, el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo, y el ayuno del décimo, se tornarán para la casa de Judá en gozo y regocijo, y en fiestas alegres, con tal que améis la verdad y la paz. Vocación de los gentiles
20 ▼▼20 ss. He aquí la culminación de la divina promesa. No solamente los judíos formarán la nueva nación teocrática, sino también, junto con ellos, todos los gentiles convertidos. Véase Ezequiel 47, 22 s. Los habitantes de muchas ciudades. Los paganos se estimulan mutuamente a ir a buscar al Señor (versículo 21). Véase en 14, 16-19 un anuncio semejante, y cómo el pecado de los gentiles consistirá en su incumplimiento. Análogas profecías mesiánicas se encuentran en Isaías 2, 2 ss.; Miqueas 4, 1 ss., etc. Cf. 2, 11; Juan 4, 22.
Así dice Yahvé de los ejércitos: Aún han de venir pueblos, y los habitantes de muchas ciudades; 21y los moradores de una irán a decir a la otra: «Vamos a implorar el favor de Yahvé, y a buscar a Yahvé de los ejércitos. Iré también yo». 22Y muchos pueblos y naciones poderosas vendrán a buscar a Yahvé de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar el favor de Yahvé. 23Así dice Yahvé de los ejércitos: En aquellos días diez hombres de todas las lenguas de las naciones, se asirán, sí, se asirán de la falda (del manto) de un judío, y dirán: «Iremos con vosotros, porque hemos oído que con vosotros está Dios».”
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