Zechariah 9
Vaticinio contra los reinos vecinos
1 ▼▼1 ss. En este capítulo se describe la derrota de las naciones enemigas, la cual será el preludio de la venida de Cristo. El primer versículo es muy oscuro. Bover-Cantera vierte: Oréenlo. Palabra de Yahvé. El país de Hadrac y Damasco se han convertido en su morada; pues a Yahvé pertenecen los ojos del hombre y todas las tribus de Israel. Kittel propone la lección Aram (Siria) en vez de Adam (hombres). Carga: profecía conminatoria. Véase Isaías 13, 1; Nahúm 1, 1; Habacuc 1, 1. Hadrac fue, según las inscripciones cuneiformes, capital de un pequeño reino de Siria. Además de Hadrac serán juzgadas otras ciudades sirias y fenicias: Damasco, Hamat (Emat), Tiro y Sidón. Véase Ezequiel 28 y notas. Cf. especialmente Ezequiel 28, 18 y 29, 18 y notas sobre la destrucción de la antigua Tiro, que empezó en la invasión de Nabucodonosor y terminó bajo Alejandro Magno (332). Cf. también Isaías 23, 1-7; Jeremías 49, 23-27.
Carga. “Palabra de Yahvé que (recaerá) sobre Hadrac y se dirige contra Damasco, pues Yahvé mira a los hombres y a todas las tribus de Israel. 2(Se dirige) también contra Hamat, que allí tiene su territorio, como asimismo contra Tiro, y contra Sidón, cuya sabiduría es tan grande. 3Aunque Tiro se construyó una fortaleza, y amontonó plata como si fuese polvo, y oro como lodo de las calles, 4he aquí que el Señor la tomará en posesión, precipitará al mar sus muros, y ella misma será devorada por el fuego. 5 ▼▼5 ss. Las ciudades aquí mencionadas representan el país de los filisteos. Bastardos, o sea, extranjeros. Los filisteos renunciarán a sus maldades (sangre) y a la idolatría (abominaciones) y se convertirán al Señor (versículo 7). Su suerte será la misma que la de los jebuseos, los cuales, después de resistir largo tiempo, se adhirieron finalmente a la comunidad israelita. Véase Josué 15, 63; II Reyes 5, 6 ss.; I Paralipómenos 21, 15.
Lo verá Ascalón, y se llenará de espanto, Gaza también, y se estremecerá, lo mismo que Acarón, pues falló su esperanza. En Gaza no habrá ya rey, Ascalón quedará despoblada, 6y en Azoto habitarán bastardos. Así destruiré la soberbia de los filisteos. 7Quitaré de su boca su sangre, y de entre sus dientes sus abominaciones, y serán también ellos un resto para nuestro Dios. Figurarán como una tribu en Judá, y Acarón será como el jebuseo. 8 ▼▼8. Mi casa: mi pueblo. Velo con mis ojos: Nótese la ternura con que Dios habla de su pueblo.
Yo acamparé alrededor de mi casa,
(para defenderla) contra los ejércitos,
contra los que pasan y contra los que vienen; el exactor no vendrá más sobre ellos; porque ahora velo Yo con mis ojos. El Rey de paz
9 ▼▼9. El mismo Dios exhorta a la población de Jerusalén a entregarse a la alegría y a saltar de gozo. El motivo de la alegría se manifiesta en los nombres que lleva el Mesías: Él es rey, el Rey prometido, el heredero del trono de David (II Reyes 7, 12-17; Lucas 1, 32); justo, el Justo por excelencia que trae la justicia (Salmo 71, 4 y 12 ss.; Isaías 11, 3; Mateo 11, 5; Lucas 7, 22). Trae salvación (cf. Salmo 21; Isaías 49, 7 ss.; 52, 13 ss.; 53, 1 ss.; Mateo 8, 17; Marcos 9, 11, etc.). Mas vendrá pobre y humilde montado en asnillo. He aquí un rasgo que los rabinos debieron reconocer cuando se cumplió al pie de la letra el Domingo de Ramos, en que los discípulos y los creyentes en las profecías lo aclamaron Rey de Israel (véase Mateo 21, 5-9; Marcos 11, 10; Lucas 19, 38; Juan 12, 13), si bien por tan pocas horas (cf. Lucas 16, 16; Mateo 16, 14-21 y nota). Es, por lo demás, imposible encontrar otra realización que haya ocurrido (de estos oráculos), puesto que después del destierro los judíos no han tenido ningún otro rey legítimo, más que el Mesías. Su reino iba a ser un reino de paz, por lo cual no venía montado en un caballo como los reyes conquistadores. Cf. Isaías 62, 11 y nota; Ez. 23, 6 y nota. En cuanto al rechazo de Jesús como Pastor de Israel (cf. 6, 12 s.) lo vemos en el capítulo 11, 10. Es de notar que en un principio los israelitas por mandato del Señor no usaban carros de guerra ni caballos, sino que confiaban en el auxilio que Dios les había prometido (Deuteronomio 17, 16). Ese ideal será restablecido por el Mesías, rey de paz (Isaías 2, 2-4; 11, 6 ss.; Ezequiel 34, 25; Oseas 2, 18). Véase especialmente Miqueas 5, 9-13 donde se encuentra una predicción igual. Desde un mar a otro: El reino del Mesías será universal. Cf. Salmo 71, 8. El río (Éufrates). Véase Isaías 7, 20; Miqueas 7, 12; Ezequiel 47, 13 ss. y nota.
¡Alégrate con alegría grande, hija de Sión! ¡Salta de júbilo, hija de Jerusalén! He aquí que viene a ti tu rey; Él es justo y trae salvación,
(viene) humilde, montado en un asno,
en un borrico, hijo de asna. 10Destruiré los carros de guerra de Efraím, y los caballos de Jerusalén, y será destrozado el arco de guerra; pues Él anunciará la paz a las naciones; su reino se extenderá desde un mar a otro, y desde el río hasta los términos de la tierra. Triunfo de Israel
11 ▼▼11. La sangre de tu alianza: Alusión a la alianza del Sinaí (Éxodo 24, 8). Si bien Israel se ha mostrado infiel y más de una vez rompió el pacto (cf. 11, 9 y nota), la sangre de la alianza no ha perdido su valor, pues Dios es fiel. Por lo cual Él mismo se ocupa de librar a los cautivos del lago. La fosa sin agua, simboliza a Babilonia.
En cuanto a ti, en virtud de la sangre de tu alianza, sacaré a tus cautivos de la fosa sin agua, 12 ▼▼12. La fortaleza es Jerusalén. Dios se dirige a los prisioneros que no han extinguido la lámpara de la esperanza de volver a su tierra, y promete a Sión doblados bienes (cf. Isaías 61, 7), o sea, la porción de primogénito; porque al primogénito le toca doble herencia (Deuteronomio 21, 15-17) e Israel es el primogénito entre los pueblos (Éxodo 4, 22).
¡Volveos, oh cautivos, a la fortaleza, llenos de esperanza; hoy mismo prometo que te daré doblados bienes. 13 ▼▼13. Judá será el arco; Efraím (representante de las diez tribus) el carcaj lleno de flechas, y Sión la espada en la mano del Señor que los usará como armas contra los enemigos, de los cuales se mencionan especialmente los griegos (cf. Daniel 8, 20), lo cual, como dice Fillion, se supone que se cumplió en los tiempos de los Macabeos, sin perjuicio del sentido mesiánico de la profecía.
Tomo a Judá como arco tendido, y a Efraím lo pongo como saeta en el arco, y despertaré a tus hijos, oh Sión, contra los hijos tuyos, oh Grecia; y te emplearé como espada de héroe. 14 ▼▼14. La lucha de Dios por los pueblos se describe en forma poética. Las saetas son los relámpagos (Salmo 17, 15; 76, 18). El mismo Señor tocará la trompeta que da la señal para el combate y se lanzará sobre los enemigos como un huracán del Mediodía, esto es, del desierto (Isaías 21, 1; Oseas 13, 15). Sobre la trompeta véase Éxodo 11, 13; Levítico 23, 24; I Tesalonicenses 4, 16 y notas.
Aparecerá sobre ellos Yahvé, y saldrán como rayos sus saetas; Yahvé, el Señor, tocará la trompeta, y marchará entre los torbellinos del Austro. 15 ▼▼15. Las huestes de Dios devorarán a los enemigos como un león y hollarán las piedras de la honda, lo cual significa la impotencia de las huestes adversarias que “serán bajo los pies (de los judíos) tan inofensivas y desdeñables como las piedras de la honda que erraron el tiro y yacen en tierra como un camino sobre el cual se puede pasar”. Se embriagaran, ebrios de la sangre de los enemigos, los vasos de libación y los ángulos del altar recuerdan el rito de los sacrificios. Los sacerdotes recogían la sangre de las víctimas en tazones y rociaban con ella los cuernos del altar de los holocaustos (Éxodo 29, 12; Levítico 4, 18 y 25).
Yahvé de los ejércitos los protegerá como escudo; y ellos devorarán, y hollarán con los pies las piedras de la honda; beberán con alboroto, como (embriagándose) de vino, y quedarán llenos como vaso de libación, como los ángulos del altar. 16 ▼▼16. Como piedras de una diadema, que brillan sobre la tierra, es decir, como cosa preciosísima, porque representa la salvación espiritual del pueblo de Dios, las “ovejas del pueblo suyo”.
En aquel día Yahvé, su Dios, los salvará, como ovejas del pueblo suyo; porque serán como piedras de una diadema, que brillarán sobre su tierra. 17 ▼▼17. Termina este hermoso capítulo con una pregunta que expresa la admiración del profeta al contemplar en éxtasis a su pueblo así glorificado por su Dios. El trigo hará florecer, etc. “Manera llena de gracia y delicadeza de prometer a los judíos ricas cosechas y abundantes vendimias. Es evidente que solo en sentido acomodaticio se puede aplicar este pasaje a la santa Eucaristía y a sus felices frutos” (Fillion).
¡Qué felicidad la de ellos! ¡Qué hermosura! El trigo hará florecer a los jóvenes, y el vino a las doncellas.
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